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¿Qué factores determinan la excelencia de un colegio? Hablan los expertos
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ANÁLISIS DE LAS ESCUELAS ESPAÑOLAS

¿Qué factores determinan la excelencia de un colegio? Hablan los expertos

El mundo está cambiando muy rápido. Por ello, los retos y oportunidades de los centros educativos para ofrecer una formación excelente a sus alumnos cada vez son más grandes

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En una época de grandes cambios como en la que estamos inmersos, la educación es más que nunca el instrumento con el que poder hacer frente a los grandes retos del futuro. La comunidad de profesores, padres y alumnos de nuestro país ha demostrado con creces que cuando vienen tiempos difíciles hay que arrimar el hombro y remar todos juntos. A raíz de la pandemia, los colegios nos han hecho comprender que no son solo un mero edificio al que niños y adolescentes acuden todas las mañanas, sino un espacio de aprendizaje continuo y sin muros en el que se imparten conocimientos que van más allá de los puramente teóricos, pues el objetivo es preparar a los jóvenes en valores y habilidades que desempeñarán a lo largo de toda su vida, tanto en el entorno laboral como en la vida personal y privada.

Dada la enorme importancia que tienen los colegios e institutos para el progreso social y colectivo, cabe preguntarse cuáles son los rasgos que a día de hoy marcan la diferencia para que uno o varios centros sean considerados como excelentes dentro de la comunidad a la que se dirigen. Y, a su vez, cuál es el objetivo al que hay que apuntar para conseguir que la educación impartida sea extraordinaria en los años venideros.

"La excelencia educativa pasa por ayudar a que el alumno desarrolle sus capacidades atendiendo a lo que necesita"

"Un colegio excelente es aquel que busca despertar la creatividad y originalidad del alumnado, así como aquel que mantiene una gran espíritu de cohesión y unión con las familias", sostiene Luis Manuel Martínez, coordinador del Área de Teoría e Historia de la Educación de la Universidad Rey Juan Carlos, a El Confidencial. "Un centro escolar de excelencia es el que programa tutorías con los padres incluso cuando no hay problemas, el que fomenta la creatividad del estudiante porque sabe que el mundo le necesita. En caso contrario, serán consumidores de cultura y no creadores de cultura, de ahí que el buen colegio se esfuerce por generar confianza en las familias hacia sus hijos, dándoles la oportunidad de que desarrollen todo su potencial".

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"La excelencia educativa es poder ayudar a que el alumno desarrolle sus capacidades atendiendo a lo que necesita, además de tener un propósito claro y saber hacia dónde ir en el futuro", explica Miquel Rossy, especialista en 'marketing' educativo. En relación a la cohesión del profesorado con a las familias, Rossy admite que "ahora es más fuerte que nunca", ya que con el confinamiento del pasado año que irrumpió a mitad de curso "el esfuerzo de los docentes por llegar a los alumnos y a sus padres fue ingente". En este sentido, "algunos centros ya tenían una relación cercana con las familias, pero esto las hizo mucho más próximas".

La personalización: el camino del talento

Elena Cid, directora general del Círculo de Calidad Educativa (CICAE) cree que es esencial que exista "una gran variedad en la oferta de los servicios educativos para que el alumno encuentre su oportunidad de desarrollo individual". Y, además, apostar por la educación personalizada para que cada alumno encuentre su lugar en la sociedad y aquello en lo que más despunta. "Cuantas más posibilidades de hacer deporte, aprender idiomas, de desarrollar acciones de aprendizaje y servicio mucho mejor. La meta se alcanza cuando ningún estudiante se queda atrás y cada uno de ellos desarrolla su máximo potencial y talento", recalca.

"Los padres deben exigir que el profesorado cuente con una buena calidad de vida para que la educación de sus hijos sea excelente"

Como es obvio, otro de los atributos de esa excelencia educativa es la de la innovación. Pues, al fin y al cabo, el momento de disrupción tecnológica que estamos viviendo provocará grandes cambios en el mundo laboral del mañana. "El perfil profesional que vamos a tener de aquí a 10 años no se va a parecer en nada al que hemos tenido en los últimos 100", apunta por su parte Enrique Escandón, director del colegio Alameda de Osuna en Madrid. "La excelencia educativa pasa por saber cómo estamos preparando a nuestros alumnos para hacer frente a esa transformación tecnológica".

"Para ello, habría que dejar un poco de lado la parte más académica que hemos heredado y fomentar el aprendizaje de habilidades que hasta ahora no habían sido atendidas, como viene a ser el trabajo en equipo, la empatía o la inteligencia emocional", prosigue Escandón. Lo que vienen a ser las 'soft skills', uno de los términos que más se han puesto de moda en los últimos años para designar a ese conjunto de capacidades que no tienen tanto que ver con la adquisición de conocimientos teóricos, sino más bien con la resolución de conflictos en grupo o el trabajo en equipo. "El principal hándicap es que los padres no hemos sido formados en este modelo, nos pilla de nuevas", sostiene el director. "Por ello, necesitamos profesionales adaptados al siglo XXI y a las nuevas exigencias".

