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"'1984' es un libro misógino". ¿Y si la novela de Orwell hubiera sido escrita por una mujer?
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75 años de su publicación

"'1984' es un libro misógino". ¿Y si la novela de Orwell hubiera sido escrita por una mujer?

La estadounidense Sandra Newman firma una nueva (y aclamada) versión de la distopía del escritor británico narrada desde el punto de vista de Julia, el principal personaje femenino

Foto: La escritora estadounidense Sandra Newman. (Cristobal Vivar)
La escritora estadounidense Sandra Newman. (Cristobal Vivar)
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“Ahora es más actual que nunca”. Esa es la frase que se repite machaconamente desde hace 75 años respecto a 1984, la famosa distopía de George Orwell publicada en 1949.

No hay duda de que la novela anticipó conceptos hoy plenamente vigentes, como la omnipresente hipervigilancia por parte del Gran Hermano, la aniquilación del individuo, el lavado de cerebro, el peligro de los totalitarismos o el afán por reescribir la historia y la realidad. Sin embargo, hay algunos aspectos en los que el libro no ha envejecido nada bien…

La obra de Orwell (1903-1950) hoy chirría clamorosamente en el tratamiento que hace de las mujeres y en concreto de Julia, el principal personaje femenino, algo que muchas feministas llevan décadas denunciando. “Hoy es un libro cuya lectura resulta bastante difícil y perturbadora”, sentencia en ese sentido la escritora estadounidense Sandra Newman.

Julia es claramente la proyección de una fantasía masculina: una mujer con una disponibilidad sexual absoluta, pasiva y de desbordante alegría. “La azotaría hasta matarla con una cachiporra de goma. La ataría desnuda a un poste y la acribillaría con flechas como a San Sebastián. La violaría y le cortaría la garganta en el momento del orgasmo”, dice de ella Winston Smith, el protagonista de 1984, después de verla y cuando aún no ha cruzado una palabra con ella.

placeholder Portada de 'Julia', la versión de '1984' escrita por Sandra Newman.
Portada de 'Julia', la versión de '1984' escrita por Sandra Newman.

1984 es claramente un libro misógino; Winston Smith es sin ninguna duda un misógino, un incel. Pero lo que no está tan claro es si Orwell también lo era”, destaca Newman. Todo hace sospechar que al menos en los últimos años de su vida, justo aquellos en los que escribió 1984, el novelista británico se había convertido en un machista de manual. “Su mujer acababa de morir y él estaba enfermo. Le propuso matrimonio a varias mujeres, y todas le rechazaron. Se acabó casando con Sonia, a quien le propuso matrimonio diciéndole si quería convertirse en la viuda de un escritor famoso. Yo creo que cuando escribió 1984 el propio Orwell era un incel”, sentencia la escritora estadounidense.

¿Cómo sería esa novela si hubiera sido escrita desde el punto de vista de una mujer?

La respuesta está en Julia (Destino), la versión de la distopía de Orwell que Sandra Newman ha escrito metiéndose en la piel del personaje de ese nombre. Porque, a diferencia de otros autores cuyas obras han sido reescritas para adaptarlas a los tiempos actuales (léase desde Agatha Christie hasta Ian Fleming, pasando por Roald Dahl), los albaceas de George Orwell han decidido no tocar ni una coma de 1984. Muy inteligentemente, han optado por encargar a una reputada autora -léase Sandra Newman- que redactara una versión de 1984 desde el punto de vista de Julia. Y la escritora aceptó el reto. Al fin y al cabo, Newman ya se había zambullido antes en el género de la distopía con Un mundo sin hombres, una novela en la que planteaba cómo un día desaparecen de golpe de la faz de la tierra todas las personas con un cromosoma Y.

