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Traición y venganza: Red Bull salta por los aires con una absurda defensa a Verstappen
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SE COMPLICA LA SITUACION

Traición y venganza: Red Bull salta por los aires con una absurda defensa a Verstappen

Lejos de apaciguarse las aguas después de que el actual campeón mundial no obedeciera las ordenes de equipo en Brasil, las explicaciones ni convencen ni mejoran la situación

Foto: El volcán generado en Brasil entre Checo Pérez (izqda) y Max Verstappen (dcha) está lejos de apaciguarse. (Reuters/Leonhard Foeger)
El volcán generado en Brasil entre Checo Pérez (izqda) y Max Verstappen (dcha) está lejos de apaciguarse. (Reuters/Leonhard Foeger)

Caos en Red Bull por culpa de un chocante comunicado oficial. Vayamos por partes, recopilemos todos los antecedentes antes de pasar a analizar el texto. Empecemos por la pregunta que hace el equipo a Max Verstappen, cuando ha desobedecido una orden clara previa de dejar pasar a Checo, si no conseguía pasar a Fernando Alonso: “¿Qué ha pasado Max?” Y el neerlandés, lejos de dar una disculpa típica del estilo de "calculé mal", "pensé que podría adelantar a Fernando", etc. contesta desafiante al equipo diciendo que “ya lo habían hablado y que no iba a volver sobre el tema”. Acto seguido, Checo Pérez, muy disgustado ante la falta de compañerismo de Verstappen, suelta como si le saliera del alma un demoledor "esto demuestra el tipo de persona que es". El incendio ya había comenzado y las declaraciones de ambos al bajarse del coche, lejos de rebajar el tono y restar importancia, echaron más y más gasolina al fuego.

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Esto no son especulaciones. Es algo que todo el mundo ha podido ver y escuchar. No hace falta entrar a debatir si es justo o correcto que el equipo pidiera a Verstappen que cediera el paso a Pérez. Los hechos son que Max, a pesar de ser ya campeón del mundo, no cedió unos valiosos puntos para que su equipo y su compañero lograran un subcampeonato de enorme valía para ambos. Max desobedeció una orden y con sus declaraciones cuestionó la autoridad de sus jefes. Todo lo ocurrido después parte de ese principio. Por tanto, quizá lo mejor sea analizar párrafo a párrafo los detalles e incongruencias del comunicado oficial de Red Bull acerca de este asunto.

Un comunicado desconcertante.

“Como equipo cometimos algunos errores en Brasil. No previmos la situación que se dio en la última vuelta y no acordamos una estrategia para esta situación antes de la carrera”. Se empieza pidiendo perdón y luego la excusa de no haber acordado una estrategia previamente es rematadamente mala. Sigamos. "Lamentablemente, Max solo fue informado en la última curva de devolver a la posición (a Checo) sin tener la información necesaria. Esto puso a Max, que siempre ha sido un hombre de equipo abierto y limpio, en una situación comprometida con poco tiempo para reaccionar”. Caso claro de ‘excusatio non petita, accusatio manifesta”. Mal asunto el recordar cuando no viene al caso la honestidad de Max como competidor, pero peor hacerlo cuando su voz por la emisora no fue un 'me habéis avisado tarde' o similar. Max dejó cristalino que con razón o sin ella, no obedeció la orden porque no le dio la gana.

“Después de la carrera, -prosigue el comunicado-, Max habló abierta y honestamente, permitiendo a ambos pilotos resolvieran sus problemas o inquietudes pendientes. El equipo acepta el razonamiento de Max, la conversación fue un asunto personal que permanecerá privado entre el equipo y no se harán más comentarios”. ¡Y tan abierto y honesto!, habría que decir. Quedó cristalino que había rencores no sanados en el cuerpo de Max por hechos pasados, delatando que hablábamos de una venganza y no de un error. Los eufemismos no evitan confirmar que hay una guerra soterrada dentro del equipo y de paso evidencian hasta qué punto Verstappen se siente dueño y señor del equipo. La recogida de cable de ese "el equipo acepta el razonamiento de Max", deja claro que allí (de momento) manda él y que a Christian Horner y Helmut Marko no les ha quedado otra que agachar la cabeza.