"El colegio excelente es aquel que cuenta con planes de formación para sus profesores y sabe cuáles son las líneas de trabajo que deben adoptar"

Pero más allá de pedir una actualización de los contenidos y las fórmulas educativas al claustro, también existe la necesidad indispensable de contribuir a su bienestar, pues los maestros al final deben seguir siendo considerados como unos de los pilares fundamentales de la sociedad y, por ello, su esfuerzo debe ser retribuido adecuadamente. Esta es la opinión de Martínez, quien explica que hay muchos colegios, en su mayoría privados pero también concertados y públicos, que no cuentan con muchos recursos o van pillados. "Hay maestros que cobran poco, están mal atendidos o se ven desbordados", asegura el académico.

"Los padres deben exigir que el profesorado cuente con una buena calidad de vida para que la educación de sus hijos sea excelente", recalca Martínez. En este sentido, apunta a que muchos colegios, sobre todo privados, no quieren invertir en programas de formación para su claustro porque creen que no les sale rentable. Entonces, como ocurre en cualquier otra empresa de titularidad privada, el talento acaba yéndose a otra parte, creando un "círculo de empobrecimiento" nada positivo. "El colegio excelente es aquel que cuenta con planes de formación para sus profesores y sabe cuáles son las líneas de trabajo que deben adoptar".

La gestión de conflictos

Si hablamos de excelencia educativa, no podemos pensar solamente en una serie de atributos positivos, sino también negativos. El centro educativo debe estar preparado para afrontar los conflictos que puedan surgir, de ahí la importancia de detectarlos a tiempo y dar una respuesta rápida y contundente. "Se trata de una oportunidad", agrega Rossy. "Si pasan cosas malas y las resuelves, eso provoca que las familias tengan más confianza en el equipo educativo. Los centros deben saber gestionar bien los conflictos y tener muy claro que una cosa son los hechos o problemas y luego están las personas".

"Somos maestros, quienes vengan a ser profesores se pueden marchar; es decir, vamos a formarles como personas y no solamente en conocimientos"

De entre todos los conflictos que pueden surgir en el seno de una clase, sin duda, el acoso escolar es el que más puede desestabilizar la convivencia y el clima de respeto y aprendizaje dentro del aula. Uno de los últimos estudios publicados revela que uno de cada cinco niños sufre o ha sufrido acoso en España, mientras que solo el 15% de las víctimas se atreven a reconocerlo delante de sus padres o profesores, lo que dificulta aún mucho más la tarea de detectar el problema y provoca que haya mucho más perjudicados que los que arrojan las cifras oficiales.

Afortunadamente, cada vez hay más conciencia de este problema y, cuando antes se podía llevar una gestión mucho más descuidada del conflicto, los nuevos métodos educativos que se están implementando favorecen que el clima en el aula sea bueno, aunque lógicamente siempre hay excepciones. "El tutor es la figura que debe garantizar el bienestar de sus alumnos en las clases", señala Escandón. "Las metodologías activas de aprendizaje que vienen implementándose desde hace años en España ayudan a detectar y corregir con más rapidez el acoso escolar, ya que acaban con la concepción de que el alumno solo está sentado y escuchando la clase, sino que es el centro de la formación. Estas consiguen que el escolar se preocupe por su aprendizaje y tenga curiosidad".

"Los centros que mejor afrontan el 'bullying' son aquellos que se adelantan a él y enseñan a sus alumnos a hacer amigos funcionales y maduros"

"Los tutores deben enseñarles, además de contenidos teóricos, que hay que poner especial atención a los compañeros y cuidarse entre ellos", recalca el director. "Somos maestros, quienes vengan a ser profesores se pueden marchar, esto significa que desde que el alumno tiene tres años hasta que cumple los 18 nosotros vamos a formarles como personas y no solamente en conocimientos. Cuando el alumno ve que el maestro se preocupa y presta atención a cosas que no son académicas, se gana su respeto, y cuando eso sucede las cosas fluyen mucho mejor".

"Los centros que mejor saben afrontar el 'bullying' son aquellos que se adelantan a él y además enseñan a sus alumnos a que aprendan a hacer amigos funcionales y maduros", concluye Martínez, por su parte. "La violencia es fruto de miedos y bajas autoestimas. Las disfunciones familiares y relacionales del alumno son, en muchos casos, las que lo generan. Cuando hay un ambiente cohesionado de familias, profesores y compañeros, es más complicado que se den situaciones de violencia. Siempre va a haber casos de acoso, pero se pueden autocontrolar dentro del aula, empezando por el profesor y los propios compañeros, que saben que eso no está bien".

En una época de grandes cambios como en la que estamos inmersos, la educación es más que nunca el instrumento con el que poder hacer frente a los grandes retos del futuro. La comunidad de profesores, padres y alumnos de nuestro país ha demostrado con creces que cuando vienen tiempos difíciles hay que arrimar el hombro y remar todos juntos. A raíz de la pandemia, los colegios nos han hecho comprender que no son solo un mero edificio al que niños y adolescentes acuden todas las mañanas, sino un espacio de aprendizaje continuo y sin muros en el que se imparten conocimientos que van más allá de los puramente teóricos, pues el objetivo es preparar a los jóvenes en valores y habilidades que desempeñarán a lo largo de toda su vida, tanto en el entorno laboral como en la vida personal y privada.

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