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Venecia no cancela a Woody Allen y le da los mejores aplausos en años
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80ª mostra de venecia

Venecia no cancela a Woody Allen y le da los mejores aplausos en años

'Coup de chance', su nueva película, es aclamada por la crítica en el festival. Por su parte, David Fincher y Michael Fassbender también son muy bien recibidos con 'The Killer'

Foto: Woody Allen, presentando 'Coup de chance' en Venecia. (Mostra de Venecia)
Woody Allen, presentando 'Coup de chance' en Venecia. (Mostra de Venecia)

Hay que decirlo: el termómetro de los aplausos en la Mostra de Venecia carece del significado que tiene las ovaciones en Cannes. La autenticidad prima en el certamen italiano, a diferencia de la pose y algo de farsa que en los últimos años permea en el francés. Sin embargo, algo ha pasado esta mañana en la proyección de Coup de chance, la más reciente y esperada película de Woody Allen, que hace pertinente esta reflexión sobre los aplausos. Aclamaron su nombre en los créditos iniciales antes de ver el filme, y al final se produjo una ovación con muchos bravos.

Coup de chance llega a la Mostra de Venecia con una estela de chismorreo. Fue rechazada en el Festival de Cannes, a lo que se une la polémica que acarrea Allen desde hace varios años, al ser las acusaciones de abuso sexual por parte de su hijastra uno de los casos abordados por el movimiento #MeToo. Para el octogenario cineasta, los aplausos habían mermado en los últimos años, pero los escuchados hoy, tanto para el director de culto como para su filme, dejan claro dos cosas: que la cultura de la cancelación es intermitente y caprichosa, y que Coup de chance es una bien lograda película.

Los aplausos dejan claro dos cosas: que la cultura de la cancelación es intermitente y caprichosa y que Allen ha hecho una buena película

En España se va a llamar Golpe de suerte al primer filme de Allen completamente en francés y rodado en París, sobre un matrimonio de la alta sociedad, Fanny (Lou de Laâge) y Jean (Melvil Poupaud), en apariencia perfecto. En el fondo, Fanny se aburre por el entorno superficial y anodino, y por su esposo bastante controlador, pero, eso sí, adorable. Al aparecer fortuitamente Alain (Niels Schneider), un antiguo compañero de clase, Fanny inicia un romance con él, y esto desencadena una serie de situaciones.

Adulterio, deseo, muerte. "Son los grandes temas sobre los que giran los dramas", afirmaba Woody Allen en la rueda de prensa, donde fue recibido con una ovación de pie. Es evidente que está en su elemento en esta película sobre el concepto de la suerte y de las apariencias, recurriendo a recursos que tan bien domina: pulso en el ritmo, orgánicas situaciones de comedia —un gesto, una mirada o una palabra bastan— y un final realmente sorprendente.

Se reconocen el sabor y olor de Match Point en cuanto al entramado de infidelidad y deseos de "arreglar las cosas", pero también de la masculinidad tóxica, un concepto al que quizás Allen dé otro nombre a juzgar por la respuesta dada sobre este tema. Sencillamente, la evadió con un "antes interpretaba los personajes masculinos que escribía".

placeholder Lou de Laâge y Melvil Poupaud, en 'Coup de chance'.
Lou de Laâge y Melvil Poupaud, en 'Coup de chance'.

La voz y figura de Woody Allen han cedido al paso del tiempo, encorvado, con la mirada baja, se incorporaba solo cuando tomaba la palabra. Reconoce que está en la recta final de su vida, y asegura que todos estos años le ha acompañado la buena estrella. "Tuve padres adorables, buenos amigos, buenos hijos, nunca he estado en el hospital, no me ha ocurrido nada terrible, y espero que se mantenga así, aunque a esta hora es muy temprano", deja claro el respeto que le tiene a la fortuna relacionada y al futuro inmediato.

