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La filosofía criminal de Woody Allen
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presenta en cannes su última película

La filosofía criminal de Woody Allen

El neoyorquino presenta fuera de concurso “Irrational Man”, una comedia de tintes negros en ambiente universitario que supone su mejor película en años

Foto: La actriz estadounidense Emma Stone, el director de cine estadounidense Woody Allen y la actriz estadounidense Parker Posey posan durante el pase gráfico de la película "Irrational Man" (EFE)
La actriz estadounidense Emma Stone, el director de cine estadounidense Woody Allen y la actriz estadounidense Parker Posey posan durante el pase gráfico de la película "Irrational Man" (EFE)

A primera vista, la nueva película de Woody Allen se presentaba como la enésima versión de comedia dramática sobre un profesor en plena crisis existencial que recupera su pasión por la vida al enamorarse de una alumna más joven. Quizá al propio cineasta le interesaba crear esta expectativa, porque uno de los alicientes de Irrational Man es su capacidad para sorprender con más de un giro narrativo.

Allen traslada esta vez la acción a un campus universitario en Newport, un contexto con muchos puntos en común con su universo habitual. Aquí llega el protagonista del film, Abe Lucas (Joaquin Phoenix), un profesor destinado, según uno de los personajes, a resultar “una inyección de Viagra en el departamento de filosofía”.

A Abe le precede la fama de hombre atormentado y al mismo tiempo eminencia en su campo, lo que despierta mucha expectación sobre todo entre las alumnas y las profesoras. La estudiante Jill (Emma Stone, que repite con Allen tras Magia a la luz de la luna) se queda fascinada ante lo que parece ser la encarnación viviente del mito del hombre maduro cargado de experiencias vitales que sin embargo se siente desencantado con el mundo. Woody Allen no se molesta en que el personaje de Abe se ajuste a esta imagen: Joaquin Phoenix ofrece un aspecto más bien desaliñado y en los pocos momentos en que le vemos dar clases no hace otra cosa que recurrir a las frases o teorías filosóficas más que conocidas. Pero cultiva la apariencia de veterano nihilista cuando en una fiesta con alumnos les sorprende a todos jugando a la ruleta rusa.

Abe empieza también una relación con Rita (Parker Posey), una colega que da clases en el departamento de química que espera escaparse con él a España. Un día, tras escuchar junto a Jill una conversación ajena sobre la actitud malvada de un juez, Abe encuentra por fin un motivo que da sentido a su existencia: urdir el plan perfecto para asesinar a ese magistrado a quien no conoce de nada.

A la manera de otros films recientes como Match Point, Allen recurre a Fiodor Dostoyevski para incorporar un dilema moral en la historia. Como el protagonista de Crimen y castigo, el profesor de filosofía se aferra a la idea de que eliminar a ciertas personas tóxicas contribuye a mejorar el mundo. Su plan introduce una trama criminal en una película que sin embargo no abandona ni un momento su aspecto de comedia ligera, ni tan siquiera desde una banda sonora que se configura a partir de animadas piezas de Ramsey Lewis. El personaje de Abe se va tiñendo de negro, y no solo adopta la moral de Raskolnikov sino también la de Leopold y Loeb, la infame pareja de criminales en la que se inspiró Alfred Hitchcock para La soga.

'Irrational Man' resulta un film más estimulante que sus últimas películas. A Allen le sienta bien incorporar una reflexión ética a partir de una premisa más propia de un film de Alfred Hitchcock

A pesar de esa realización plana, como si dirigiera con el piloto automático puesto, que caracteriza las últimas películas de Woody Allen y de volver a algunos de los temas recurrentes en estos últimos años, como la importancia del azar o el desencanto ante la vida, Irrational Man resulta un film más estimulante que la anterior Magia a la luz de la luna o muchas de sus películas de postales europeas. A Allen le sienta bien incorporar una reflexión ética a partir de una premisa narrativa más propia de un film de Alfred Hitchcock. Y mientras que el protagonista masculino abandona su crisis existencial para moverse hacia un lado mucho más oscuro, los dos personajes femeninos se salvan de la misoginia presente en la última parte de la filmografía del director, y resultan más maduros y positivos de lo habitual.

Humor distópico

Mientras que Woody Allen presentaba Irrational Man fuera de concurso, la competición también se ha visto salpicada de cierto humor negro gracias a Lobster, la nueva película de Yorgos Lanthimos. El director de Canino mantiene su querencia por la comicidad absurda en esta su primera producción rodada en inglés. El griego plantea una fábula distópica a doble cara. Nos encontramos en una sociedad totalitaria donde no se permite la existencia de personas sin pareja. Aquellas que, por las circunstancias que sea, se encuentran solas deben ingresar en un hotel donde tendrán la posibilidad de encontrar un nuevo cónyuge. Si no, acaban convertidos en animales. Entre las actividades del centro se encuentra la caza de “solitarios”, resistentes al emparejamiento que se refugian en el bosque.

Cuando el protagonista (un Colin Farrell que pocas veces ha estado tan convincente) consigue escapar y unirse a la resistencia, el panorama alternativo no resulta más optimista. Ha huido de una sociedad que no permite vivir solo para encontrarse con un colectivo que prohíbe las relaciones sentimentales. A pesar de ello, iniciará una historia de amor clandestina con una mujer de la resistencia (Rachel Weisz). Lanthimos vuelve a moverse en un terreno cercano por momentos al surrealismo para cuestionar las convenciones ligadas a la práctica del amor. The Lobster es por el momento el film más maduro y con menos vocación epatante del cineasta griego, pero todavía está lejos de ser una obra redonda.

A primera vista, la nueva película de Woody Allen se presentaba como la enésima versión de comedia dramática sobre un profesor en plena crisis existencial que recupera su pasión por la vida al enamorarse de una alumna más joven. Quizá al propio cineasta le interesaba crear esta expectativa, porque uno de los alicientes de Irrational Man es su capacidad para sorprender con más de un giro narrativo.

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