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'Judas y el mesías negro': un infiltrado en las Panteras Negras
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'Judas y el mesías negro': un infiltrado en las Panteras Negras

Nominada a seis Oscar, este 'thriller' político dirigido por Shaka King se estrena este viernes en Amazon Prime Video, Google Play, Apple TV y otras plataformas previo pago

Foto: Daniel Kaluuya es Fred Hampton, líder de las Panteras Negras en la película de Shaka King. (Amazon Prime)
Daniel Kaluuya es Fred Hampton, líder de las Panteras Negras en la película de Shaka King. (Amazon Prime)

"¡Yo soy un revolucionario! ¡Yo soy un revolucionario!", grita Fred Hampton, interpretado por Daniel Kaluuya, frente a un público entregado. "Puedes asesinar a un libertador, pero no puedes matar una liberación. Puedes asesinar a un revolucionario, pero no puedes matar a la revolución. Y puedes asesinar a un luchador por la libertad, pero no puedes asesinar la libertad". Para Hampton, vicepresidente de Las Panteras Negras, no era difícil intuir su futuro: en los convulsos años 60, en plena guerra por los derechos civiles, los principales líderes de la lucha afroamericana acabaron con más de una bala en el cuerpo. Malcolm X murió en 1965, Martin Luther King en 1968 y Estados Unidos se levantaba día sí, día no, con el obituario de un activista en la portada. Si Spike Lee ha sido pionero en recuperar la historia de la América negra para el cine, ahora sus discípulos continúan con ese trabajo en el que entretenimiento y política son indisociables, entre ellos Shaka King, director de capítulos de las series 'High Maintenance' y 'Shrill'.

En su segundo largometraje —su ópera prima, 'Newlyweds' se estrenó en 2013—, King devuelve al presente la época más virulenta de la lucha por los derechos civiles a través de la figura de Hampton, a quien a finales de los años 60 el FBI retrataba como un pelígro público: J. Edgar Hoover calificó a las Panteras Negras como "la mayor amenaza interna para la seguridad de Estados Unidos". Precisamente, el personaje de Hampton aparece en una trama secundaria dentro de 'El juicio de los siete de Chicago', de Aaron Sorkin, drama político nominado también a seis Oscar en esta edición, los mismos que la película que nos ocupa.

Casi como el reverso de 'Infiltrado en el KKKlan' de Lee, 'Judas y el mesías negro' parte de la historia real de Bill O'Neal (interpretado por LaKeith Stanfield), un ladrón de coches afroamericano, sin demasiado compromiso con la lucha de su comunidad, a quien el FBI conmutó sus penas a cambio de actuar como informante dentro de las Panteras Negras. La presentación de O'Neall es gloriosa y está llena de humor y de ideas: vestido como un agente del FBI, el protagonista intimida a un grupo de afroamericanos enseñando una placa de agente federal. Pero al tiempo se descubre que la placa es falsa y que O'Neall no es más que un tipo listo que sobrevive al margen de la ley. Sin embargo, 'Judas y el mesías negro' nunca llega a profundizar bien en el personaje de Bill, a pesar de que es el que sufre un mayor arco de transformación, y el carisma del resto de personajes acaban comiéndose demasiado al papel principal.

placeholder LaKeith Stanford y Jesse Plemons en 'Judas y el mesías negro'. (Amazon)
LaKeith Stanford y Jesse Plemons en 'Judas y el mesías negro'. (Amazon)

En el primer encuentro entre O'Neill y el agente Roy Mitchell (Jesse Plemons), ya queda claro que, en un momento marcado por las tensiones raciales, encontrar a un joven negro sin implicaciones políticas es casi un milagro. "¿Qué sentiste cuando murió Malcolm X? ¿Y cuando murió el Dr. King?", le pregunta Mitchell para tantear a su potencial infiltrado. Porque el protagonista es un superviviente del que nunca se ha planteado cuestiones metafísicas más allá de sobrevivir al margen de la ley.

