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El rascacielos de Nueva York que estuvo a punto de colapsar por un error de cálculo
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FUE CONSTRUIDO EN 1977

El rascacielos de Nueva York que estuvo a punto de colapsar por un error de cálculo

Pedro Torrijos, #labrasatorrijos en redes, novela en 'La tormenta de cristal' la fascinante historia real del edificio Citicorp y del fallo que estuvo a punto de tumbarlo

Foto: Vista nocturna del rascacielos Citicorp, en Nueva York. (Getty/Cindy Ord)
Vista nocturna del rascacielos Citicorp, en Nueva York. (Getty/Cindy Ord)

En el centro de Manhattan, en la calle 53 entre Lexington Avenue y la Tercera Avenida, se alza un rascacielos imposible, un auténtico ejemplo de malabarismo arquitectónico. Un edificio que estuvo a punto de colapsar y de provocar una hecatombe.

Se trata de una elegante torre de 279 metros de altura y 59 plantas que, desafiando las leyes de la gravedad, levita a 30 metros del suelo, aguantada solo por cuatro grandes pilares que no están colados en las convencionales esquinas. Fue erigida en 1977 y supuso un enorme reto tanto para el arquitecto Hugh Stubbins como para el ingeniero Bill LeMessurier.

placeholder Detalle de los pilares sobre los que se sostiene el rascacielos Citicorp. (Wikimedia/Andrew Moore)
Detalle de los pilares sobre los que se sostiene el rascacielos Citicorp. (Wikimedia/Andrew Moore)

Construido para albergar la sede de Citibank —la mayor empresa de servicios financieros del mundo—, el rascacielos Citicorp es uno de los símbolos indiscutibles del skyline de Nueva York. Pero ese gigante de acero, hormigón y cristal que tiene su cúspide rematada en un ángulo de 45 grados no solo esconde una historia de enormes desafíos y monumentales dificultades. Estuvo muy cerca de convertirse en una monumental catástrofe.

El rascacielos fue levantado con un error de cálculo. Se diseñó para poder soportar los fuertes vientos que golpeaban frontalmente sus fachadas, pero no los que arremetían en diagonal contra el edificio.

Fue una estudiante de Ingeniería de la Universidad de Princeton, Diane Hartley, quien se percató del problema en 1978 mientras escribía su tesis doctoral sobre el Citicorp. Se puso en contacto con LeMessurier y este acabó entendiendo sus argumentos, pero concluyó que solo una fuerte tormenta, de esas que solo se producen aproximadamente cada 55 años, podría tumbarlo.

Aun así, LeMessurier decidió que era necesario reforzar inmediatamente el edificio, y en 1979 se puso manos a la obra. Pero los trabajos para fortalecer el Citicorp se acabaron convirtiendo en una agónica carrera contra el tiempo, al hacer acto de presencia Ella, un huracán que, con sus vientos de hasta 200 kilómetros por hora, amenazaba con golpear la isla de Manhattan y con tirar abajo el rascacielos. Por fortuna, Ella no llegó a tocar Nueva York.

placeholder Portada de 'La tormenta de cristal', el 'thriller' que Pedro Torrijos construye a partir de la historia real del rascacielos Citicorp.
Portada de 'La tormenta de cristal', el 'thriller' que Pedro Torrijos construye a partir de la historia real del rascacielos Citicorp.

Partiendo de ese material absolutamente verídico y mezclándolo con la ficción, el arquitecto, escritor y periodista cultural Pedro Torrijos (Madrid 1975) ha escrito un thriller vertiginoso titulado La tormenta de cristal (Ediciones B). #Labrasatorrijos, como le conocen en redes sociales sus millones de seguidores, narra en esta su primera novela una historia fascinante que engancha al lector desde la primera página y lo arrastra hasta la última a lomos de su ritmo trepidante.

