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Nuccio Ordine: "Preguntar a un niño cuánto cree que ganará de mayor es corromperle"
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Nuccio Ordine: "Preguntar a un niño cuánto cree que ganará de mayor es corromperle"

El intelectual italiano, acérrimo defensor de la educación pública y de la cultura, acaba de ser galardonado con el premio Princesa de Asturias de la Comunicación y las Humanidades 2023

Foto: El filósofo italiano Nuccio Ordine, premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2023. (EFE/Pepe Torres)
El filósofo italiano Nuccio Ordine, premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2023. (EFE/Pepe Torres)

* Esta entrevista se realizó el día 14/05/2023. Este sábado, 10 de junio, el filósofo italiano ha fallecido a los 64 años.

Profesor, filósofo, escritor, uno de los mayores expertos mundiales en Giordano Bruno, una eminencia en lo que se refiere a pensamiento y literatura en el Renacimiento… Pero, más allá de todo eso, Nuccio Ordine (Diamante, Calabria, 1958) es un hereje.

Alguien que no tiene problemas en ir contracorriente, en decir alto y claro que la mentalidad mercantilista y utilitarista que desde hace décadas se ha impuesto se está cargando nuestras sociedades, que defiende a capa y espada la utilidad de la cultura (con frecuencia tachada de inútil), que no deja de proclamar el enorme valor de los clásicos y de la educación pública y que a sus alumnos les dice directamente que no estudien pensando en conseguir un buen trabajo, sino que deben de formarse en lo que les apasione.

"La cultura es el líquido amniótico en el que nuestra humanidad puede ser cultivada"

Por "su defensa de las humanidades y su compromiso con la educación y los valores enraizados en el pensamiento europeo más universal" Ordine acaba de ser distinguido con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2023. Hablamos con él.

PREGUNTA. Usted siempre ha defendido la importancia de la cultura. ¿Qué nos da la cultura y que nos falta cuando no la tenemos?

RESPUESTA. La cultura es el líquido amniótico en el que nuestra humanidad puede ser cultivada, donde puede crecer. Sin cultura hay barbarie. Hay unas páginas maravillosas sobre esto de Benedetto Croce; está la preciosa carta que en el Renacimiento el cardenal Bessarione acompañó al regalar su biblioteca de manuscritos griegos y latinos al Doge de Venecia, y en la que decía que sin cultura la humanidad sería un grupo de bárbaros. La cultura es lo que nos permite ser humanos.

placeholder El filósofo e intelectual italiano Nuccio Ordine. (EFE/J.J.Guillén)
El filósofo e intelectual italiano Nuccio Ordine. (EFE/J.J.Guillén)

P. ¿Por eso defiende con uñas y dientes la importancia de la educación pública?

R. Sí. La escuela y la universidad, la enseñanza pública, son fundamentales. Por eso he dedicado el premio Princesa de Asturias a todos los maestros que, en silencio, cambian la vida de sus alumnos en los lugares más pobres del mundo. Para mí, esa es la verdadera misión de la escuela y de la universidad: ofrecer a las personas que no tienen posibilidad de acceder al saber la oportunidad de estudiar, de ser mejores y de dar el salto social, económico y cultural.

P. ¿Qué no funciona en el sistema educativo actual?

R. El sistema educativo mira cada vez más al mercado, y ese es un gravísimo error. Se hace creer a los jóvenes que deben estudiar para aprender un oficio, una profesión, y luego poder ganarse la vida. Pero para mí eso es una perversión de la educación. Yo considero que el objetivo principal de la educación debería de ser el ofrecer a los jóvenes un instrumento para ser mejores. Hay que amar la cultura, pero no por la recompensa de conseguir un buen sueldo sino por la cultura en sí misma, porque la cultura nos permite ser mejores. Por otra parte, está claro que quien sea mejor ejercerá su profesión con mayor fuerza y, al mismo tiempo, con mayor conciencia ética. En ese sentido, el discurso que Boris Johnson dio hace unos meses, cuando aún era primer ministro, a los estudiantes británicos fue realmente terrible, fue absolutamente antieducativo. Les dijo a los chavales que escogieran disciplinas universitarias que les permitieran ganar dinero. Y eso significa corromper a los jóvenes. Porque cuando uno elige por ejemplo estudiar medicina para ganar dinero, porque esa carrera le ofrece perspectivas laborales, luego ejercerá como médico para ganar dinero.

