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'Tres anuncios en las afueras': una madre cabreada contra los paletos
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'Tres anuncios en las afueras': una madre cabreada contra los paletos

En su tercer largometraje como director, Martin McDonagh se adentra en la América profunda de la mano de Frances McDormand, en una historia muy del estilo de los Coen

Foto: Frances McDormand, en 'Tres anuncios en las afueras'. (Fox)
Frances McDormand, en 'Tres anuncios en las afueras'. (Fox)

Ebb, en inglés, significa muchas cosas, y ninguna de ellas buena. Entre ellas, decadencia. Pero en Ebbing, un pequeño pueblo ficticio del Medio Oeste de Estados Unidos, no puede haber decadencia, porque el estatismo no deja que nada se mueva ni hacia abajo ni hacia arriba. Un lugar en el que nunca pasa nada, donde la privacidad es una cuestión colectiva y las estructuras sociales se mantienen fijas, incuestionables y resistentes frente a cualquier aire de cambio, como el proverbio del junco pero al contrario. El problema es que, cuando pasa algo, el junco se rompe. Y ese algo, aquí, es la violación y el asesinato sin resolver de una adolescente del pueblo. Bienvenidos a Ebbing, el pueblo de los 'Tres anuncios en las afueras' y el gran triunfador de los últimos Globos de Oro.

Mildred Hayes (Frances McDormand) es la madre de esa adolescente asesinada. Han pasado varios meses, pero la policía de Ebbing no tiene ninguna pista para encontrar el responsable. Y, para Mildred, parece que tampoco intención de tenerla. Ante la pasividad de las autoridades, la mujer decide presionarlas colocando tres vallas publicitarias a las afueras del pueblo que acusan al jefe de policía, William Willoughby (Woody Harrelson), de no haber arrestado a nadie. Pero en un lugar en el que cuestionar la labor de las autoridades supone poner en duda los cimientos de América en sí mismos, la sublevación de Mildred enciende los comportamientos más represores y matonescos de la pequeña comunidad rural.

placeholder Frances McDormand protagoniza 'Tres anuncios en las afueras'. (Fox)
Frances McDormand protagoniza 'Tres anuncios en las afueras'. (Fox)

Con un sentido del humor amargo y afiladísimo, Martin McDonagh rescata en su tercera película como director —tras 'Escondidos en Brujas' y 'Siete psicópatas'— el gótico sureño de Carson McCullers y lo traslada al siglo XXI, aunque a veces no lo parezca. Aquí hasta al tonto del pueblo, en vez de orejas de burro, le dan una placa. Personajes extremos que se enfrentan en una escalada de violencia en defensa de sus creencias hasta llegar al delirio, que no dan su brazo a torcer y cuya obstinación se acaba volviendo en su contra.

Martin McDonagh rescata en su tercera película como director el gótico sureño de Carson McCullers

Y en este retrato del lado menos amable de la sociedad rural —en este caso del Medio Oeste americano, pero universalmente válido—, McDonagh no se deja llevar —exclusivamente— por el drama del asesinato y violación de una chica joven y el duelo de su madre, sino que como un heredero extraoficial de los hermanos Coen —aunque menos sutil—, no deja de subrayar lo absurdo y patético que puede llegar a ser el ser humano entregado a una espiral causa-consecuencia enloquecida y unos diálogos llenos de mala baba dignos de enmarcar.

placeholder Woody Harrelson y Sam Rockwell, en 'Tres anuncios en las afueras'. (Fox)
Woody Harrelson y Sam Rockwell, en 'Tres anuncios en las afueras'. (Fox)

Sobre todo, los que salen de la boca de Mildred, una madre coraje que aplasta como una apisonadora a cualquiera que se interponga en su camino hasta encontrar al asesino de su hija. Frances McDormand está demoledora sin apenas mover el rictus y apretando los dientes, en el papel de una mujer tan fuerte como para enfrentarse en solitario a todo el cuerpo policial de Misuri si hiciera falta, pero a su vez, en la intimidad, tan frágil para no saber cómo recomponerse en el dolor y seguir adelante junto a su hijo. Una lengua afilada como un bisturí para proteger un fondo que apenas se sostiene con un poco de celofán.

Una lengua afilada como un bisturí para proteger un fondo que apenas se sostiene con un poco de celofán

La película también habla sobre el duelo de una madre —en particular—, de una familia rota. Como la otra triunfadora de los Globos de Oro, 'Lady Bird', de Greta Gerwig, habla sobre las relaciones entre madres e hijas, siempre complejas. De intentar resarcir las equivocaciones del pasado. Y de la venganza. Aunque en este sentido, si bien los deseos de venganza tanto de Mildred como de la policía son los que llevan al pueblo al enfrentamiento, los personajes se acaban uniendo también gracias a ellos. Una elección de guion algo controvertida. Y también es una muestra de que una mala acción solo lleva a otra mala acción y que sin freno una sociedad del 'ojo por ojo' estaría abocada a la autodestrucción.

placeholder Rockwell y McDormand se han llevado el Goblo de Oro por sus papeles en la película. (Fox)
Rockwell y McDormand se han llevado el Goblo de Oro por sus papeles en la película. (Fox)

'Tres anuncios en las afueras' es la versión cercenada del título original: 'Tres anuncios en las afueras de Ebbing, Misuri'. ¿Demasiado largo? ¿Demasiado local? Cercenada, digo, porque obvia la importancia del propio pueblo como uno de los personajes; incluso como el principal antagonista de Mildred. Porque no son solo el jefe Willoughby, por no atrapar al asesino y dejarse llevar por la inercia, ni tampoco el agente Dixon (Sam Rockwell), racista, violento y paleto. Es todo Ebbing, que sigue resistiéndose al movimiento, sobre todo hacia delante.

placeholder Cartel de 'Tres anuncios en las afueras'.
Cartel de 'Tres anuncios en las afueras'.

'Tres anuncios en las afueras' no llega a ser redonda por culpa de forzar el engranaje del guion, pero es un ejercicio brillante de la pulla elevada a arte y del manejo virtuoso por parte del director de las emociones del espectador, que no puede estar desprevenido: la risa, en el momento más inesperado, se hiela por un hachazo más de la vida. Es un cine de relativos: aquí no hay superhéroes, aquí están todos jodidos. Pero la mejor forma de ganarle a la vida es jugando a su propio juego, al de la ironía.

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