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"La prensa ha muerto: sobre la filtración de la revista 'Hola'"
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Galo Abrain

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"La prensa ha muerto: sobre la filtración de la revista 'Hola'"

Lo que no me discutiréis es que una boda aristocrática es un acontecimiento significativo. Una fugacidad que, incluso en la era digital, es capaz de regalarle al abandonado quiosco la vieja cola de espera

Foto: Tamara Falcó e Íñigo Onieva, en su fiesta de pedida. (Instagram/@tamara_falco)
Tamara Falcó e Íñigo Onieva, en su fiesta de pedida. (Instagram/@tamara_falco)
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En el mundo solo hay una cosa que venda más que el sexo o la muerte: las bodas de famosos. El casamiento de las stars lo tiene todo; glamour, pasta, invitados selectos, ausencias intencionadas, turbiedades, líos, coc… coches de alta gama, guaperas que se seducen queriendo, feos que se mueren por seducir, fuentes de chocolate, Johnny Walker etiqueta azul y un enano masturbándose por todo lo alto… Ay, perdón, esto último sale de mis aspiraciones nupciales de la élite a lo Damien Chazelle, no hechos confirmados. Fantasías proletarias, oye, ¿qué le voy a hacer?

Lo que no me discutiréis es que una boda aristocrática es un acontecimiento significativo. Una fugacidad que, incluso en la era digital, es capaz de regalarle al abandonado quiosco la vieja cola de espera, y la repoblación de ese taburete cerca del inodoro que tiempo atrás contaba con material de lectura para una relajada deposición. Es de agradecer a la sangre noble, nada más sea de Pascuas a Ramos, despiojarnos del móvil en ese ritual de la evacuación hoy sometido a la pantalla. O, al menos, eso pretendían lograr los de la revista ¡Hola! firmando, y muy-mucho-bien-pagando, la exclusiva de la boda entre Tamara Falcó e Iñigo Onieva.

"La pirotecnia sentimental es la herramienta más poderosa de la jet-set. Solo diré eso"

Paso de entrar aquí a debatir la estrategia de la pareja. Tanto toma y daca, tanto cuerno por aquí, tanta asta por allá… Cuando uno vive sobre un escenario monumental en el que interpreta su propia vida, cualquier fórmula es buena para atraer al público. Unta la delantera de líquido inflamable con una buena bronca y desata la chispa con rupturas, etc. para avivar el fuego que te hará rico. La pirotecnia sentimental es la herramienta más poderosa de la jet-set. Solo diré eso.

A mí quien me interesa es la revista ¡Hola!. Más que la revista, la triquiñuela lazarilla que sus lectores han llevado a cabo para poder enterarse de lo que quieren como les gusta: gratis. La estrategia, aunque antigua, no por ello es menos eficaz. Mari Luz, que tenía cita en el peluquero el día que salía el reportaje, ha aprovechado para leérselo tranquilamente al calor de los rulos. Acto seguido, se ha puesto con el WhatsApp a largar del asunto por el grupo de las amigas, algunas de las cuales no se habían quitado todavía la bata, y malamente podían entrar en fajina. Mari Luz, muy noble ella, para que ninguna se despistara, le ha hecho un book de fotos a las páginas del reportaje. Y luego las ha enviado. Y de ahí al menudeo masivo…

Foto: Tamara e Ínigo, en una imagen de archivo. (Limited Pictures)

A ver, vale, no es la pijada de Mari Luz la que ha enfurecido titánicamente a la revista —que si bien inventada, fijo que está basada en hechos reales— sino la filtración de un PDF con el número entero. Mari Luz no llega a tanto, y está claro que algún anónimo luchador ha decidido colársela al magacín amarillo, no se sabe muy bien con qué intención. Para el caso, patatas, porque una vez desatado el caballo se desbocó la jeta. Porque la gente, si algo tiene, es mucho morro y el goteo del documento fue, ¿cómo no?, masivo.

En vista de la culminación de la faena, no sé si apiadarme por la revista de cotilleos, o abroncar a los cotillas. Lo que sí sé es que esto se veía venir. Y ahora la revista pone el grito en el cielo diciendo que va a denunciar a WhatsApp, es decir a Meta, a quienes hayan compartido el documento y a todo Cristo sin resurrección por derechos de autor. Diría que esa pelotera está tan justificada como las burlas por su inocencia. En España lo de pagar se pasó de moda con la crisis. O quizás nunca lo estuvo.

