Johnny Cash: de los campos de algodón (y el alcohol y las 'anfetas') al Capitolio de EEUU
Una estatua en bronce del músico lucirá en la sede del Legislativo estadounidense en representación de Arkansas, uno de los estados más pobres del país
Cuando los legisladores de Arkansas decidieron que ya era hora de cambiar las dos estatuas que los representan en el Capitolio de EE.UU., la primera opción, y la más lógica, era Daisy Bates. Activista afroamericana por los derechos civiles, fue la única mujer en pronunciar un discurso durante la histórica Marcha sobre Washington de Martin Luther King.
Su nombre recibió inmediatamente el apoyo de las dos cámaras estatales, después de ser propuesto en el Senado. Pero, junto a Bates, había otro nombre en la papeleta que resultó ser algo más controvertido: Johnny Cash.
"Había preocupación por el pasado de Johnny, por la época en la que bebía y esas cosas", reconoce el expresidente de la Cámara de Representantes de Arkansas y director del comité para renovar las estatuas, Shane Broadway. Algunos legisladores no veían con buenos ojos que el cantante, que llegó a pasar varias noches en el calabozo por delitos menores y habló abiertamente de su adicción a las anfetaminas, fuera el elegido para acompañar a Bates en el Capitolio. Pero su historia de redención y la fuerza ineludible de su legado acabaron por convencer a los escépticos. Si todo sale bien, las dos estatuas llegarán a Washington antes de que acabe el año.
Puede parecer una simple anécdota, pero detrás de la elección de Cash está el esfuerzo de uno de los estados más pobres del país por reinventarse a sí mismo sin renunciar a sus héroes o a su historia.
Desde hace más de cien años, dos figuras de mármol representan a Arkansas en el Capitolio estadounidense: Uriah Milton Rose, un abogado confederado que ganó popularidad durante los años de la Guerra Civil, y James Paul Clarke, figura política de finales del XIX y defensor del supremacismo blanco. En 2020, en plena resaca por el asesinato de George Floyd, la Cámara de Representantes estadounidense aprobó una resolución para retirar del Capitolio las estatuas relacionadas con el pasado racista del país. Según Broadway, Arkansas había decidido retirar las suyas poco antes.
Uno de los principales impulsores del cambio fue el entonces gobernador del estado, Asa Hutchinson. El republicano, que siente una gran afinidad por Cash y su historia, ayudó a recaudar los fondos para el proyecto, y se aseguró de que no perdiera impulso frente a los vaivenes de la política estatal. La idea era tenerlo todo listo antes de que Hutchinson tuviera que dejar el cargo a comienzos de 2023, tras alcanzar el límite de ocho años a su mandato.
Varios retrasos e imprevistos impidieron que así fuera. El gobernador dejó el puesto en enero y, desde entonces, se ha volcado en una improbable campaña presidencial para competir por la nominación republicana para las elecciones de 2024. En sus apariciones y discursos, Hutchinson intenta ofrecer la imagen de una alternativa afable y moderada al extremismo de Donald Trump. Decir que se está quedando atrás en las encuestas sería quedarse corto.
Independientemente de su futuro político, el impulso que Hutchinson dio a la renovación de las estatuas estatales asegurará un lugar privilegiado para Johnny Cash en el corazón de la democracia estadounidense. La escultura de bronce, de más de dos metros de alto e instalada sobre un gran pedestal, dará la bienvenida a los visitantes al Capitolio en el enorme salón de entrada al edificio, donde varios estados tienen bustos y figuras de sus ciudadanos más célebres.
Un impulso al turismo
"Lo que se busca es un nombre que la gente vaya a reconocer, y que traiga honor al estado", explica Broadway sobre la decisión. "Un nombre que la gente vaya a reconocer". He ahí el quid de la cuestión. A pesar de la enorme influencia que tuvo en su música, muchos estadounidenses no saben que el cantante nació y creció en Arkansas. Lo asocian más con Tennessee, donde saltó a la fama en los cincuenta junto a figuras como Elvis Presley o Jerry Lee Lewis, y donde finalmente falleció, en 2003, a los 71 años, tras una carrera estelar.
