'High Life': un filme de ciencia ficción tan maravilloso que parece del espacio exterior

Aunque nunca ha llegado a ser realmente conocida en España, Claire Denis ha sido una presencia permanente en el circuito cinematográfico internacional desde su primer largometraje, 'Chocolat' (1988), y gracias a títulos posteriores como 'Beau Travail' (1999), 'Una mujer en África' (2010) y 'Un sol interior' (2017). Y su prestigio está ligado en buena medida a su capacidad para sorprender; su más reconocible sello de estilo, además de su talento narrando puramente con imágenes y dotándolas de una sensualidad y un misterio avasalladores, es el desdén que muestra por todo lo trillado.

A la francesa, en otras palabras, las convenciones del cine de ciencia ficción le importan un comino. Y, por eso, aunque sobre el papel 'High Life' es su película más accesible hasta la fecha —la historia transcurre en una nave espacial y la protagoniza Robert Pattinson—, se trata de una obra tan intencionalmente críptica que, al verla, muchos espectadores se sentirán engañados. Allá ellos.

Para entender qué tipo de película es 'High Life', realmente no hay más que fijarse en los trajes espaciales que visten sus personajes. Generalmente, el vestuario que se luce en el interior de vehículos como el Enterprise y el Nostromo está elaborado con material elegante e impermeable, que protege a quienes lo visten del vacío. Los atuendos ideados por Denis, en cambio, están hechos de algodón tosco, y no evocan lo que entendemos por futurismo sino el tipo de idea del futuro que se tenía hace 40 años. Son humanos, terrenales y viscerales, como casi todo lo demás en la nave.

De inmediato queda claro que el espacio, sumado al encierro, daña la frágil cordura de los tripulantes

En la primera secuencia conocemos a Monte (Pattinson), un astronauta que se encarga del mantenimiento de la nave, aparentemente desierta, y de cuidar de su bebé. No tardamos en comprender que son los últimos supervivientes de una tripulación que, según se nos explica a través de un largo 'flashback', se componía mayormente de convictos enviados al espacio para estudiar la producción de energía que un agujero negro genera. Asimismo, de inmediato queda claro que el espacio, sumado al encierro, daña la ya de por sí frágil cordura de los tripulantes; y sin duda eso contribuye a explicar que la única figura de autoridad a bordo, una doctora interpretada por Juliette Binoche, empiece en un momento dado a llevar a cabo experimentos de fertilidad con los reos.

En una secuencia especialmente surrealista, la científica se sienta a horcajadas sobre una silla gigante con consolador incorporado y se masturba con vehemencia circense. Para entonces ya ha quedado claro que 'High Life', como 'Under the Skin' y 'Aniquilación', es ciencia ficción que empieza y termina en el cuerpo humano. Los fluidos anatómicos son una presencia constante e ineludible a bordo —sangre, semen, leche materna—, y no están ahí solo para epatar; cada uno de ellos está imbuido de su propia connotación emocional, sea esta dolor, odio, liberación o vulnerabilidad.

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¿Y qué hay de la película en su conjunto? ¿Cuál es su significado? Resulta tentador considerarla ante todo una alegoría sobre el hecho cinematográfico mismo, por todas las alusiones visuales, narrativas y temáticas que hace a la idea de creación y porque el agujero negro al que se dirige la nave puede verse —al igual que el monolito de Kubrick y la Zona de Tarkovsky— como una representación misteriosa de la gran pantalla. Asimismo, habrá quien vea en ella una de las más bellas metáforas sobre la paternidad que se recuerdan. Y habrá quien pase un buen rato tratando sin éxito de descifrar sentidos ocultos hasta que finalmente se rinda y se deje hipnotizar por sus memorables imágenes. Es la opción recomendada. 'High Life', después de todo, es la primera película ambientada en el espacio exterior en mucho tiempo que realmente parece provenir de él.

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