Pero ahora viene una indignación que suena un poco impostada, porque estando de acuerdo en rechazar los insultos y la toxicidad en redes, no hay que olvidar tampoco que nada hubiera pasado si en primer lugar Max Verstappen hubiera obedecido la orden que recibió de su equipo. Un piloto tiene siempre que obedecer, crea o no estar acertado. Mal asunto si se acepta que un piloto haga las cosas según su criterio, pero, peor aún que no esconda sus rencores y desvele cuestiones que puedan resultar terriblemente dañinas para la reputación e imagen de su equipo. Y si lo hace, porque lo cree apropiado, toca apechugar también con las consecuencias.

placeholder Ni Max Verstappen, ni su padre Jos, ni nadie de su entorno ha desmentido las graves acusaciones lanzadas por Tom Coronel en la TV holandesa (REUTERS/Ricardo Arduengo)
Ni Max Verstappen, ni su padre Jos, ni nadie de su entorno ha desmentido las graves acusaciones lanzadas por Tom Coronel en la TV holandesa (REUTERS/Ricardo Arduengo)

Hablan quienes más tienen que callar

Así seguía el comunicado: “El comportamiento abusivo hacia Max, Checo, el equipo y sus respectivas familias es muy impactante, triste y desafortunadamente, es algo que, como deporte, tenemos que afrontar con deprimente regularidad. No hay lugar para ello en las carreras o en la sociedad en su conjunto y es algo que tenemos que mejorar. Al final del día esto es un deporte, estamos aquí para competir. Las amenazas de muerte y los mensajes de odio son deplorables. Valoramos la inclusión y queremos un espacio seguro para que todos trabajen y disfruten de nuestro deporte. El abuso debe detenerse”. Totalmente lógica la denuncia sobre la toxicidad en las redes sociales. Tan cierto como que la mecha se ha prendido desde dentro de su casa, no desde fuera.

Fue la madre de Max Verstappen, Sophie Kumpen, la que lanzó un mensaje en redes (que luego borró) acusando gravemente a Checo Pérez de hacer trampas en la pista y en su matrimonio. Fue Tom Coronel, el filtrador por excelencia del reino Verstappen, el que lanza la acusación del choque deliberado de Checo Pérez en la clasificación de Mónaco. Fueron los propios Verstappen, padre e hijo, los que en ningún momento desmintieron todo lo dicho por Coronel. Unas acusaciones que abren un melón de impredecibles consecuencias si se inicia una investigación por parte de la FIA (Federación Internacional de Automovilismo). Es decir, el entorno de Max tiene todo el derecho a sentirse indignado por actuaciones pasadas de Checo, pero si deciden airearlas públicamente, luego tienen que asumir las consecuencias de lanzar acusaciones de tamaña gravedad.

Max Verstappen no ha lavado unos supuestos trapos sucios dentro de su casa. Actuando de esta forma, el neerlandés ha desautorizado a sus jefes públicamente, ha puesto en una situación delicada a su equipo y se ha autoinfligido un daño tremendo a su imagen, quien sabe si irreparable. Porque todo el mundo pudo ver las innumerables ocasiones que Checo ha trabajado para él. Su egoísta mensaje deja claro que se puso por delante del equipo, (justo lo que dijo por cierto Christian Horner, en caliente al acabar la carrera). Cuando pisas a la gente desde tu cumbre, todos los agraviados te estarán esperando para devolvértela. Y una imagen de gran campeón embarrada quizá ya para siempre.

Caos en Red Bull por culpa de un chocante comunicado oficial. Vayamos por partes, recopilemos todos los antecedentes antes de pasar a analizar el texto. Empecemos por la pregunta que hace el equipo a Max Verstappen, cuando ha desobedecido una orden clara previa de dejar pasar a Checo, si no conseguía pasar a Fernando Alonso: “¿Qué ha pasado Max?” Y el neerlandés, lejos de dar una disculpa típica del estilo de "calculé mal", "pensé que podría adelantar a Fernando", etc. contesta desafiante al equipo diciendo que “ya lo habían hablado y que no iba a volver sobre el tema”. Acto seguido, Checo Pérez, muy disgustado ante la falta de compañerismo de Verstappen, suelta como si le saliera del alma un demoledor "esto demuestra el tipo de persona que es". El incendio ya había comenzado y las declaraciones de ambos al bajarse del coche, lejos de rebajar el tono y restar importancia, echaron más y más gasolina al fuego.

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