Foto: Foto: Getty.
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Entiendo a las mil maravillas que haber apoquinado 1 millón de euros y encontrarte con que tu trabajo acabe siendo onegetista, pica. Vaya si pica. Pero las declaraciones del abogado del medio diciendo que irán contra las personas físicas si hace falta, me recuerdan a una desquiciada profesora de primaria diciéndole a los niños de la clase que no griten y hagan el cabra. Aunque sus razones estén justificadas, al campo ya no se le pueden poner vallas.

La prensa en papel ha quedado obsoleta. Recuerdo leer el tira y afloja que tuvieron El País y el Mundo con Umbral. El escritor calaba tanto en el imaginario nacional que su prosa vendía más periódicos que un desnudo inesperado de Ana Obregón en Interviú. Hoy sería un sinsentido. Hay muchos columnistas fantásticos que publican en papel, pero en cuestión de minutos sus palabras (a priori de pago) quedan al alcance popular en redes. La mayoría de las veces motu proprio por parte de sus progenitores, que anteponen la divulgación de las ideas al negocio más por indefensión que por compromiso.

Foto: Foto: EFE/Martin Divisek.
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Tiempos aciagos nos ha tocado vivir, amigos, en los que la fluidez se ha apoderado de la creación hasta condenarla a lo gratuito. Por mucho que trufemos de ventajosas florituras el libre acceso a la información, no son pocos los cadáveres que vamos abandonando por el camino. Uno de ellos; el pago respetuoso. Mira tú por donde, esto de los medios se parece cada vez más al arte. Mi padre es artista. Creo que ya lo he contado alguna vez. Artista, no de la forma en que el camarero se dirige a ti para decirte que ya tienes lista la ración de chipis, sino artista plástico. De pincel, vaya. A pesar de sus galardones y reconocimientos, toda la vida le he oído tragar con el pitorreo de tuercebotas que ambicionaban su obra regalada. Que eso del arte, al final, no es más que un hobby, y que tampoco merece pagarse demasiado…

Gay Talase ve su periodismo como una cosmología literaria de la actualidad. "Literatura de la realidad" lo llama, asaltando el reportaje como una creación artística. Por desgracia para él, dice, cada día se deteriora más esa condición creativa. Mal jugado, Gay. Creo que el periodismo es visto hoy, más que nunca, como todo un arte, porque al igual que le sucede a mi padre, el personal está poco dispuesto a pagar por él. Supongo que no es por ahí por donde quería sacarlo el perio-artisto Talese, pero es por donde está saliendo.

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Antes que decir que nuestra moral está más desorientada que nunca, diría que tenemos más herramientas que nunca para desorientarla. En estas lides al menos. La prensa escrita está condenada a ser un capricho. Una excentricidad de café y peluquería con poca rentabilidad, ahora que todos llevamos una paloma mensajera con cámara en el bolsillo. No os confundáis, me solidarizo con ¡Hola!, con sus cuentas y los colegas que se han dado el tute para informar de semejante pijada, pero hay molinos que ya son de hormigón armado y pelear contra ellos es amoratarse a lo masoca.

Últimas declaraciones. Aunque lloremos la pérdida de la prensa en papel, sigamos peleando por la escrita, sea en el formato que sea (y por la cuenta que me trae). La prensa en papel ha muerto, pero ¡larga vida a la prensa escrita!

En el mundo solo hay una cosa que venda más que el sexo o la muerte: las bodas de famosos. El casamiento de las stars lo tiene todo; glamour, pasta, invitados selectos, ausencias intencionadas, turbiedades, líos, coc… coches de alta gama, guaperas que se seducen queriendo, feos que se mueren por seducir, fuentes de chocolate, Johnny Walker etiqueta azul y un enano masturbándose por todo lo alto… Ay, perdón, esto último sale de mis aspiraciones nupciales de la élite a lo Damien Chazelle, no hechos confirmados. Fantasías proletarias, oye, ¿qué le voy a hacer?

Trinchera Cultural Bodas de famosos Tamara Falcó
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