“No pretendo que los lectores de este libro aprendan ingeniería o arquitectura, solo quiero que se lo pasen bien”, nos cuenta al otro lado del teléfono #labrasatorrijos. Pero, más allá de ser una novela de suspense que te agarra por el cuello, La tormenta de cristal también suscita un profundo interés arquitectónico. Al fin y al cabo, Torrijos es arquitecto y sabe bien de lo que escribe.

placeholder Los pilares del Citicorp, bajo los que se encuentra la iglesia alemana evangélica y luterana de San Pedro. (Wikimedia/Tdorante10)
Los pilares del Citicorp, bajo los que se encuentra la iglesia alemana evangélica y luterana de San Pedro. (Wikimedia/Tdorante10)

En la novela está, por ejemplo, toda la absorbente historia real del Citicorp. Si ese edificio arranca a 30 metros de altura sobre el suelo es porque, sencillamente, no había otra forma de hacerlo. Bajo sus pilares se encuentra un templo, la iglesia alemana evangélica y luterana de San Pedro, emplazada en ese solar desde 1862. Cuando Citibank ofreció a la congregación comprarle la iglesia para derruirla y construir allí su rascacielos, esta se negó en redondo a abandonar su ubicación. Pero sí que aceptó vender por nueve millones de dólares los derechos aéreos para construir encima de su iglesia (que finalmente fue derribada y sustituida por un nuevo templo). Es por eso por lo que el rascacielos Citicorp surge a 30 metros de pie de calle y por lo que posee un gigantesco voladizo bajo el cual se encuentra la iglesia luterana.

“Hay edificios en los que el ingeniero es al menos tan importante como el arquitecto, y el Citicorp es un ejemplo. El arquitecto, Hugh Stubbins, era realmente estupendo, pero, sin un buen ingeniero como LeMessurier, no habría sido posible levantar ese rascacielos”, señala Torrijos, subrayando que algo parecido ocurrió con las Torres de Colón, en la madrileña plaza del mismo nombre y que se construyeron de arriba abajo. “Son obra del arquitecto Luis Lamela, pero sin el ingeniero Javier Marterola habrían sido imposibles”.

Pedro Torrijos admite que el Citicorp es su edificio preferido del mundo, entre otras cosas porque su historia le recuerda a vivencias personales. Y admite también que el personaje de LeMessurier que ha creado en La tormenta de cristal tiene mucho de sí mismo.

placeholder El escritor y arquitecto Pedro Torrijos, conocido en redes como #labrasatorrijos.  (Lupe de la Vallina)
El escritor y arquitecto Pedro Torrijos, conocido en redes como #labrasatorrijos. (Lupe de la Vallina)

“La historia de LeMessurier con el Citicorp es escalofriantemente parecida a una que yo viví. Hace 13 años, yo era un tipo bastante gilipollas, un engreído y un vanidoso que consideraba que nunca se iba a equivocar. Y me equivoqué, cometí un error. Y con mucho trabajo, con terapia, interioricé que todos cometemos errores y que no es el fin del mundo”, confiesa sin querer entrar en más detalles. “Cuando me encontré esta historia del Citicorp, me recordó mucho a la mía propia. Sobre el personaje de LeMessurier he volcado gran parte de lo que yo era entonces”.

Aunque hace ya muchos años que Torrijos se cortó la coleta y no levanta edificios, se sigue considerando un arquitecto. “Yo sigo ejerciendo la arquitectura, y lo hago contando historias sobre la arquitectura. Hasta hace poco, ejercer la arquitectura era solo levantar edificios, pero ya no es así”, subraya. “Yo he estudiado Arquitectura, pero soy escritor, lo que se me da bien es contar historias. El arquitecto Luis Moreno Mansilla decía que uno siempre se dedica al segundo trabajo que mejor sabe hacer. Yo durante años trabajé como arquitecto, pero lo que mejor sé hacer es contar historias. Estoy haciendo lo que mejor sé hacer, y para mí eso es una liberación”.

El portugués Álvaro Siza ha destacado en alguna ocasión que la arquitectura es casi siempre un sufrimiento, aunque también tenga un componente de placer. Y para Pedro Torrijos ha sido exactamente así. “Yo solo lo voy a construir una vez más, lo haré este año. Voy a levantar mi casa en una pequeña parcela en un pueblo de Madrid”.

Lo que sí que seguirá haciendo Pedro Torrijos será continuar contar historias relacionadas con la arquitectura a los millones de seguidores que tiene en Twitter y en Instagram. Y seguir escribiendo libros.

En el centro de Manhattan, en la calle 53 entre Lexington Avenue y la Tercera Avenida, se alza un rascacielos imposible, un auténtico ejemplo de malabarismo arquitectónico. Un edificio que estuvo a punto de colapsar y de provocar una hecatombe.