Broadway tiene la esperanza de que esta figura ayude a cambiarlo. También confía en que impulsará el turismo en la región, una de las más pobres del país, rural, y profundamente conservadora. Para marcar la ocasión, los responsables colaboran con la rama local de la televisión pública, que producirá un documental sobre la iniciativa.
Penny Toombs, que gestiona la casa-museo en la que creció Johnny Cash en la colonia de Dyess, junto al delta del Misisipi, cree que la estatua abrirá la puerta a que la gente aprenda más sobre el artista, y sobre la difícil vida que llevaba la gente de la zona a mediados del siglo pasado. "Era un pueblo pequeño, tuvo que trabajar mucho", explica. En Dyess, la familia Cash plantaba y recogía algodón, un trabajo duro, largo y monótono. Apenas había con qué distraerse en medio de la inmensidad plana y vacía del este de Arkansas. Había mucho espacio para soñar.
La madre de Johnny cantaba y tocaba el piano. Canciones de góspel, profundamente cristianas, que despertaron en el pequeño J.R. —así le llamaban entonces— un profundo amor por la música, además de una fe inquebrantable.
La muerte de su hermano Jack, que quería ser predicador, marcó profundamente al artista. En sus primeros conciertos, con apenas veinte años, el joven Cash vestía todo de negro. Sus letras hablaban sobre el desamor, pero también sobre los oprimidos y los ignorados por la sociedad. Según Toombs, fueron esos primeros años en Dyess los que formaron al artista.
Donó dinero para reformar el sistema de prisiones del estado, dio conciertos, visitó su vieja casa familiar, ya en ruinas
Incluso después de mudarse a Memphis, de alcanzar el estrellato y de viajar por todo el mundo, Cash mantuvo una profunda relación con Arkansas. Donó dinero para reformar el sistema de prisiones del estado, dio conciertos, visitó su vieja casa familiar, ya en ruinas... "Nunca olvidó de dónde venía", explica Toombs.
La Universidad Estatal de Arkansas (ASU), para la que trabajan tanto Toombs como Broadway, renovó el viejo hogar familiar y gestiona ahora un museo que comprende, además de la casa de los Cash, una pequeña parte de la colonia de Dyess, la comunidad construida sobre un pantano, a mediados de los años treinta, por la Administración de Franklin Delano Roosevelt para ofrecer apoyo económico a las familias afectadas por la Gran Depresión. En la plaza semicircular que funciona como eje de la población se encuentra un antiguo edificio administrativo donde Eleanor Roosevelt llegó a pronunciar un discurso, y un pequeño cine donde el joven Cash y su hermano Tommy trabajaron de niños.
Un parecido asombroso
Dentro de este modesto local reconvertido en centro de visitantes, junto a la tienda de regalos, hay un curioso busto de Cash. Hecho de arcilla, la enorme cabeza del cantante parece arrancada de una pieza más grande, como si fuera un ensayo o los restos de una obra mayor. En parte, lo es. El busto es obra de Kevin Kresse, el escultor encargado de llevar al "hombre de negro" al Capitolio de EE.UU.. A su lado, una serie de fotografías muestran el aspecto de la estatua completa, que se presentó al público durante unos días el año pasado, antes de ser enviada a la fundición para la obra final en bronce. Durante la presentación, Kresse pudo ver las reacciones de decenas de personas, entre ellas la del gobernador Asa Hutchinson, la de Shane Broadway, y la de Rosanne Cash, hija mayor de Johnny y superestrella country por derecho propio. Todos coincidieron en que el parecido con el artista era asombroso.
Kresse vive en Little Rock, la capital de Arkansas, y siente un profundo arraigo por el estado que le vio nacer. Hace unos años comenzó un proyecto para hacer esculturas de algunos de los músicos más célebres de la zona y presentarlas en sus lugares de origen. Levon Helm, Al Green, el propio Cash... Kresse tiene la esperanza de que su obra ayude a revitalizar los pequeños enclaves en los que nacieron estos artistas, muchos de ellos despoblados y en continua decadencia.