Con Coup de chance también ha tenido suerte, afirmaba, tanto en todo el proceso de realización, "con actores de gran nivel", como con la oportunidad de rodar esta historia. Dice que lo siguen llamando desde diferentes partes del mundo con intenciones de financiar algún proyecto suyo. Allen no tiene ningún reparo en irse con su música y cámara a otros países, como ya lo hizo en Inglaterra, España o Italia, y ahora a sus 87 años en Francia. Rodar en francés, a pesar de que no domina el idioma, afirmaba que no representó ninguna dificultad, al contrario; que el haberla hecho le hace sentir "como un genuino realizador europeo", tal como los que veía de joven y le dejaron una impronta.

Foto: Priscilla Presley (derecha) junto a Sofia Coppola y los dos actores del filme (EFE)

Los giros de la suerte son impredecibles e incontrolables, algo también aplicable a la muerte. "Es un mal trato", dice y nos reímos con esta y muchas de sus ocurrencias, que deja caer como un mago sacando conejos de un sombrero. Pero hasta que llegue la muerte, "lo mejor que puedes hacer es distraerte". Coup de chance ha sido una de las más acertadas distracciones.

Culto a Fincher

Seguimos con los aplausos. No terminaban de decir su nombre cuando la sala de ruedas de prensa reventó en ovaciones. Se trataba del celebrado director David Fincher. Pelo blanquísimo, barba entrecana de perilla, gafas de pasta, como el protagonista de The Killer, Fincher puede pasar desapercibido, pero es, a sus 61 años, todo un realizador de culto. The Killer era una de las películas más esperadas de la Mostra de Venecia, a juzgar por los aplausos, tanto después de la proyección de este domingo por la mañana como los de la rueda de prensa.

placeholder El director David Fincher. (Mostra de Venecia)
El director David Fincher. (Mostra de Venecia)

El director de Mank y creador de la serie Mindhunter dio detalles de este filme que tanto ha gustado, casi unánimemente; como que tuvo que adaptarse al calendario de carreras del actor-piloto de coches Michael Fassbender para que protagonizara la película. Y menos mal que se juntaron los astros, porque el actor irlandés-alemán se marca un retorno triunfal al cine.

Fassbender está impecable e implacable en su interpretación de este matón a sueldo que al fallar un encarguito se convierte en presa de otros cazadores. Spoiler: no se deja. Y emprende la búsqueda de quienes intentan eliminarlo. Basada en la serie de novelas gráficas de Matz (Alexis Nolent) y Luc Jacamon, Fincher hace despliegue de todo lo que sabemos que es capaz de hacer, con sangre a borbotones, persecuciones, ingenio criminal y oportunas dosis de humor.

Fassbender está impecable e implacable en su interpretación de este matón a sueldo que al fallar un encarguito se convierte en presa

Los espectadores metidos en la cabeza de ese asesino a sueldo, escuchando sus pensamientos ("la empatía es debilidad. La debilidad es vulnerabilidad") y su filosofía-mantra laboral ("mantén la concentración, apégate al plan, solo mata al objetivo, anticípate, no improvises, no confíes en nadie"), haciendo yoga y escuchando de su playlist "Trabajo" a The Smiths. Fassbender, imperturbable, más que cara de póker, es un frío asesino que cuando sale a la calle a comprar una hamburguesa con su sombrerito no inspira nada de miedo, al punto de pasar desapercibido.

En esto de ir por las calles como un parroquiano más, Fincher, bromeando, pero muy en serio, reveló sus más oscuras intenciones: "Mi esperanza es que después de ver esta película, la gente se ponga nerviosa por la persona que tiene detrás en la cola del súper". De manera que la próxima salida a comprar ya no sea igual.

Hay que decirlo: el termómetro de los aplausos en la Mostra de Venecia carece del significado que tiene las ovaciones en Cannes. La autenticidad prima en el certamen italiano, a diferencia de la pose y algo de farsa que en los últimos años permea en el francés. Sin embargo, algo ha pasado esta mañana en la proyección de Coup de chance, la más reciente y esperada película de Woody Allen, que hace pertinente esta reflexión sobre los aplausos. Aclamaron su nombre en los créditos iniciales antes de ver el filme, y al final se produjo una ovación con muchos bravos.

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