"Hacer creer a los jóvenes que deben estudiar para aprender una profesión y luego ganarse la vida es una perversión de la educación"

P. ¿Y qué les dice usted a sus estudiantes?

R. A mis alumnos siempre les digo que estudien las disciplinas que aman, aquellas que les apasionan, porque son precisamente esas disciplinas que aman las que les permitirán realizarse en la vida, ser felices y ejercer su profesión con una conciencia ética fuerte.

P. ¿Considera que el sistema educativo se ha prostituido? Vemos cómo proliferan por ejemplo las universidades privadas que cuestan un ojo de la cara y que se publicitan diciendo que sus estudiantes tendrán trabajos bien remunerados cuando salgan con un título debajo del brazo…

R. Exacto, así es. Decir eso para mí es una gigantesca forma de corrupción. La publicidad de muchas universidades y escuelas de negocios es realmente perversa y dañina, les dicen a los estudiantes que cuando tengan su título podrán ganar 70.000 euros al año. Para mí, insisto, eso es una forma terrible de corrupción. Pero así estamos. En 2018, para valorar las escuelas primarias de Italia, se les hizo un test a los alumnos de ese ciclo; a niños entre 7 y 9 años. La primera pregunta era: ¿Cuánto dinero ganarás de mayor? Y la segunda: ¿Podrás comprar con ese dinero todo lo que deseas? Yo escribí un artículo en el Corriere della Sera en el que calificaba de absolutamente indignas y vergonzosas ese tipo de preguntas en un test nacional para valorar a los niños de primaria. Hubo reacciones de solidaridad, pero yo esperaba un auténtico alud de protestas contra el Gobierno, y eso no lo hubo. Yo creo que los que formularon esas preguntas debían de ser despedidos, es más, deberían haber sido arrestados. Esas preguntas eran gravísimas, esas preguntas corrompían a los estudiantes.

P. ¿Y de quién es la culpa de que hayamos llegado a esta situación?

R. El culpable es el neoliberalismo que hace creer a los jóvenes que la dignidad de los seres humanos se mide por el dinero que ganan. Eso no es verdad, es una gigantesca mentira. Hay personas que ganan poco dinero y tienen una dignidad inmensa, y hay personas que ganan muchísimo y no tienen dignidad. Por eso defiendo el trabajo de los maestros y por eso les he dedicado mi premio. Porque hoy, en nuestra sociedad, el trabajo de los docentes ya no tiene la dignidad económica y social que tenía hace 40, 50 años. Yo nací en un pequeño pueblo de Calabria, una región muy pobre, y allí hace 40 años un maestro era alguien muy respetado dentro de la sociedad. Hoy, sin embargo, no es así.

"El sistema educativo produce en masa soldaditos de juguete al servicio del consumismo"

P. ¿Por qué hoy los maestros no gozan de reconocimiento social?

R. Porque hoy hay desprecio hacia el saber, mientras que antes el saber se respetaba. Piense por ejemplo en el expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, o en el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump: son dos ignorantes que siempre han exaltado al dinero como principal forma de dignidad humana y siempre han despreciado la cultura. Bolsonaro, por ejemplo, ha despreciado a los movimientos ecologistas que le decían que no tenía derecho a talar los árboles de la Amazonia, decía que esos árboles son de Brasil y que talarlos era económicamente bueno para el país. Pero, talando esos árboles, Bolsonaro estaba talando el pulmón de todo el planeta. Nos encaminamos hacia el suicidio colectivo, donde la acumulación de dinero es vista como un fin, como el objetivo final, y no como un instrumento para vivir bien. Se trata de acumular por acumular. En esta sociedad completamente dominada por la obsesión hacia el dinero, la cultura, la literatura, la música, la filosofía y el arte son más necesarios que nunca; leer un libro, escuchar un concierto de Mozart o admirar Las Meninas de Velázquez no significa perder el tiempo, sino que significa ganar tiempo. Significa alimentar nuestro espíritu, hacer más humano este mundo de hoy en día.

