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Tiros por la espalda y Dry Martinis: el Batallón Garibaldi que inspiró la taberna de Iglesias
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Tiros por la espalda y Dry Martinis: el Batallón Garibaldi que inspiró la taberna de Iglesias

A falta de una guerra y de unas brigadas de voluntarios, la lucha contra el fascismo serán unos cócteles en la nueva taberna del dirigente de Podemos en Lavapiés

Foto: Tropas del 2º Batallón Garibaldi montadas en camiones rusos 3HC, en el patio de Zarco del Valle en El Pardo. (Wikimedia commons)
Tropas del 2º Batallón Garibaldi montadas en camiones rusos 3HC, en el patio de Zarco del Valle en El Pardo. (Wikimedia commons)

Fue uno de los batallones clave de las recientes creadas Brigadas Internacionales en la Batalla de Madrid de noviembre de 1936. El Garibaldi, creado por un personaje que se hacía llamar Mario Nicoletti, y que en la noche del 11 de noviembre en el cine Monumental se presentó como la voz de los voluntarios de las brigadas internacionales, en aquel momento del "¡No pasarán!" y del "Madrid será la tumba del fascismo". Nicoletti encumbraba a Kléber como el general que había salvado a Madrid del fascismo.

Nicoletti se llamaba en realidad Giuseeppe Di Vittorio y había militado en varios partidos, pero en 1936 era comunista, cuenta el periodista Giles Tremlett en las Brigadas Internacionales (Debate): "Di Vittorio había escapado de la gran redada de dirigentes comunistas de 1926 a diferencia de su colega y filósofo Antonio Gramsci, que moriría consumido por las enfermedades que padeció durante una década en prisión (…) Al igual que Gramsci, Di Vittorio era consciente de la importancia de la publicidad y la propaganda. Creía a pies juntillas que había que convencer a la gente de que las Brigadas Internacionales eran la prueba material de que la izquierda del mundo podía unirse contra el fascismo".

Es indudable que Pablo Iglesias también conoce muy bien la importancia de la propaganda y la publicidad y que en Podemos se glorificó siempre a Gramsci. A falta de una guerra y de unas brigadas de voluntarios, la lucha contra el fascismo serán unos cócteles como el Dry Martini Durruti en la nueva Taberna Garibaldi en Madrid que abre Pablo Iglesias en Lavapiés el próximo martes y que cuya fórmula es imbatible a lo largo de los años, "tres partes de ginebra por una de martini", sólo consiguió mejorar Ian Fleming cuando su personaje James Bond sustituyó la ginebra por el vodka.

La fórmula de Iglesias reside en la de la publicidad de Gramsci: el nombre de (Buenaventura) Durruti al final del clásico cóctel. Aún no está del todo claro cómo a Durruti le pegaron un tiro por la espalda en el frente de la Ciudad Universitaria. Veremos también el precio, y si la taberna se pasa de la una de la madrugada, tal y como quería limitar Yolanda Díaz hace unos días. Igual vemos sutilezas donde no las hay, o igual están ahí a la vista de todos en una carta de cócteles.

Es indudable que Pablo Iglesias conoce muy bien la importancia de la propaganda y la publicidad y que en Podemos se glorificó siempre a Gramsci

La gestación del Batallón Garibaldi tiene su historia porque a diferencia de lo ocurrido en otros países, conformaba una alianza entre socialistas, comunistas y hasta republicanos, que además se había adelantado un tanto a la propia Comintern y su idea de las Brigadas Internacionales con la creación de una "legión antifascista italiana que estaría al servicio de la República española". A diferencia de Alemania, la realidad es que en Italia no existía una historia de enfrentamientos violentos entre socialistas y comunistas y colaboraban en el exilio desde 1934.

De hecho, para mantener el equilibrio, —con el que no todos los comunistas italianos estaban encantados— el batallón se convirtió en el único que dispuso de dos comisarios políticos principales: Amedeo Azzi, un alto cargo socialista, y el comunista Antonio Roasi, además del comandante republicano Randolfo Pacciard, también cuenta Giles Tremlett.

Tomaron el nombre de Batallón Garibaldi del mítico general, revolucionario y aventurero Giusseppe Garibaldi que tuviera un destacado papel en la lucha contra los borbones entre 1848-1862, para lograr la unificación de Italia, de sus estados y reinos entonces dispersos, aunque para eso tuviera que apoyarse en el rey Victor Manuel II de Saboya siendo en realidad republicano.

placeholder Giuseppe Garibaldi.
Giuseppe Garibaldi.

