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Cinco cosas que jamás deben pasar en una carrera y ocurrieron en el GP de Japón
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UN FIASCO DECEPCIONANTE

Cinco cosas que jamás deben pasar en una carrera y ocurrieron en el GP de Japón

La Fórmula 1 tiene que hacer una seria reflexión sobre lo acontecido en el circuito de Suzuka. En juego está la credibilidad del deporte y hay situaciones que no se pueden repetir

Foto: Hay muchas cosas a revisar del pasado GP. (Reuters/Kim Kyung-Hoon)
Hay muchas cosas a revisar del pasado GP. (Reuters/Kim Kyung-Hoon)
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Lo que podía haber sido una carrera épica y memorable, para los anales de la Formula 1 a nivel deportivo, terminó con un regusto amargo que no satisfizo a nadie y abrió muchas heridas. La inmensa mayoría de los aficionados no quieren ver accidentes graves. Sin embargo, para estos los pilotos también son héroes puestos a prueba ante situaciones extremas e inalcanzables para el común de los mortales. Por ello, se necesita una urgente revisión en los procesos y la reglamentación de forma inexcusable.

Es recurso fácil caer en la demagogia acudiendo a la seguridad como prioridad absoluta. Pero tampoco puede ser el subterfugio permanente para evitar asumir responsabilidades y que se acabe desnaturalizando una competición. Las carreras son diferentes a otras modalidades deportivas precisamente por el factor riesgo. En todos los circuitos británicos reza una leyenda de precaución en la puerta de acceso que dice: 'Motor racing is dangerous'. Sus aficionados, quizá los más expertos y concienciados en seguridad del planeta, saben perfectamente adonde vienen.

Foto: Gasly, en la accidentada salida. (Reuters/Kim Kyung-Hoon)

Es inevitable simpatizar con Carlos Sainz sobre su peligrosa situación tras su accidente en la primera vuelta. El madrileño hizo, prudentemente, un llamamiento a la dirección de carrera para que tomara la mejor decisión posible en aras de la seguridad de los pilotos. Insinuó que en esas condiciones no se podía correr y que, a menos que la pista se secase lo suficiente, era una temeridad reanudar el gran premio. En parecida sintonía opinaron otros directores de equipo como Andreas Seidl, de McLaren, que sugirió incluso la posibilidad de cancelar la carrera, advirtiendo de la dificultad de combinar la lluvia con la actual generación de monoplazas. Antes de cancelar, cabría quizá la opción de preguntarse si hay opción de hacer las cosas de forma diferente.

Esta filosofía de valorar posibles alternativas antes que cancelar una carrera en mojado cuestiona cinco situaciones que no debieron producirse en el Gran Premio de Japón y que, sin embargo, ocurrieron. Especialmente, cuando se centra todo el foco en la responsabilidad de la Federación Internacional de Automovilismo, aunque el radio de culpa y de búsqueda de soluciones excede bastante de su territorio.

placeholder Quizá debería haber comenzado la prueba con salida neutralizada detrás de un 'safety-car' y no en parado. (EFE/Franck Robichon)
Quizá debería haber comenzado la prueba con salida neutralizada detrás de un 'safety-car' y no en parado. (EFE/Franck Robichon)

Peligroso comienzo de carrera en agua

Desde un punto purista es preferible una salida tradicional, en parado, bajo condiciones de lluvia. Quizá sea un peaje inevitable acostumbrarse a salir detrás de un 'safety-car' en mojado. Pero siempre será mejor situación que tener a 100.000 personas esperando, caladas hasta los huesos, y a millones de espectadores sin saber a qué atenerse detrás de sus pantallas. Y si el problema es el riesgo de 'aquaplaning', como le sucedió a Carlos, se obliga a toda la parrilla a arrancar con neumáticos de lluvia extrema y no dar libertad de usar intermedios, como fue el caso.

