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El enigma de Juanjo Cobo y la figura del "impresentable" Matxín (según Carlos Sastre)
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"A veces pienso cosas raras"

El enigma de Juanjo Cobo y la figura del "impresentable" Matxín (según Carlos Sastre)

El cántabro nunca quiso ser ciclista profesional, su talento le obligó a ello. Matxín fue su gran valedor desde joven. Los valores anómalos encontrados en su sangre pueden deberse a la EPO

Foto: Juanjo Cobo, durante la Vuelta 2011 (Reuters).
Juanjo Cobo, durante la Vuelta 2011 (Reuters).

'El Bisonte', como se le conocía popularmente a Juanjo Cobo por su golpe de pedal, estuvo cerca de no ser una realidad en el pelotón. Para el cántabro el ciclismo no era suficiente estímulo. Él nunca quiso ser ciclista de grandes números, grandes carreras o gran palmarés. Al contrario, quería ser cocinero, algo tan sencillo como eso. Fantaseó con ponerse manos a la obra tras los fogones, pero algo le empujó definitivamente a labrarse su futuro encima de una bicicleta: su talento. Innato, algo que no se trabaja, se tiene. Juanjo Cobo estaba destinado a hacer cosas interesantes para el deporte de este país y, aunque en un principio fue así hasta que llegó la UCI este pasado jueves y le culpó de tramposo, nunca fue suficiente. Su cabeza, un enigma sin resolver para muchos, siempre jugó en su contra.

Los grandes entendidos, aquellos que habían visto sus progresos desde pequeño y no se sorprendieron de su hazaña en la Vuelta a España, esperaban más, pero la fragilidad mental del de Cabezón de la Sal le privó de mejores resultados. "Siempre fue rival de nuestro equipo. Conozco muy bien a su familia, son todos grandes deportistas, tanto del ciclismo como del atletismo. Debido a ello, Juanjo era un auténtico portento. Cuando se escapaba no había quien le pillara. Casi todas sus carreras las ganaba así, huyendo hacia delante. Mis chicos lo tenían bien controlado, pero cuando ponía la moto era difícil pararle. Su pisada era buenísima y por el País Vasco recuerdo que completaba unas exhibiciones impresionantes", afirma José Mantilla, director del Club Ciclista Besaya (conocido como Bathco) y de la Vuelta Ciclista al Besaya, una de las más exigentes y populares en categoría junior. Por allí han pasado todos los ciclistas nacionales que se han visto, se ven y se verán en televisión, incluido un Cobo que por aquel entonces competía con el Club Ciclista Udías. "A esas edad, con 17 ó18 años, ya se le veían altibajos emocionales que fueron a más cuando pasó a amateur", explica.

Matxín, su valedor

El peculiar carácter del cántabro, que desconectaba a menudo y no se cuidaba lo suficiente, generaba dudas. Su paso por las inferiores del ciclismo fue exitoso, pero el salto al amauterismo era un reto más exigente. En este nivel se decide todo: los que progresan y avanzan al profesionalismo o los que terminan por echar el pie a tierra para reinventarse en otros sectores. La competencia es bárbara, pero Joxean Fernández 'Matxín' (ahora mánager del UAE - Team Emirates) confió en él y le dio la oportunidad de su vida. Cobo, a fin de cuentas, es un ciclista esculpido con paciencia por el vasco, que si por algo se ha caracterizado siempre es por confiar en la cantera. Matxín rara vez habrá fichado de oídas, siempre se ha personado él mismo en el terreno para comprobar a las perlas que se tejían en las prósperas zonas norteñas de España. Dirigió a Óscar Freire en el Pinturas Banaka y cuando cogió las riendas del Saunier Duval amateur no lo dudó y se llevó con él a Cobo.

placeholder Juanjo Cobo, en el podio de Cibeles tran conquistar la Vuelta a España. (EFE)
Juanjo Cobo, en el podio de Cibeles tran conquistar la Vuelta a España. (EFE)