El personaje tiene un inconfundible perfil literario y romántico después de una biografía llena de aventuras: secuestrado por piratas turcos en su juventud, convertido en masón y guerrillero en América del Sur donde participó en las independencias de Uruguay, viajante incansable, a su vuelta a Italia participa en cambio en esa unificación con la idea de un estado central en Roma: incluso se planteó tomar El Vaticano y expulsar al papa aunque le detuviera entonces su aliado Victor Manuel II, verdadero artífice de la unificación. Una personalidad tan literaria que el propio novelista Alejandro Dumas, autor de Los tres mosqueteros o La máscara de Hierro, salió a ayudarle con un cargamento de armas, tal y como recordó Umberto Eco en El cementerio de Praga.

"En pocos días los Mil de Garibaldi (ya la voz pública los llamaba de este modo) derrotaban a los borbónicos en Calatafimi, aumentaban gracias a la llegada de voluntarios locales, Garibaldi se proclamaba dictador de Sicilia en nombre de Víctor Manuel II, y a finales del mes, Palermo estaba conquistada. Y Francia, ¿qué decía Francia? Francia parecía observar con cautela, pero un francés, ya más famoso que Garibaldi, Alejandro Dumas, el gran novelista, acudía a bordo de una goleta privada, la Emma, a unirse con los libertadores, también él con dinero y armas. En Nápoles, el pobre rey de las Dos Sicilias, Francisco II, ya temeroso de que los garibaldinos hubieran vencido en diferentes lugares porque sus generales lo habían traicionado, se apresuraba a conceder la amnistía a los detenidos políticos y a volver a proponer el estatuto de 1848".

Por si no evoca ya suficientemente la lucha contra los borbones, el Garibaldi en la Guerra Civil Española fue uno de los primeros batallones de extranjeros que hubo en la guerra, con bastante presencia, ya que se formó a partir de la centuria Gastone Sozzi, que ya existía incluso antes de que el comintern pensara en la creación de las Brigadas Internacionales, y que llegó a luchar a las afueras de Talavera de la Reina, por donde las tropas de Franco avanzaban ya raudas hacia Madrid, aunque luego se desviaran tomando el camino del Alcázar de Toledo, cambiando el curso de la guerra al permitir precisamente a las brigadas que se organizaran.

Como muchas otras cuestiones en la izquierda durante la Guerra Civil, los conflictos políticos fueron constantes en la Garibaldi

Según escribe Maurizio Disoteo sobre el libro de Mario Puppini, autor de Garibaldi in Spagna. Storia de la XII Brigata Internazionale nella guerra di spagna, "las dificultades vividas por la Brigada Garibaldi, como por las demás brigadas, no se debieron sólo a los problemas mencionados, sino que fueron causadas sobre todo por las diferentes líneas políticas de los partidos que habían contribuido a su constitución, en primer lugar entre los componente socialista y comunista y el republicano, pero en algunos casos también entre socialistas y comunistas. Estas diferencias, a veces incluso fuertes, fueron una de las razones de los frecuentes cambios en la cúpula de la Brigada, con continuos y contraproducentes cambios en la dirección".

Como muchas otras cuestiones en la izquierda durante la Guerra Civil, los conflictos políticos fueron constantes en la Garibaldi, en parte por su composición, si el primer comandante fue Randolfo Pacciardi, tras algunas valoraciones políticas cuestionables y una intolerancia personal, llegó a proponer en un momento dado la disolución de la Brigada. Posteriormente varios otros comandantes se turnaron con el líder republicano y lo mismo ocurrió con los comisarios políticos.

Los frecuentes cambios en el mando de la Brigada Garibaldi, como en otras, también se debieron, además de a los conflictos políticos, a las muertes y lesiones de las que fueron víctimas los comandantes y comisionados políticos; en su conjunto tuvieron un altísimo porcentaje de bajas, que alcanzó casi el 25% del personal. El Batallón Garibaldi es la metáfora del romanticismo revolucionario y aventurero, del antifascismo y de las cainitas luchas internas.

Fue uno de los batallones clave de las recientes creadas Brigadas Internacionales en la Batalla de Madrid de noviembre de 1936. El Garibaldi, creado por un personaje que se hacía llamar Mario Nicoletti, y que en la noche del 11 de noviembre en el cine Monumental se presentó como la voz de los voluntarios de las brigadas internacionales, en aquel momento del "¡No pasarán!" y del "Madrid será la tumba del fascismo". Nicoletti encumbraba a Kléber como el general que había salvado a Madrid del fascismo.

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