Presencia de una grúa en pista

Sin duda la situación más peligrosa, inconcebible e inaceptable de todo el gran premio. En el mismo circuito donde hace unos años perdió la vida Jules Bianchi. Fue garrafal el fallo de que Pierre Gasly se encontrara una grúa en pista sin tiempo apenas para reaccionar. Tanto, que podría considerarse un error de 'lost in translation'. En Japón muy poca gente habla inglés, el idioma utilizado por la dirección de carrera y en el que se emiten todas las órdenes a los puestos de control. No es disparatado pensar que ahí surgieran los fallos en la cadena de comunicación.

Cualquiera que sea la causa, la tecnología y los procesos están para evitar que un piloto y un coche rueden a toda velocidad con personal y maquinaria trabajando en pista. Incluso en el hipotético y dudoso caso de que todo fuera un error o imprudencia de Pierre Gasly, también sancionado, no es tan complicado hoy día dotar de medios que eviten el posible fallo humano.

placeholder Hubo momentos en que la espera a que se secara la pista se hizo eterna. (Reuters/Issei Kato)
Hubo momentos en que la espera a que se secara la pista se hizo eterna. (Reuters/Issei Kato)

Media hora de carrera robada

Tampoco se justifica que la carrera quedara reducida escasos 35 minutos sobre su hora y media de duración. Se podría haber reanudado mucho antes, obligando a los pilotos a partir con neumáticos de lluvia extrema como medida de precaución extrema. Dirección de Carrera solo dio luz verde a la reanudación cuando confirmaron que la pista ya no tenía posibilidades de 'aquaplaning', ni que las cortinas de 'spray' que levantaban los coches fueran muy grandes. Si con los coches actuales la cortina de agua es excesiva, habrá soluciones más perfeccionadas que los guardabarros de toda la vida, para minimizar ese peligroso spray. Todo, antes que cancelar directamente.

La desprotección de los comisarios

Después de la polémica con Michael Masi en 2022, se comprende que un director de carrera o los comisarios deportivos no quieran meterse en líos. La selva de las redes sociales provoca una desmedida agresividad pública, y puede influir en su ánimo al tomar decisiones que puedan volvérseles en contra. Las jaurías virtuales atacan incluso cuando se acierta, como en el caso de la adjudicación de puntos a Max Verstappen, que le convirtió en campeón mundial, o la inmediata sanción a Leclerc. Los equipos y pilotos no ayudan, porque estos ataques indiscriminados surgen casi siempre desde sus particulares frustraciones.

placeholder La FIA, Liberty, equipos y pilotos tienen que trabajar unidos en lugar del bochorno vivido de repartirse culpas. (EFE/Ronald Wittek)
La FIA, Liberty, equipos y pilotos tienen que trabajar unidos en lugar del bochorno vivido de repartirse culpas. (EFE/Ronald Wittek)

La urgencia de trabajar unidos

El Gran Premio de Japón fue el epítome de la situación actual, donde las culpas y reproches vuelan por el aire y nadie asume la parte del problema que le toca. Desde Liberty a medios de comunicación, pasando por pilotos y aficionados, las miradas acusadoras se dirigen hacia la FIA. Aunque su cuota de responsabilidad es indudable, los reglamentos surgen (o así debería ser) de un consenso entre todas las partes afectadas. No se trata solo de criticar a la FIA, sino de hacer un ejercicio serio de los deberes que le corresponde al resto de partes implicadas. Urge es que lo visto en Japón no se vuelva a repetir.

Lo que podía haber sido una carrera épica y memorable, para los anales de la Formula 1 a nivel deportivo, terminó con un regusto amargo que no satisfizo a nadie y abrió muchas heridas. La inmensa mayoría de los aficionados no quieren ver accidentes graves. Sin embargo, para estos los pilotos también son héroes puestos a prueba ante situaciones extremas e inalcanzables para el común de los mortales. Por ello, se necesita una urgente revisión en los procesos y la reglamentación de forma inexcusable.

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