Es noticia
'Una vida Bárbara': érase una vez el destape
  1. Cultura
series

'Una vida Bárbara': érase una vez el destape

La antigua vedette sigue dando material a las plataformas de vídeo, esta vez en primera persona

Foto: Bárbara Rey en 'Una vida Bárbara' (Atresplayer)
Bárbara Rey en 'Una vida Bárbara' (Atresplayer)

Cuenta Bárbara Rey en su serie autobiográfica (Una vida Bárbara, Netflix) que desde la Casa Real le pidieron una vez hacer una lista con los nombres de los actores y actrices más famosos de España, revelando al lado de cada estrellita patria su afinidad política. La Casa Real ofrecía una recepción y no quería que los artistas invitados fueran todos de izquierdas, ni que resultaran en su mayoría de derechas, sino una cosa proporcionada y representativa. Esto es, básicamente, lo único bueno que se dice del rey emérito en las casi cuatro horas de documental sobre la vida de la vedette.

La historia de Bárbara Rey es la historia de la España que saltó del guateque a la discoteca sin saber que de las discotecas se salía mucho más tarde. Es la historia del primitivismo democrático, los enjuagues laborales, el tabaco en la tele y los señores con querida. Bárbara Rey fue la querida de muchos hombres feos que, además, sólo le daban grandes problemas. Para alternar con Bárbara había que ser muy feo, y tener un papel crucial en la historia de España.

Una vida Bárbara recorre la vida de una chica de Murcia llamada María, tan sexy para la España de los años 70 que hubo que fundar todo un sub-género cinematográfico para saciar al país: el destape. Junto al cine quinqui, lo más alto a lo que ha llegado el cine español como documento sociológico es el destape.

placeholder Bárbara Rey en 'Palmarés', en imágenes de 'Una vida Bárbara'. (Atresmedia)
Bárbara Rey en 'Palmarés', en imágenes de 'Una vida Bárbara'. (Atresmedia)

Es bonito, viendo a Bárbara, ver la tele de aquellos años (el programa Palmarés), el cine de una década (Ozores), o ese Madrid con la Gran Vía iluminada por todas las perversiones. Hay una sensación de que entonces ponían las copas más cargadas que ahora. Bárbara Rey unía Madrid y Barcelona en una sola noche de futbolistas perdularios (tuvo un romance con Carles Rexach); y unía también a Barbra Streisand y a Fernando Rey. Su nombre, muy simpáticamente, se les ocurrió a ella y a sus consejeros jugando con todos los nombres que entonces decían algo, suponían glamour o éxito o daban que hablar. ¿Qué tal Bárbara por Barbra Streisand? ¿Y “Rey”, por Fernando Rey, ahora que hace películas en Hollywood? Así se escribe la historia; a lo tonto.

Bárbara Rey sale en su casa de Marbella y lo que mejor hace es callar. Como en la televisión recitativa de los años 70, donde sus intervenciones parecen tan preparadas que su voz va pisando la verdad de puntillas, en este documental la actriz y vedette calla justo cuando la cosa está a punto de escandalizarnos. Deja entrever, sugiere, se hace la inocente; da puñaladas sin hilo y puntadas sin sangre. Yo creo que miente algunas veces, y bien que hace. A lo mejor todavía puede hacerse otra serie sobre ella (ya van dos), que habrá que cobrar.

"A quien ha tenido mucho dinero, 'no poder dar de comer a los hijos' significa cosas distintas que para quien de verdad no puede darlos de comer"

En las gentes de provincias, o en algunas, se sigue este consejo: “Tú di siempre que eres pobre y, si alguna vez tienes mucho dinero, sigue diciendo que eres pobre”. Bárbara Rey nos habla de que no tenía para dar de comer a sus hijos cuando se queda sola con ellos. Vivían en una casa en La Moraleja. Poco después, se compra una casa en Boadilla. A los que han tenido mucho dinero, “no poder dar de comer a los hijos” significa cosas distintas que para los que de verdad no pueden dar de comer a sus hijos.

Una vida Bárbara incide, lógicamente, en la rijosidad desmandada de los hombres con poder en los primeros años de democracia, y durante décadas, sobre todo en el mundo del espectáculo. Productores metemano, cámaras que enfocan por vicio donde no deben, peticiones desvergonzadas y acoso sucesivo. Sin embargo, empieza señalando que el mejor hombre que conoció en su vida la actriz fue su padre, mientras que su madre “la maltrataba psicológica y físicamente”. Sobre una madre que pega a sus hijas, y las tortura mentalmente, se pasa aquí con bastante ligereza, opino.

placeholder Bárbara Rey, en 'Una vida Bárbara'. (Atresmedia)
Bárbara Rey, en 'Una vida Bárbara'. (Atresmedia)

Una decena larga de periodistas y familiares comparecen para acotar la verdad sobre Bárbara Rey. Hay un momento muy expresivo, cuando la hija de la actriz pide a su madre salir de la habitación para poder hablar libremente. “Voy a esperar a oír la puerta cerrarse”, dice la hija. Victoria Beckham no tuvo esa prevención. Luz Sánchez-Mellado, José Manuel Parada o Chelo García-Cortés están muy bien en sus intervenciones, con ese brillo en los ojos y esa fuerza en la voz del que realmente ese día no cree que haya nada mejor que hacer que participar en la serie de Bárbara Rey.

El único español guapo que rondó a nuestra diva fue Alain Delon.

Siempre que pasa algo, la culpa es mía”, afirma Bárbara cuando la cosa se pone complicada, e incluye ya al CNI, a Mario Conde y a no sé cuántos coroneles y espías. Hay gente guapa que tiene esa suerte: todo lo que pasa en un país es por su capricho.

Cuenta Bárbara Rey en su serie autobiográfica (Una vida Bárbara, Netflix) que desde la Casa Real le pidieron una vez hacer una lista con los nombres de los actores y actrices más famosos de España, revelando al lado de cada estrellita patria su afinidad política. La Casa Real ofrecía una recepción y no quería que los artistas invitados fueran todos de izquierdas, ni que resultaran en su mayoría de derechas, sino una cosa proporcionada y representativa. Esto es, básicamente, lo único bueno que se dice del rey emérito en las casi cuatro horas de documental sobre la vida de la vedette.

Series Series de Netflix
El redactor recomienda