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Mi padre se ha cansado de pagar impuestos
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MALA FAMA

Mi padre se ha cansado de pagar impuestos

Asociar los impuestos a la Sanidad es en realidad una forma de extorsión que sufrimos de nuestros políticos

Foto: ¿Y usted no se cansa de pagar impuestos? (iStock)
¿Y usted no se cansa de pagar impuestos? (iStock)

Mi padre se ha cansado de pagar impuestos. Me lo dijo el otro día. La revelación es importante por varios motivos. Primero, porque nos habla de un hombre que se ha hartado antes de tributar que de trabajar, cuando estas harturas suelen ir de la mano. Tiene más de 70 años y aún es autónomo. Esto supone más de medio siglo pagando todo tipo de impuestos y tasas por culpa de su incomprensible afición al trabajo. Pero también estamos ante un clima social encarnado. Mi padre nunca me había hablado mal del IRPF. El IRPF era sagrado en mi casa. Y el IVA. El IRPF y el IVA eran como hermanos míos desde que la publicación 'El socialista' llegaba a nuestro buzón, en los años ochenta. Pero ahora las subidas del gasoil y de la luz le han sobrepasado. No lo ve. “Yo me administraría mejor”, me ha dicho. Mejor de lo que el Estado administra todo el dinero que le quita.

España le debe dinero a mi padre. Ahora mismo podría estar cobrando una pensión desde hace 10 años, y no la cobra. Tampoco va nunca al médico. Es muy castellano en eso: no vamos al médico, salvo que nos pasen cosas que no nos han pasado antes. A un segoviano todo malestar conocido se le va en unos días, a ser posible trabajando. Quiere decirse que todo el dinero que mi padre ha tributado en la vida no le ha dado gran cosa. Sus cuatro hijos estudiaron en un colegio privado porque no había un instituto público en toda la comarca. Nadie ha concedido a sus hijos una beca, ni a él una subvención o una ayuda para su empresa. En mi familia no sabemos lo que es el dinero público. El dinero público es una cosa que les pasa a los demás.

Foto: El empresario Amancio Ortega junto a su hija Marta Ortega. (EFE/Cabalar) Opinión
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A Rafael Simancas le pasa. Simancas lleva toda la vida viviendo del dinero de mi padre. Supongo que por eso dijo el otro día una cosa muy llamativa, en un tuit: “¿Qué eliges? ¿Un pequeño 'alivio' en el IRPF y en el IVA? ¿O la seguridad de una educación de calidad para tus hijos, una sanidad avanzada para tu familia y unas prestaciones dignas para tus mayores y dependientes?”. Como a Simancas le costeamos hasta los interrogantes, puso seis cuando solo le hacían falta dos.

El tuit tiene dos lecturas. La inmediata es que solemos asociar el pago de impuestos con lo más bonito que nos proporciona pagar impuestos: una sanidad pública, universal y gratuita. Esta asociación es ganadora, y me gusta. Pero la verdad es que hay más gasto público en España en sueldos de funcionarios que en lo que entendemos como Sanidad. Más o menos 150.000 millones al año frente a 80.000. El pago de pensiones ronda los 160.000 millones, por su parte. Simancas juega aquí con visiones políticas de quinceañero. Pagamos impuestos para sufragar los hospitales, pues con 15 años no sabes que el feo asfalto de las carreteras también hay que pagarlo, y las embajadas, y tantas otras cosas sin el 'glamour' ideológico de un hospital o de una escuela. Dentro de los argumentarios infantiloides, decir que sin impuestos no hay sanidad pública se sitúa muy arriba.

Sin embargo, hay otra aproximación al tuit de Simancas. Es una aproximación que le deja como un gánster. Lo que dice Simancas en su tuit es que, en caso de tener que bajar los impuestos, lo primero en lo que recortarían nuestros gobernantes sería en Sanidad. No les temblaría el pulso. La asociación fatal entre impuestos y hospitales se ve entonces como lo que realmente es: una amenaza. Si queréis pagar menos impuestos, empeoraremos la sanidad pública. No se relaciona la Sanidad con los impuestos porque no pueda pagarse, sino porque dejaría de pagarse como represalia por una bajada de impuestos. La Sanidad es el rehén de esta gente.

La verdad es que hay más gasto público en España en sueldos de funcionarios que en lo que entendemos como Sanidad

El señor Simancas, en efecto, nos chantajea. Un político decente diría: si recaudamos menos, haremos todo lo posible por no tocar la Sanidad ni la Educación, despediremos a miles de asesores superfluos, renunciaremos a decenas de prebendas y hasta nos bajaremos los sueldos. Incluso abandonaremos nuestro puesto de décadas si es necesario. Cualquier cosa antes que tocar un euro de Sanidad. Pero lo que dice Simancas es lo contrario: antes de renunciar a uno solo de nuestros privilegios como políticos electos, arrasaremos la Sanidad pública.

La CEOE (o sea, los malvados empresarios) ha calculado en 60.000 millones la ineficiencia del Estado. No era necesario: cualquier ciudadano adulto sabe que en España hoy se dilapida el dinero público constantemente. Sin ir más lejos, lo dilapida a todas horas Irene Montero. Todo el Ministerio de Igualdad es un ejemplo muy doloroso de lo que se hace con el dinero que tributan mi padre, tú y tus vecinos.

Pero lo oiremos toda la vida: solo os bajaremos los impuestos a costa de destruir la Sanidad pública. Es, simplemente, la mafia de la enfermedad.

Mi padre se ha cansado de pagar impuestos. Me lo dijo el otro día. La revelación es importante por varios motivos. Primero, porque nos habla de un hombre que se ha hartado antes de tributar que de trabajar, cuando estas harturas suelen ir de la mano. Tiene más de 70 años y aún es autónomo. Esto supone más de medio siglo pagando todo tipo de impuestos y tasas por culpa de su incomprensible afición al trabajo. Pero también estamos ante un clima social encarnado. Mi padre nunca me había hablado mal del IRPF. El IRPF era sagrado en mi casa. Y el IVA. El IRPF y el IVA eran como hermanos míos desde que la publicación 'El socialista' llegaba a nuestro buzón, en los años ochenta. Pero ahora las subidas del gasoil y de la luz le han sobrepasado. No lo ve. “Yo me administraría mejor”, me ha dicho. Mejor de lo que el Estado administra todo el dinero que le quita.

IRPF IVA Rafael Simancas
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