P. Sin cultura, sin una buena educación pública, ¿somos más manipulables por los políticos?

R. Por supuesto. Allí donde hay personas que no tienen la capacidad de analizar críticamente los hechos, es más fácil manipularlos, ya sea a través de internet o de otras personas. Las personas que son capaces de razonar por sí mismas, que no siguen las modas y que tienen cultura son personas libres. Cuando a Aristóteles le preguntaban que para qué servía la filosofía, él respondía que la filosofía no servía para nada porque la filosofía no es servil, no está al servicio de nadie, porque lo que enseña la filosofía es la libertad. Maquiavelo decía que el mundo se divide entre quien sabe y quien no sabe, quien no sabe es esclavo de quien sabe. Es por eso por lo que es necesario combatir la ignorancia. La ignorancia es una fortaleza sin puente levadizo para salir. Hoy la clase política es ignorante porque ha caído el nivel cultural de la sociedad, porque las escuelas y las universidades ya no cumplen la función cultural que tenían hace treinta o cuarenta años. Hoy solo tienen que producir en masa soldaditos de juguete al servicio del consumismo, pollos de engorde que salen de la granja todos iguales y listos para el mercado del trabajo.

placeholder Nuccio Ordine. (EFE)
Nuccio Ordine. (EFE)

P. ¿Cómo deberían ser las escuelas y las universidades?

R. Las escuelas y las universidades deberían ser laboratorios críticos en los que, como decía Kant, se criticaran los falsos valores dominantes de la sociedad. En cambio, la escuela y la universidad hoy no critican los valores dominantes, es más, los amplifican. Cuando se dice por ejemplo que no se puede enseñar sin tecnología y que las lecciones que da un maestro son algo obsoleto, se está diciendo una enorme estupidez, porque la vida de un estudiante no la puede cambiar una pantalla, una plataforma digital o una máquina como ChatGPT, no. La vida de un estudiante solo la puede cambiar un buen profesor que le transmita pasión y cultura.

P. Con una cultura sólida, con una buena escuela pública, ¿quizás no se habría producido el auge de los populismos que hemos visto en los últimos años?

R. Yo estoy convencido de que los populismos que han dominado las campañas electorales en el mundo han fomentado el odio entre los pobres, azuzando a pobres que han pagado las crisis económicas a alzarse contra otros pobres, los inmigrantes. Probablemente no asistiríamos a esta difusión de la ignorancia populista si hubiera buenas escuelas y universidades públicas que formaran a ciudadanos solidarios. Pero lo único que hoy se enseña en esos centros es la competición, que hay que llegar el primero para poder ganar dinero, que el saber es algo instrumental para hacer pasta, cuando los chavales deberían estudiar por amor desinteresado. Esta es una batalla que los profesores que van contracorriente siguen dando. Invito a mis colegas profesores a hacerse herejes, a enseñar la herejía en los colegios y universidades, a combatir la idea de que debemos formar consumidores pasivos y acríticos. No, lo que debemos es formar a jóvenes capaces de decir no, capaces de criticar con fuerza los falsos valores de esta sociedad.

"Invito a los profesores a enseñar la herejía, a combatir la idea de que debemos formar consumidores pasivos y acríticos"

P. Usted es uno de los mayores expertos mundiales en Giordano Bruno, censurado por la Inquisición y condenado a morir en la hoguera. Hoy, con la llamada cultura de la cancelación, ¿vivimos también tiempos oscuros?

R. Muy oscuros, oscurísimos. Yo estoy muy preocupado. No sé cómo es posible entender que la historia no se puede reescribir, que la historia no se puede cancelar. La historia se puede criticar, pero no cancelar. Yo siento miedo de esos grupos de censores que han nacido en las universidades americanas y que ya se están difundiendo también por Europa. Siento miedo de esos grupos de padres que dicen que ciertas páginas de obras clásicas no se pueden leer porque ofenden la sensibilidad de esta o aquella persona. Para mí es una locura instituir censores que, como en tiempos de la Inquisición, purgan a los clásicos, los censuran. Esa gente no entiende nada de la fuerza revolucionaria de los clásicos. Yo a mis alumnos les leo siempre el Orlando Furioso de Ariosto, un texto importantísimo que fue sido uno de los que inspiraron el Don Quijote de Cervantes. En el Orlando Furioso hay algunos versos, algunos cantos, en los que se encuentran ataques feroces contra las mujeres. Pero en otros cantos y versos se encuentra un fuerte apoyo a la paridad de derechos entre hombres y mujeres, algo de una enorme modernidad. Censurar la misoginia para no ofender la sensibilidad de algunos lectores es una estupidez. Ariosto daba cuenta de los ataques terribles que las mujeres recibían, y justo en esos ataques se puede ver el error de las críticas al mundo femenino. Además, los versos en los que Ariosto alaba a las mujeres revierten esos ataques. Es escandaloso que se hagan índices de lo que debemos leer y lo que no debemos leer. Eso sucedía en los regímenes dictatoriales, ocurrió durante el período de la Inquisición, cuando la Iglesia Católica censuró la lectura de los textos de Galileo, de Giordano Bruno, el Decamerón de Boccaccio... Me horroriza la cultura de la cancelación, nos llevará a un profundo abismo.