Julia es una novela vibrante que se mantiene fiel al espíritu de la original y al espantoso mundo creado por Orwell. Pero la de Newman también es una novela feminista en la que prevalece la óptica de las mujeres y que revela de manera descarnada lo que significa el cuerpo de las mujeres para el sistema que lidera el Gran Hermano: un mero dispositivo para traer hijos al mundo y dar placer a los hombres. No tener descendencia se considera una especie de crimen de estado, las mujeres promiscuas son perseguidas, muchas chicas son víctimas de abusos sexuales, existe un mercado de abortos ilegales y la menstruación es una enfermedad.

"Orwell fue un visionario, pero creo que lo que nunca imaginó es que acabaríamos abrazando de buen grado la hipervigilancia"

También en Julia las mujeres en general son más prácticas que los hombres y más hábiles a la hora de sobrevivir, algo que según Newman también ocurre la vida rea. “A las mujeres desde muy pronto se nos enseña a someternos a la humillación en situaciones de peligro. A los hombres, sin embargo, se les enseña lo opuesto. Es por eso por lo que las mujeres tenemos la capacidad de supervivencia más desarrollada”, destaca la escritora.

El libro de Sandra Newman es considerablemente más largo que el de Orwell (tiene 425 páginas, frente a las 350 del británico) y también tiene un final diferente que no vamos a reventar. Pero es un gran libro, como lo demuestra la avalancha de críticas elogiosas que ha recibido en los países donde ya ha sido publicado, empezando por Estados Unidos y Gran Bretaña. La autora de Julia destaca cómo en muchos aspectos Orwell fue un visionario al escribir 1984. “Sobre todo en lo de ser vigilados todo el tiempo, lo que dificultad la intimidad y la confianza y provoca aislamiento y amargura. Pero lo que creo que nunca imaginó Orwell es que acabaríamos abrazando de buen grado esa hipervigilancia”, asegura Newman mientras señala a su teléfono móvil. “Yo estuve mucho tiempo en Twitter y cuando decidí salirme me resultó muy difícil. A pesar de todo el odio que recibes en las redes sociales, a pesar de que hasta tus pautas de sueño se ven perturbadas, estamos ahí porque queremos recibir atención y porque de algún modo queremos estar vigilados, como en Gran Hermano”.

"En EEUU todos estamos infectados por el virus del odio, solo que odiamos a grupos distintos y nuestra furia se dirige a objetivos diferentes"

También la instigación al odio que Orwell plasmó en 1984 Newman la ve hoy en día. “El odio es una tendencia universal, es normal que un grupo se aglutine en contra de sus antagonistas, es el modo de sentirse seguro y unidos. Pero aunque es un fenómeno que siempre ha existido, hay periodos de la historia en los que esa tendencia es más fuerte, y ahora en Estados Unidos es fortísima. En Estados Unidos todos estamos infectados por el virus del odio, solo que odiamos a grupos distintos y nuestra furia se dirige a objetivos diferentes”, señala.

Sandra Newman considera en ese sentido que buena parte del éxito de Donald Trump radica en su capacidad de sembrar odio. "Busca dividir y eso es precisamente lo que le hace popular, porque la gente no quiere olvidar, no quiere perdonar a los que considera sus enemigos. La diferencia entre los demócratas y los republicanos es que los demócratas tratan de gobernar, mientras que los republicanos incitan al odio. Sé que es una simplificación, pero es bastante real".

La autora de Julia advierte también de que los métodos que emplean los autoritarismos hoy son mucho más sutiles que los que Orwell plasmó en 1984. “Los métodos hoy no son tan crudos como en 1984, son muchísimo más sofisticados, y el problema es que combatir esos métodos tan sofisticados es mucho más difícil. Esos métodos actuales por el momento no son tan mortíferos, pero de hacerse mortíferos sería casi imposible enfrentarse a ellos. Me refiero, por ejemplo, a métodos sofisticados para suprimir la libertad de expresión, a esos ejércitos de gente que en internet se dedican a acallar a personas”.

“Ahora es más actual que nunca”. Esa es la frase que se repite machaconamente desde hace 75 años respecto a 1984, la famosa distopía de George Orwell publicada en 1949.

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