Rosalía culmina su gira de 'El Mal Querer' en Madrid con el ministro de Cultura presente

Aunque en Milwaukee (Wisconsin, Estados Unidos) aún haya quien no sepa de ella, Rosalía Vila se ha convertido en España en "un Kawasaki que por seguiriyas" se ha merendado 2019 y ha conseguido lacrar, con su lazo rojo sanguíneo, una de las páginas más honrosas de nuestra historia musical reciente, con el remate bordado durante el concierto ofrecido en Madrid anoche, donde la catalana actuó ante aproximadamente 16.000 fans, según la cifra dada por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte a través de Twitter.

Entre los asistentes al 'show' con el que la catalana ponía el broche de oro a la gira de su disco 'El Mal Querer', se encontraba José Guirao, ministro de Cultura en funciones, que se encontró con Rosalía al final del espectáculo sin que la artista se diese cuenta en un primer momento de a quién estaba saludando. La cantante llegó a la capital tras agotar en dos horas las entradas del concierto, que sucedió a su enorme éxito en Barcelona y que tuvo la cualidad de ser su debut en el multitudinario WiZink Center, con el que cerrar la gira que la ha visto pasar en un año de súbito fenómeno nacional con 'Malamente' a la primera figura musical que, cantando en español, nominan al Grammy a Mejor artista novel.

Hasta saber si la catalana materializa alguna de las dos candidaturas a las que aspira en esos premios, o calibrar de manera racional cuál ha sido su alcance, lo vivido este martes en Madrid ha sido una cuestión de puro corazón, según la opinión de Javier Herrero, cronista del evento para Efe. Las cerca de 16.000 personas congregadas en el WiZink Center latieron con ella e infartaron entre "oles" y "ays", y eso que la presencia de Vila en Madrid no es ni de lejos un hecho aislado o extraño.

Esta actuación ha sido su cuarta incursión en la región desde que hace poco más de un año empezara a dejarse vislumbrar en el recoleto festival Cultura Inquieta y, meses después, ante la atenta mirada de Pedro Almodóvar en la presentación de su revolucionario segundo disco, 'El mal querer', distinguido con el Premio Ruido por la prensa musical nacional como el Mejor álbum de 2018.

En loor de multitudes lo estrenó en un concierto histórico en una plaza de Colón abarrotada de fieles y, tiempo después, se convirtió en uno de los grandes atractivos de la última edición del festival Mad Cool en cuya apertura enmudeció a unas 50.000 personas. La propuesta no ha variado en su esencia desde aquel debut en Getafe (Madrid). En todo caso, más allá de la incorporación al repertorio de piezas recientes como 'A palé' o 'Yo x ti, tú x mí', que interpretó por sorpresa junto a Ozuna, se ha robustecido, amplificado con pantallones y proyecciones diversas, perfeccionado al nivel de una estrella global.

"¡Madrid, buenas noches! ¡Estoy tan agradecida de poder volver aquí para tocar para todos vosotros!", exclamó la catalana minutos después de saltar al escenario, firme, arrebatadora y a golpe de percusión junto a sus seis bailarinas gemelas, sus palmeros y coristas y El Guincho como artesano de estratégicos arreglos digitales. Quince minutos después de las 9:00 de la noche entonaba 'Pienso en tu mirá' ataviada con un body blanco lunar de larguísimas mangas y un lazo carmesí, poniéndole arte, pero sobre todo la precisión milimétrica y el detalle que se le supone a quien ha sabido construir tal ascenso en tan brevísimo plazo de tiempo.

Si en 'A palé' mostró su faceta de rapera cruda, con 'Barefoot in the park' dejó paso a su sensibilidad emocional y con 'Que no salga la luna', a sus orígenes flamencos. Estos han salido a raudales y 'a capella' en su interpretación de 'Catalina', perteneciente a su primer álbum 'Los ángeles', también distinguido con el Premio Ruido al Mejor disco español de 2017. "Apúnteme usted, señor escribano", cantó, y su largo quejío final rompió el WiZink Center.

'Di mi nombre', proclamó a continuación, y el auditorio coreó de pé a pá la letra de otro de sus éxitos, antes de encarnar el escenario con sus historias de pasiones fatales en 'De aquí no sales', impactante orquestación coreográfica que simboliza la rebeldía y el empoderamiento femenino. "Madrid, ¿estáis brillando o no?", inquieró tras ponerle eso mismo a la noche con el tema junto a J Balvin que le dio su primer pasaporte transfronterizo y, por contraste, después de llevar a miles de asistentes castellanoparlantes a cantar rumba en catalán con 'Milionària'.

Lo jondo no desapareció nunca del todo del espectáculo y a ello vuelvió para versionar rebosante de mestiza chispa electrónica 'No me llames más que ya no voy', de Rodolfo Parrita. No decayó tampoco el hipnotismo visual y, cuando parecía haber disparado todas sus balas, se marcó una bellísima puesta en escena con sus bailarinas bañadas en luz a cuenta de 'Lo presiento'. Y "quién lo diría". Las sorpresas no acabaron, con la irrupción inesperada del ídolo puertorriqueño Ozuna sobre las tablas para recuperar en vivo su 'Yo x ti, tú x mí' entre el clamor ensordecedor de la generación Z y el de los millennials.

'El mal querer' ha sido lo más emocionante que me ha pasado en la vida y ha sido por vosotros. No sé cuándo volveré a cantar en un sitio como este

"Esto de 'El mal querer' ha sido lo más emocionante que me ha pasado en la vida y ha sido por vosotros. No sé cuándo volveré a cantar en un sitio como este, pero me siento muy feliz y, Madrid, ¡espero verte pronto!", dijo antes de que sonase 'Con altura' en la capital. Pasada la hora de espectáculo y un millón de sensaciones, hubo tiempo para una propina con sabor a paga extra: 'A ningún hombre', 'Aute cuture' y, cómo no, el origen de todo, esa fusión perfecta de flamenco, hip hop, electrónica y pop que sacudió el mundo: 'Malamente'.