En contraposición, la figura de Hampton, un joven que no duda en entregar su cuerpo a la revolución, un activista de verbo incendiario que se aprende de memoria los discursos de King y que es capaz de movilizar incluso a quien es reacio a ello. Kaluuya llena de personalidad y carisma a un personaje que, por otro lado, no tiene demasiada tacha moral: es inteligente y discursivo y, dentro de la violencia admitida en un contexto en el que los grupos de liberación se veían desde un prisma hasta romántico, O'Neill prefiere la palabra, llama a la cordura e, incluso, dialoga y entiende la opresión de otros grupos poblacionales: en una escena, el dirigente de las Panteras Negras interviene en una reunión de blancos sureños —con bandera secesionista desplegada en el estrado— y comprende la opresión de otros blancos, pobres, iletrados y explotados.

placeholder Otro momento de 'Judas y el mesías negro'. (Amazon)
Otro momento de 'Judas y el mesías negro'. (Amazon)

Al mismo tiempo que O'Neill investiga la asociación a cambio de dinero, buenas cenas y de evitar la cárcel, el joven va comprendiendo la importancia de la lucha colectiva. Comienza a ver con otros ojos los abusos que cometen las autoridades contra sus compañeros por el hecho de ser negros y socialistas. Si bien no se oculta el carácter violento de la lucha de las Panteras, sí que contrastan los objetivos y los métodos de quienes se suponen que están dentro del sistema y los que están fuera. A J. Edgar Hoover lo interpreta un Martin Sheen tan caracterizado como siniestro. Hoover le pregunta a Mitchell qué opinaría si su hija pequeña, de apenas ocho meses, llevase un negro a casa en un futuro. Para él es una cuestión de supervivencia de la raza blanca. Para él, la comunidad afroamericana, quiere erradicar a la buena gente blanca trabajadora y temerosa de Dios. Y, aunque parezcan dos retratos maniqueos, estudiando la biografía y la trayectoria de ambos no parece que disten mucho de la realidad.

King consigue, primero, imprimir un ritmo de 'thriller' que bebe de la mano de Scorsese. No sobreexplica, utiliza las elipsis y las sorpresas de forma muy inteligente y consigue atrapar al espectador y no soltarlo en ningún momento. El director consigue relacionar también el contexto social del momento con la realidad actual, porque 50 años más tarde las tensiones raciales y la brutalidad policial vuelven a estar a flor de piel. Y tanto él como su coguionista Will Berson no solo se preocupan de retratar el papel de las mujeres (doblemente emancipadas por cuestión de etnia y de género), sino que también comprende los conflictos particulares de aquellas mujeres: ¿es compatible la maternidad con la lucha activa?

placeholder Otro momento de la película. (Amazon Prime)
Otro momento de la película. (Amazon Prime)

Critica el 'terrorismo de Estado' que a la vez impide y azuza los levantamientos sociales, al mismo tiempo que reivindica la figura determinante en la historia de la cultura negra norteamericana, King domina los códigos de la imagen para construir un relato tan político como emocionante. Sin la beligerancia de Spike Lee, eso sí, porque lo que sabemos seguro es que, desde los años 60, la militancia se ha quedado algo descafeinada.

Foto: Fotograma de 'Monster hunter'.
Foto: 'Nomadland'.

"¡Yo soy un revolucionario! ¡Yo soy un revolucionario!", grita Fred Hampton, interpretado por Daniel Kaluuya, frente a un público entregado. "Puedes asesinar a un libertador, pero no puedes matar una liberación. Puedes asesinar a un revolucionario, pero no puedes matar a la revolución. Y puedes asesinar a un luchador por la libertad, pero no puedes asesinar la libertad". Para Hampton, vicepresidente de Las Panteras Negras, no era difícil intuir su futuro: en los convulsos años 60, en plena guerra por los derechos civiles, los principales líderes de la lucha afroamericana acabaron con más de una bala en el cuerpo. Malcolm X murió en 1965, Martin Luther King en 1968 y Estados Unidos se levantaba día sí, día no, con el obituario de un activista en la portada. Si Spike Lee ha sido pionero en recuperar la historia de la América negra para el cine, ahora sus discípulos continúan con ese trabajo en el que entretenimiento y política son indisociables, entre ellos Shaka King, director de capítulos de las series 'High Maintenance' y 'Shrill'.

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