Francis Ford Coppola: "Tengo el don de poder ver el futuro, pero nadie me hace caso"

"Todos tenemos un don. El mío es poder ver el futuro, solo que nadie me cree". Con estas palabras arrancaba su intervención Francis Ford Coppola en la primera jornada del World Business Forum Madrid 2023 (WOBI), uno de los mayores eventos del management mundial, del que El Confidencial es media partner oficial. "Tengo el síndrome del personaje de Casandra, que veía el futuro, pero nadie la creía. Es el único don que tengo, junto con el de la imaginación y el de trabajar duro". Con estas palabras cargadas de significado despejaba cualquier pretensión personal de considerarse buen director de cine, un título que no dudó en colgar a su propia hija, la también cineasta Sofía Coppola, o a Roman Polanski, quien, "a pesar de hacer lo que hizo, es un gran director".

No se percibía humildad en el tono de su voz. Como genio del cine y maestro de actores, cautivó a los presentes con sus ideas sobre el pasado, el presente y el futuro de nosotros, la especie humana (un término al que colocó el adjetivo de "extraordinaria" hasta en ocho ocasiones), y también aprovechó para contar alguna anécdota sobre sus rodajes más célebres y los momentos de su vida más complicados. Entre ellas, la que más sorprendió a los presentes fue cómo convenció a Marlon Brando para que interpretara el papel más mítico de su carrera.

"Brando venía de hacer Queimada, que había sido un fracaso a pesar de ser una película buenísima", espetó Coppola. "Y el director de por aquel entonces de Paramount me puso tres condiciones para que estuviera: que superara una prueba, que pusiera un depósito de un millón de dólares por él y que trabajara gratis. Yo le dije que aceptaba, por supuesto, y llamé a Brando diciéndole que quería hacer un experimento con él para explorar un personaje". Así pues, el director y ganador de seis Oscar viajó hasta la residencia del actor con un equipo reducido de casting. "Les dije que era muy sensible al ruido y solía llevar tapones, así que debíamos ser como ninjas para no molestarle".

El betún de Brando

"Cuando vio a los cámaras ya sabía lo que estábamos tramando", prosiguió Coppola. "Traje artículos italianos, un poco de provolone y salami... para que jugara con ellos. Entonces, dobló los cuellos de su camisa y cogió un poco de betún para los zapatos, repartiéndose por el pelo. Por aquellos años llevaba una melena rubia, así que lo hizo para teñirse de manera improvisada. Entonces, empezó a hablar como el personaje de Vito Corleone. Y no podía parar. Llamaron por teléfono y continuaba con esa voz y esos gestos que hace en la película. Cuando regresé a Nueva York para mi cita con Paramount, le puse el vídeo al productor e inmediatamente supo que Brando debía hacer la película".

"Yo lancé la carrera de Lucas y Scorsese porque eran como hermanos, la gente que me ayudaba cuando empecé a hacer películas"

Una de las constantes de las películas de Coppola es el concepto de familia. Algo por lo que le preguntó el moderador de la conferencia, ya que además de ser un gran director de cine, el estadounidense también ha sido un mecenas de una gran familia de cineastas, desde George Lucas hasta Steven Spielberg, en lo que se conoce como el Nuevo Hollywood de los años setenta. "Todos los directores de cine son unos pelotas entre ellos", admitía, no obstante, a la hora de hablar de sus compañeros de profesión. "Yo lancé la carrera de Lucas y Scorsese porque eran como mis hermanos, la gente que me ayudaba cuando empecé a hacer películas. Y a ellos no les gusta su cine, sino todo el cine en general. Son personas que me hacen pensar en el ser humano como una criatura extraordinaria".