Bajo su mando 'El Bisonte' consiguió destacar y, una vez Saunier Duval decidió crear un equipo profesional en 2004 para dar salida a los corredores que había ido forjando, el vasco le llamó de nuevo a filas. Tres años de vacío fueron demasiados para un corredor que había pasado de ser protagonista a no terminar algunas carreras. Cobo se planteó dejarlo, pero Matxín le animó a seguir intentándolo. Le costó, pero su ansiada victoria acabaría llegando por fin en 2007. Fue en la Vuelta al País Vasco, su zona fetiche. Se adjudicó dos etapas y la general. Al año siguiente, en 2008, entraba segundo en la décima etapa del Tour de Francia (Pau-Hautacam), pero meses después saltó la noticia: Leonardo Piepoli, su compañero de equipo, había dado positivo. Le correspondió la victoria. Al curso siguiente, con el hombro magullado por una dura caída y con el deseo en mente de ser electricista, ganó en otra grande, la Vuelta Ciclista a España, al imponerse en la decimonovena etapa con final en La Granja. Antes le había comido la tostada a Alberto Contador en plena Vuelta a Castilla y León.

Sus dotes no pasaron desapercibas para Eusebio Unzué, que le contrató inmediatamente para el Caisse d'Epargne (actual Movistar). Su función: convertirse en un hombre imprescindible para Alejandro Valverde y luchar por la general de una gran vuelta. "Es una gran oportunidad estar aquí, me siento muy afortunado", comentó el cántabro en su presentación con el equipo. Al final, ni una cosa ni la otra, su participación fue un absoluto desastre. "Empezó más o menos normal, pero al final no estaba ni para correr, no podíamos contar con él", dijo en su momento José Luis Jaimerena, director del equipo, a 'El Mundo'. Y es que el ciclista se abandonó por completo, descuidando su alimentación y sus horas de entrenamiento. "No tengo aficiones, salvo Internet y la tele. Seguramente por eso, porque estoy mucho en casa, me da por comerme más la cabeza y pensar cosas raras", resumió el ciclista en 2010, cuando de nuevo se planteó dejarlo todo y emprender una nueva vida.

"No me creo nada de Matxín, es una persona que vende humo, no me interesa"

No obstante, Matxín volvió al rescate y el indómito corredor fichó por el 'señalado' Geox - TMC, heredero del antiguo Saunier Duval, patrocinio que la empresa retiró en cuanto se concretaron los escándalos del anteriormente mencionado Piepoli y también de Riccardo Ricó, pues ambos consumieron la sustancia CERA (estimulante de EPO) en el Tour de 2008. Bajo este nuevo nombre -antes tuvo otros- Cobo volvió a sentirse ciclista y allí coincidió con todo un campeón del Tour de Francia como Carlos Sastre, que cursaba su último año como profesional y no guarda un buen recuerdo de quien fuera su último director. "Matxín es un impresentable. Estuve con él un año y todavía me debe dinero. No me creo nada ni de Matxin ni de Mauro Gianetti (mánager general de la estructura) [...] Matxín es una persona que vende humo, no me interesa. Cuando tú tienes un contrato firmado y luego no lo cumple...no le tengo ningún aprecio porque no es honrado", respondió el corredor al ser preguntado sobre su figura. Y es que la empresa Geox decidió romper su vinculación con el equipo a final de esa temporada, circunstancia que sorprendió a los corredores, que se quedaron en la estacada, también al mismo Cobo que acababa de renovar su contrato.

Sastre se muestra muy afectado por la noticia que la UCI hizo pública este jueves: "Me he quedado completamente flipado. No había escuchado nunca nada antes y que esto salga ocho años más tarde me sorprende una barbaridad. No sé exactamente qué ha pasado. No me lo acabo de creer, de Cobo no", señala el abulense a este medio. "Tuve la suerte de correr ese año con él. Es un gran tipo, una gran persona. Al inicio de la temporada no estaba en su mejor momento. Recuerdo que aquel año, después del Giro, coincidí con él en el Tour de Austria y en el Tour de Eslovenia y tuvimos tiempo para hablar largo y tendido. El tío poco a poco se empezó a motivar y a creer en él. Yo le conocía desde el 2008, cuando ganó la Vuelta al País Vasco. Su resultado en aquella Vuelta a España ante Froome no me sorprendió porque ya conocía su calidad y estaba concentradísimo después de su paso por el Caisse. En teoría Menchov partía como líder del equipo, pero Cobo llegó tranquilo, muy sereno y con confianza. Yo mismo le eché una mano para que ganara. Ahora me entero de esto y no sé ni como reaccionar", apunta.