P. ¿Las nuevas tecnologías nos han hecho más ignorantes? En internet se encuentra todo el saber del mundo al alcance de cualquiera…

R. Sí, en internet se encuentra todo el saber del mundo, es cierto. Pero solo lo pueden encontrar los que saben, no los que no saben. Internet es una mina de oro para los que tienen cultura y conocimiento; para los que no saben es una mina de fakenews y de falsedades. A mis estudiantes les digo como ejemplo que busquen en internet cosas sobre Giordano Bruno, donde hay un montón de falsedades y estupideces sobre él. ¿Cómo puede alguien que no sabe nada de Giordano Bruno valorar si una página contiene información valiosa sobre Bruno o solo tonterías?

"Me gusta lo que el papa Francisco está haciendo en defensa de la ecología y de los grandes valores que hacen más humana a la humanidad"

P. Siento curiosidad: ¿qué piensa Nuccio Ordine del papa Francisco?

R. Me gusta mucho lo que el papa Francisco está haciendo en defensa de la ecología y, sobre todo, en defensa de los grandes, verdaderos y esenciales valores que hacen más humana a la humanidad: la solidaridad entre las personas, la lucha contra la desigualdad, el apoyo de los derechos civiles y, por encima de todo, sus críticas al capitalismo rapaz. Hoy vivimos en una época en la que, como decía Hannah Arendt, hemos perdido todo el derecho a tener derechos. Cuarenta años de neoliberalismo han aplastado por completo todos los derechos que los trabajadores y los ciudadanos habían conquistado con años de lucha. Cuarenta años de neoliberalismo han aplastado la red de hospitales, han aplastado la red de escuelas públicas y de universidades públicas. La pandemia nos ha hecho entender que los dos pilares de la dignidad humana son exactamente el derecho a la salud y, por tanto, a una sanidad pública, y el derecho al conocimiento, al saber; es decir, a escuelas y universidades públicas. Amartya Sen, premio Nobel de economía, ha hecho un estudio maravilloso sobre Kerala, el que fuera el estado más pobre de la India. Pero después de las extraordinarias inversiones que se hicieron para financiar la sanidad y la educación públicas, Kerala protagonizó un salto económico extraordinario. Hoy es el estado con la renta per cápita más alta de toda la India. Eso nos enseña que dedicar dinero a las escuelas, a las universidades y a la investigación científica no significa tirar ese dinero. Significa construir un futuro de desarrollo económico y social.

P. Llegados a este punto, ¿qué se puede hacer, qué deberíamos hacer?

R. Los gobiernos sin duda deberían actuar. Pero los gobiernos son sordos. El gran Andrea Camilleri, el creador del comisario Montalbano, contaba una anécdota maravillosa. Contaba que se desataba un incendio en un bosque y todos los animales huían. El último en escapar era el rey de los animales, el león, que trataba de pensar qué podía hacer para salvar el bosque pero, como no encontraba respuesta, también él se acababa yendo. Mientras corría alejándose del incendio vio a un pequeño colibrí que volaba en la dirección contraria, hacia el fuego. "¿Pero qué haces loco? ¿No ves que está ardiendo el bosque?", le gritó el león. "Claro que lo veo", le respondió el colibrí. "Por eso voy hacia allá, porque llevo en el pico una gota de rocío que dejaré caer sobre el fuego". Cada uno de nosotros puede poner su gota para tratar de apagar este incendio. Y si todos lo hacemos, probablemente las cosas cambien.

* Esta entrevista se realizó el día 14/05/2023. Este sábado, 10 de junio, el filósofo italiano ha fallecido a los 64 años.

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