La gran familia humana

Muchos de los minutos de su speech fueron dedicados a desentrañar la obra de David Graeber, el antropólogo anarquista tristemente fallecido hace tres años. A tenor de sus buenas palabras hacia él y su obra, este ensayista fue quien mejor supo exponer el significado de "familia humana" que ha seducido a Coppola durante toda su vida y su carrera. "Graeber habla de que el concepto de deuda es de hace 5.000 años, cuando en realidad el dinero es un invento de hace apenas 700", sostuvo el director. "La deuda social es mucho más antigua, y es la que contraemos con nuestros padres o abuelos por habernos cuidado y enseñado todo cuando éramos pequeños. Los seres humanos se empezaron a desplazar de manera conjunta porque creían que alguien ajeno debía enterrar a los miembros de su propia familia. Así comienza la solidaridad humana".

"Sería una tragedia que la gente con talento permitiera que la falta de escrúpulos de determinadas personas destruyera el mundo"

"Graeber nos enseñó que durante el 75% de toda nuestra historia hemos estado gobernados por consejos igualitarios de hombres y mujeres en los que no había ningún palacio o castillo, es decir, la mayor parte de todo nuestro tiempo histórico adoptamos las decisiones que mejor convenían a nuestro grupo de manera conjunta y punto", musitó. "Esto demuestra que nuestro destino como seres humanos es trabajar hombro con hombro para guiar nuestros pasos hacia la resolución de problemas y buscar el mayor beneficio mutuo".

Coppola completó su intervención afirmando que "es difícil pensar ahora en otras historias que no sean las verídicas, las que se están produciendo ahora mismo, por desgracia, en Ucrania y Oriente Medio". Y también recordó que el ajedrez cambió para siempre cuando la reina Isabel la Católica decidió dar más importancia a la pieza que encarnaba su posición dinástica, haciendo un guiño a la necesidad de que las mujeres cada vez estén más integradas en los altos cargos de las cúpulas empresariales.

"Soy muy optimista", concluyó el director de cine. "Somos demasiado extraordinarios como para permitir que nuestros hijos no puedan tener acceso al jardín del Edén, creo que debemos empezar a tomarnos en serio lo que somos capaces de hacer, entre nosotros y con otras criaturas. Hemos aprendido a manipular la naturaleza, el genoma humano... Hemos enviado sondas a Marte y podemos salvar el coral marino. Somos genios y sería una tragedia que la gente con talento permitiera que la estupidez y la falta de escrúpulos de determinadas personas destruyeran el mundo".

El resto de la jornada: el caso Wah

Nada más salir del escenario entre sonoros aplausos, apareció Miguel Deparamo, CEO de Music Has No Limits y del espectáculo Wah, de gran éxito en todo el globo. "No todo el mundo tiene la oportunidad de hablar después de alguien como Coppola", admitió, nervioso pero ilusionado de poder contar a los asistentes su historia. "Cuando empecé a tocar el piano, tenía que compatibilizarlo con otros trabajos. En aquellos momentos, quería ser el mejor pianista de todo el mundo. Pero me crucé con otra persona que me cambió la vida, Juanjo Peso, cofundador de Music Has No Limits".

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Ambos desarrollaron la idea de lo que actualmente es el Wah, "un show musical de distintos géneros enfocado a los congresos empresariales para convenciones disruptivas", como él mismo lo definió. "Lo presentamos en 2015 en el Lincoln Center de Nueva York, y el espectáculo funcionó. A partir de ahí, empezaron a salirnos cerca de 120 eventos al año por todo el mundo. Queríamos un show que pudiera estar abierto los 365 días del año para que las empresas celebraran convenciones y el público disfrutara. Ahora, con solo un año, ya hemos amortizado la inversión del Wah, lo que nos parece un éxito para una compañía de teatro tan joven".

Por el escenario del World Business Forum Madrid 2023 también desfilaron Nava Ashraf, economista del comportamiento y profesora de la London School of Economics (LSE), quien habló del concepto del capital altruista; Jean Oelwang, presidenta de Virgin Unite, que se dedicó a explicar la necesidad de introducir el factor humano para construir mejores relaciones laborales entre los empleados, y Jon McNeill, expresidente de Tesla Motors, que contó anécdotas de su experiencia de éxito al ser la mano derecha de Elon Musk en los periodos más disruptivos de la empresa puntera en la automoción.