placeholder Froome entra en la meta de Peña Cabarga, por detrás, un exhausto Cobo. (EFE)
Froome entra en la meta de Peña Cabarga, por detrás, un exhausto Cobo. (EFE)

El cuatro de septiembre, bajo una densa niebla, Cobo daba un golpe encima de la mesa y se imponía en una de las cimas más terroríficas del ciclismo mundial: el Angliru. Su victoria en esa decimoquinta etapa, en la que arrancó a pie de puerto para dejar atrás a un jovencísimo Froome y también a Bradley Wiggins, jefe absoluto del Sky, le permitió vestirse con una prenda roja que no soltó hasta Madrid. Cobo aguantó a Froome en Peña Cabarga días después con mucho sufrimiento y ganó la ronda por unos escasos 13 segundos de margen. "Estábamos casi siempre juntos, cuando se puso de líder tras el Angliru la prensa le acosaba, como es lógico, y le dije que se saliera de ahí y se metiera en su burbuja porque tenía una oportunidad muy grande de hacer historia. Le dije que no se empeñara en ser el tío más guay del planeta tierra con los periodistas", expresa Sastre. "Yo no he visto de Juanjo nada raro, en las habitaciones tampoco, por eso me sorprende todo esto ahora. Es un palo durísimo y no me termina de entrar en la cabeza. ¿Que pueda salpicar todo esto a otros corredores? No lo sé, pero desde luego a mí no. Sé como he conseguido las cosas a lo largo de mi carrera, y ha sido siempre a base de esfuerzo e insistencia".

"Ya estuvo en la picota"

Ocho años después de su meteórico ascenso al olimpo de ilustres, la UCI considera al de Cabezón de la Sal, tras haber analizado su pasaporte biológico con nuevas técnicas de laboratorio, culpable de haber violado las reglas. Posiblemente, de haberse inyectado EPO. Las anomalías detectadas en su sangre datan de los ejercicios comprendidos entre el 2009 y el 2011. Los reanálisis se pueden acometer hasta diez años después de la recogida de las muestras, según la normativa mundial.

La decisión, pese a que puede ser apelada por el corredor en el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), le dejará casi con total seguridad sin la preciada ronda patria. "No sé si estaba mal aconsejado en esa Vuelta o qué. Tuvo ese momento brillante, ganándole en el mano a mano a Froome, pero no sé por qué motivo habrá salido ese positivo", se pregunta abatido José Mantilla. "Desgraciadamente, su victoria siempre estuvo en duda por los aficionados, no tanto para los que le conocemos de verdad y sabemos de su calidad. Estuvo en la picota y ahora, ocho años después, ha vuelto a salir todo esto. Una pena", sentencia. "Personalmente me afecta esto, no te voy a engañar, es un palo porque pones todo tu esfuerzo al servicio de una persona para que logre un sueño y luego...estoy en shock", zanja Sastre.

Cobo, que tuvo una última oportunidad en Movistar, se retiró en 2014 tras un breve paso por el modesto Torku y desde entonces poco más se sabe de él. Ahora le toca escalar un nuevo 'Angliru', el de la justicia, si es que decide apelar una decisión que cuestiona su integridad y figura como deportista de élite. "Queremos que los hechos se esclarezcan y si alguien tiene que cumplir con sus responsabilidades, pues que lo haga", comentó a este medio Javier Guillén, director de la Vuelta a España. Hasta que se resuelva el caso por completo, Froome sigue sin figurar como ganador.

'El Bisonte', como se le conocía popularmente a Juanjo Cobo por su golpe de pedal, estuvo cerca de no ser una realidad en el pelotón. Para el cántabro el ciclismo no era suficiente estímulo. Él nunca quiso ser ciclista de grandes números, grandes carreras o gran palmarés. Al contrario, quería ser cocinero, algo tan sencillo como eso. Fantaseó con ponerse manos a la obra tras los fogones, pero algo le empujó definitivamente a labrarse su futuro encima de una bicicleta: su talento. Innato, algo que no se trabaja, se tiene. Juanjo Cobo estaba destinado a hacer cosas interesantes para el deporte de este país y, aunque en un principio fue así hasta que llegó la UCI este pasado jueves y le culpó de tramposo, nunca fue suficiente. Su cabeza, un enigma sin resolver para muchos, siempre jugó en su contra.

Joxean Fernández Matxin UCI Chris Froome
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