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Juan Mariné tiene 103 años, grabó el entierro de Durruti y este 2024 ha recibido el Goya de Honor
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Juan Mariné tiene 103 años, grabó el entierro de Durruti y este 2024 ha recibido el Goya de Honor

El histórico director de fotografía no acudió a la gala y en su lugar recibió el galardón José Sacristán quien dio las gracias a Mariné por conservar películas "que son patrimonio cultural español"

Foto: Juan Mariné, cedida por Rafael Toba.
Juan Mariné, cedida por Rafael Toba.

El actor José Sacristán recibió el Goya de Honor que este año recayó en el director de fotografía Juan Mariné, quien no acudió a la gala, debido a su edad (ya cumple los 103 años). Sacristán quiso agradecer la labor de Mariné durante sus décadas de trabajo dando "dignidad a rostros, nombres e historias". Mariné dijo, trajo a colación el actor, que su retina "era casi equivalente a una emulsión fotográfica". "Juan se dejó la retina en conservar películas y las películas forman parte de patrimonio cultural de este país", afirmó Sacristán criticando a "los indocumentados" que están en contra del trabajo en el cine.

Es un frío 23 de noviembre de 1936, plena Guerra Civil. Tan solo tres días antes ha fallecido el histórico anarquista Buenaventura Durruti, en un 20 de noviembre que, como una burla del destino, es una fecha particularmente relevante en la historia de nuestro país. Todo el mundo se congrega ante el cementerio de Montjuïc, llorando al revolucionario.

Un joven que no ha cumplido aún la mayoría de edad es el encargado de registrar para siempre, con su cámara, ese efímero instante de la historia. Sus imágenes todavía permanecen, como testigos mudos del pasado. Todos aquellos que se congregan ante el cementerio hace mucho tiempo que dejaron de existir, pero ese joven que lo registró todo con su cámara aún vive: es Juan Mariné (Barcelona, 1920), histórico director de fotografía de nuestro país, y hoy en día tiene 103 años.

Este año, Mariné recibe el Goya de Honor por su marcada trayectoria. Porque en estos casi 100 años no solo le ha dado tiempo a grabar el entierro de Durruti, sino también a dejar 140 títulos a sus espaldas, con trabajo tan diverso que abarca desde los años previos a la Guerra Civil hasta los años 90. También participó en grandes clásicos del cine español y ayudó a restaurar películas antiguas para la Escuela de la Comunidad de Madrid (ECAM) y la Filmoteca española desde mediados de los años 80 con una tecnología diseñada por él. Toda una vida consagrada al arte audiovisual que alcanza su reconocimiento máximo con este Goya.

Por primera vez, gracias a Rafael Toba, Mariné puede verse por una vez reflejado por la cámara y no detrás de ella. El cineasta le ha rendido homenaje con su documental Juan Mariné: entre luz y sombra, que este año podrá verse en RTVE. El documental comienza con un lúcido Mariné frente al mar, contando cómo guarda en su memoria aquella experiencia terrible que vivió en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer, hasta el punto de que llegó a preguntarse si el mundo sería siempre así. La vida de Mariné está marcada por la guerra, como la de cualquier niño de su generación.

Hoy en día, Mariné tiene 104 años y, gracias al documental de Rafael Toba, puede verse por una vez reflejado por la cámara y no detrás de ella

"Este es el verdadero comienzo de mi vida", explica Mariné en algún momento, hablando de su infancia. Sufrió en la niñez unas fiebres a causa de un tifus tan fuertes que no le dejaban dormir y le dejaron ciego del ojo derecho, como si se tratase de una profecía burlona de lo que sería el resto de su vida, con un ojo permanentemente cerrado y el otro atento al objetivo de la cámara. "No pensaba dedicarme al cine, pero no podía seguir viviendo de mis padres con 13 años" , (una frase que sin duda haría reír a cualquier treintañero actual que por cosas de la precariedad sigue viviendo en la casa paterna), lo que le llevó a aceptar pequeños trabajos.

placeholder Fotograma del documental del entierro de Durruti.
Fotograma del documental del entierro de Durruti.

En esas, un día tuvo que llevar una cámara a los Orphea —en los años 30 la mitad de las películas se rodaban en dichos estudios en Barcelona— porque unos franceses estaban grabando un filme, con tan mala (o buena) suerte que la cámara no funcionaba y ninguno de los presentes era capaz de adivinar qué demonios le sucedía. Mariné fue el que desenroscó la tapa y la arregló, y entonces no le dejaron irse a casa. "Me dijeron que me quedase y así hasta ahora", cuenta, con una sonrisa. No fue mal, teniendo en cuenta que existe hasta un formato de película llamado 'Mariné', en su nombre.

El documental recorre las distintas etapas de la vida de Mariné, unido siempre al cine. Aunque la Guerra Civil atravesó su adolescencia y su vida como una cicatriz, la industria cinematográfica no paró, con la creación de un cine revolucionario, anarquista y colectivo. Una época sin duda particular, en la que un jefe y un mozo podían cobrar lo mismo y en la que, como ayudante de cámara puesto que era muy joven, Mariné grabó imágenes tan impactantes como el ya mencionado entierro de Durruti, pues su muerte sobrecogió a toda la sociedad catalana.

También cuenta su paso por el frente y algunas de sus fotografías a personalidades tan míticas como Enrique Líster o la posterior supervivencia en el mencionado campo de concentración de Argelès. También se narra en menor medida otra especie de supervivencia, en este caso laboral, durante el franquismo, con la mancha en el expediente característica que supone haber trabajado antes para la República.