A pocos kilómetros de Dyess se encuentra Cotton Plant, un pequeño enclave de menos de quinientos habitantes donde, a comienzos del siglo pasado, nació Rosetta Tharpe, una de las cantantes de góspel más influyentes de todos los tiempos y precursora del rock and roll. Más allá de una autopista con su nombre, es imposible encontrar señales en el pueblo que hagan referencia a la artista. La escena se repite en varias localidades del delta del Misisipi. Para Kresse, es una enorme oportunidad perdida, sobre todo si se tiene en cuenta que, al otro lado del río, cientos de visitantes recorren cada año "el camino del blues de Misisipi".
Cuando se supo que Arkansas iba a renovar sus estatuas en el Capitolio, el escultor se puso manos a la obra. "El amor ya estaba ahí", dice. El proceso duró años. Para la pose, contactó con un imitador de Cash que se presentó en un bar de Nashville, guitarra al hombro, vestido con un traje hecho a medida por el sastre que solía diseñar los del cantante. Pero lo más complicado fueron los ojos. En su móvil, Kresse acumula una serie de fotografías que documentan el proceso. Señala las fechas: diciembre de 2019, mayo de 2020, septiembre de 2021... Los comentarios de la familia de Cash ayudaron al artista a clavar los detalles, la profundidad de la mirada, la ligera inclinación de su boca.
No solo fue un proceso físico. Para concebir la estatua, Kresse tuvo que imaginar toda una historia: Cash vuelve al hogar familiar, en Dyess, para dar un último concierto durante el festival que se celebra todos los años en su honor. Ha recorrido por primera vez la casa restaurada, ha agarrado la Biblia de la familia, que lleva en la mano, se ha detenido en el porche y ha echado la mirada sobre la inmensidad plana y vacía del delta del Misisipi. Todos los recuerdos se agolpan en su mente, y no puede dejar de pensar en su hermano Jack.
Shane Broadway admite que fue esta historia lo que hizo que Kresse ganara el concurso para diseñar la estatua de Johnny. Junto a él había otros dos finalistas. Uno de ellos ya había diseñado cuatro estatuas para el Capitolio, y se hizo también con la comisión para la escultura de Daisy Bates. Pero la presentación de Kresse, su pasión y su compromiso con el legado de Cash... Tampoco le vino mal ser de Arkansas, reconoce Broadway.
En su casa de Little Rock, el escultor acumula varios bustos para estudiar la expresión en la cara del cantante. Siempre acaba volviendo a los ojos. Kresse se pasea por el jardín con una cabeza de bronce en la mano, sujetándola en alto. Así es como Cash mirará a los visitantes, desde lo alto, explica. Su mujer comenta que en más de una ocasión le ha visto caminando así por la casa, hablando solo.
El encargo le ha convertido en una celebridad local en el estado. Con 60 años y mucha vida a sus espaldas, Kresse reconoce que está disfrutando de poder interpretar ese papel para la comunidad. "No están orgullosos de mí", dice, "están orgullosos, y punto". En un paseo en coche por la ciudad, el escultor repasa la historia de la zona. Se para frente a algunos murales que varios artistas pintaron tras la muerte de George Floyd y en apoyo a Black Lives Matter. El propio Kresse ayudó a dibujar algunos de ellos. Cree que el estadon debería mirar hacia delante, celebrando su historia, sí, pero abriéndose al futuro.
A pocos kilómetros de Dyess, entre campos plantados de judías y arroz, el pequeño enclave de Wilson trata de hacer precisamente eso. Un pequeño museo, una biblioteca, un hotel cómodo y amplio y varios restaurantes con sabor local intentan convertir el delta del Misisipi en el nuevo destino turístico de moda. ¿Funcionará? Kresse no es capaz de asegurarlo.
Pero espera que con Cash en el Capitolio empezará a abrirse el camino.
Cuando los legisladores de Arkansas decidieron que ya era hora de cambiar las dos estatuas que los representan en el Capitolio de EE.UU., la primera opción, y la más lógica, era Daisy Bates. Activista afroamericana por los derechos civiles, fue la única mujer en pronunciar un discurso durante la histórica Marcha sobre Washington de Martin Luther King.
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