Es decir, el documental no es solo la vida de Mariné, sino la propia vida de España, las imágenes más destacadas de la historia de nuestro país, grabadas la mayoría de ellas por el director de fotografía.

placeholder Mariné fotografiado por Wenceslao Scyzoryk.
Mariné fotografiado por Wenceslao Scyzoryk.

Le pregunto a Rafael Toba de dónde surgió la idea de hacer un documental centrado en la vida de Mariné. Me cuenta que, por entonces, estaba haciendo otro, centrado en la Guerra Civil: "No le conocía en persona, pero llevo dedicándome al cine 30 años y había oído hablar de él como director de fotografía y conocía sus películas. Cuando estaba haciendo el documental sobre la guerra me enteré de que unos socios le habían entrevistado y cuando vi la entrevista me fijé en la facilidad con la que contaba las cosas. En 2019 hice unas colaboraciones con una periodista noruega sobre temas de la guerra civil y España, y surgió hacerle otra entrevista a Juan para publicarla en su periódico. Juan habla de una manera que lo transmite todo de manera cinematográfica, me di cuenta entonces de que estaba pidiendo hacer un documental sobre él".

"Tuvo maestros pero los superó a todos. En 2019 estábamos rodando y él le estaba explicando cosas de la cámara 4k a nuestro director de fotografía..."

El documental comenzó a grabarse en 2019, por lo que les pilló el COVID y las cosas se complicaron un poco. Hago unas cuentas rápidas: "Entonces, Mariné tenía casi 100 años cuando empezasteis a grabar". "Las imágenes son de esa época, sí", afirma Toba. Me cuenta que se centró en la Guerra Civil no solo porque estuviera haciendo el documental previo, sino porque la vida de Juan es tan larga y tiene tantas anécdotas que hay muchísimo material.

"Había que elegir porque si no tendríamos una serie de varios capítulos y era mucho dinero e inversión, y al final el documental lo hemos producido nosotros. Fíjate que su última película (La grieta) la rodó en el 89 y en esa época hizo muchas películas de ciencia ficción y efectos especiales. De hecho, trabajó mucho con Juan Piquer Simón, La grieta va de unas algas asesinas... es bastante curioso que una persona que ha rodado todo el cine español de pronto termine haciendo cine Z en sus últimos años. También hizo restauración de películas e inventos, como el formato Mariné que consiste en que le pedía a Kodak películas limpias sin troquelado y cambiaba la forma agujereándolas, así conseguía un tamaño cuatro veces mayor".

placeholder Una imagen de la Pasionaria visitando el frente, cedida por Rafael Toba.
Una imagen de la Pasionaria visitando el frente, cedida por Rafael Toba.

"Parece que nació para trabajar con una cámara, que le salía de natural", comento. Toba se ríe: "Es increíble, en cada película que hacía siempre descubría algo que se podía mejorar. Por ponerte un ejemplo: una de las últimas veces que le vimos, cuando tenía casi 100 años, venía de una reunión con unos coreanos que habían estado hablando de lentes de titanio, o sea, estaba con su edad a la última de cómo mejorar las lentes de titanio para rodar casi sin iluminación. Entonces estábamos rodando y él le estaba explicando cosas de la cámara 4k a nuestro director de fotografía... siempre ha estado a la última. Tuvo buenos maestros pero los superó a todos. La gata, que fue la primera película en color en nuestro país (de Cinemascope) es una pasada y es del año 56, todas las fotografías parecen cuadros de Van Gogh... es un dominio de la luz y el color increíble".

Grabó el entierro de Durruti, más de 140 películas e incluso tiene un formato de película a su nombre

Me interesaba saber dónde podían encontrarse las imágenes que conforman el documental, puesto que algunas como las de Durruti son patrimonio fundamental de la historia de nuestro país. Toba me cuenta que, muchas de ellas, al ser de la CNT en un momento que se solidarizaron los cines, siguen siendo suyas, pero como tiene un convenio con la filmoteca de Cataluña, esta es la heredera natural. El material grabado después de la guerra pertenece a la productora de Enrique Cerezo.

"Una cosa que me ha sorprendido bastante es que en el documental se habla de figuras que están perdidas en la actualidad, como la directora Rosario Pi Brujas que al parecer fue una figura muy importante antes de la guerra", comento. "El hecho de que el gran público no las conozca cuando, por ejemplo en Alemania todo el mundo sabe quién es Murnau, ¿crees que está relacionado con algo de la psique española, que no cuidamos lo nuestro, o que vivieron en un tiempo turbulento como es la guerra?".

Toba medita durante un momento: "Las dos cosas", señala, finalmente. "Principalmente, porque era una mujer, y es innegable que había una dosis muy grande de machismo que vino con el franquismo. En los 50 tenemos a Margarita Alexandre y también ha sido bastante olvidada porque se fue a Cuba. El régimen ha intentado borrarlas. Rosario Pi volvió a España, pero tuvo un restaurante y no volvió a dedicarse al cine. Yo diría que es una mezcla de ambas cosas". Habrá que hacer una excepción con Juan Mariné, por supuesto.

El actor José Sacristán recibió el Goya de Honor que este año recayó en el director de fotografía Juan Mariné, quien no acudió a la gala, debido a su edad (ya cumple los 103 años). Sacristán quiso agradecer la labor de Mariné durante sus décadas de trabajo dando "dignidad a rostros, nombres e historias". Mariné dijo, trajo a colación el actor, que su retina "era casi equivalente a una emulsión fotográfica". "Juan se dejó la retina en conservar películas y las películas forman parte de patrimonio cultural de este país", afirmó Sacristán criticando a "los indocumentados" que están en contra del trabajo en el cine.

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