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La masacre de Peterloo: una matanza olvidada que cambió la historia de Inglaterra
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OCURRIÓ HACE 200 AÑOS

La masacre de Peterloo: una matanza olvidada que cambió la historia de Inglaterra

El director británico Mike Leigh estrena el 10 de mayo 'la tragedia de Peterloo', su reconstrucción de un acontecimiento que cambió las leyes respecto al sufragio en Inglaterra

Foto: PETERLOO courtesy of Amazon Studios.
PETERLOO courtesy of Amazon Studios.

Un continuo a lo largo de la historia. En su versión más o menos extrema, pero siempre con el mismo trasfondo. Da igual que hablemos del Boston de 1770 —soldados ingleses reprimieron una manifestación de bostonianos que protestaban por el aumento de las tasas que había impuesto Inglaterra y mataron a cinco personas— o de Vitoria en 1976 —la policía quiso disolver una concentración de huelguistas y asesinaron a cinco trabajadores—, al final la lucha se resume en el pueblo contra las maneras más represoras de un Estado en su peor versión. La masacre de Peterloo, ocurrida en Mánchester en 1819 —el 16 de agosto habrán pasado 200 años— entronca con esta tradición de mano dura para el disidente, no vaya a exigir sus derechos. Igual que "las protestas de la plaza de Tiananmén o el ‘Domingo sangriento’", apunta el director Mike Leigh, nacido en Mánchester y que este 10 de mayo estrena en España 'La tragedia de Peterloo'.

Cuatro años después de que las tropas del duque de Wellington —apoyadas por el mariscal prusiano Blücher— derrotaran a Napoleón en Waterloo, los aires de cambio auspiciados por la Revolución industrial contrastaban con un régimen sociopolítico anticuado, corrupto y desigual. En 1819 alrededor de un 2% de los británicos tenían derecho a voto: sólo podían elegir representantes parlamentarios los hombres que acreditasen la posesión de propiedades o tierras por un valor superior a los 40 chelines. Y eso sólo podían acreditarlo unos 200.000 ciudadanos en todo el Reino Unido, de un total de más de 15 millones de habitantes. Aquel 16 de agosto, 50.000 manifestantes —manifestante arriba, manifestante abajo— se concentraron pacificamente en la plaza de St Peter's Fields de Mánchester para pedir un cambio legislativo que permitiese ampliar el voto a un mayor porcentaje de la población. Eso sí, lo del sufragio femenino tampoco corría prisa.

placeholder Cuadro sobre Peterloo firmado por Richard Carlile (1770-1843). (Biblioteca de Manchester)
Cuadro sobre Peterloo firmado por Richard Carlile (1770-1843). (Biblioteca de Manchester)

Los manifestantes se habían reunido para escuchar las ideas 'radicales' de Henry Hunt, un ganadero reconvertido en político a quien la Sociedad de la Unión Patriótica había invitado a defender el sufragio universal, la igualdad de derechos, la reforma parlamentaria y el fin del trabajo infantil; propuestas que para el Gobierno y los empresarios fabriles eran demasiado peligrosas. Mientras Hunt, subido en un carro frente al Centro de Conferencias de Mánchester hablaba, los magistrados locales vieron con preocupación desde una ventana cercana cómo crecía la afluencia a la asamblea y decidieron dispersar a los manifestantes. "Hombres, mujeres, esposas, niños, me da igual. Tenemos la superioridad moral. Es nuestro deber cristiano bajar el hacha sobre esta muchedumbre amotinada", pone Leigh en boca del clérigo y magistrado John H. Mallory.

placeholder Mike Leigh en la presentación de 'La tragedia de Peterloo' en Venecia. (Efe)
Mike Leigh en la presentación de 'La tragedia de Peterloo' en Venecia. (Efe)

Según la Peterloo Memorial Campaign, las autoridades locales enviaron a 600 soldados de caballería, varios cientos de efectivos de infantería, una unidad de artillería con cañones, 400 soldados de la caballería de Chesire —fundada por Sir John Leicester en 1797 para evitar una hipotética invasión napoleónica— armados con sables y palos. "El Estado, en este caso la judicatura, fue implacable y draconiana, en comparación al crimen. Quería mostrar cómo trataba entonces el Estado a la gente pobre. La Judicatura y el Estado estaban compinchados y, además, muchos de los magistrados eran clérigos, así que a ese tándem se le unía la Iglesia. Y eran absolutamente implacables con el pueblo", admite Leigh.

placeholder Una imagen de 'La tragedia de Peterloo'. (Diamond)
Una imagen de 'La tragedia de Peterloo'. (Diamond)

El balance fue de entre 11 y 20 muertos —nunca quedó esclarecido— y varios centenares de heridos. Pero sus consecuencias fueron mucho más allá: fue un acontecimiento traumático que impulsó la reforma electoral de 1832 —que amplió el voto a uno de cada siete británicos— y que, además, aumentó la influencia del movimiento cartista y propició la posterior aparición de los sindicatos. "No hay que olvidar tampoco que la Revolución francesa tuvo lugar en 1789, apenas 30 años antes. Todos estos movimientos de la clase trabajadora inglesa estaban inspirados en la Revolución francesa y pensaban que podía pasar algo parecido en Reino Unido. Aunque nunca llegó", apunta Leigh.

De Peterloo al Brexit

En la película del director inglés queda clara la desigualdad no sólo de clase, sino entre la capital y el resto de condados. "Al principio de la película se ve al ministro del Interior que habla sobre lo que está ocurriendo en el condado de Lancashire, sobre las revueltas de Manchester, y está aterrado porque nunca ha pisado el norte de Inglaterra: sólo ha viajado unas millas más al norte de Londres. Para él era como otro país. Era como el imperio colonial. Podían estar hablando de India o de África". Una división que, sin ser tan acusada como entonces, permanece hoy en día, según Leigh. "Una gran proporción de gente que ha votado a favor del Brexit de una manera ignorante, xenófoba y paranoica, viven fuera de Londres, sobre todo en el norte. En Londres se votó masivamente por quedarse dentro de la Unión Europea. Y eso ilustra muy bien la división cultural, económica y política de norte y capital".

placeholder Cartel de 'La tragedia de Peterloo'
Cartel de 'La tragedia de Peterloo'

Leigh muestra su rechazo frente a la idea de un Reino unido 'secesionado' de Europa. "Creo que están cometiendo una gran equivocación, creo que es una catástrofe, un desastre absoluto, pase lo que pase. Nunca debería haber pasado, en primer lugar. Es una muestra de estupidez. Como ya he dicho antes, se mueve por los instintos más xenófobos e ignorantes. Es malo para Gran Bretaña, es malo para Europa y es malo para el mundo. Esperamos que haya otro referéndum que venza al Brexit y se acuerde que nos quedemos en Europa. Pero aun así, si eso ocurriera, el caos llegaría a Gran Bretaña porque habría mucha gente enfadada tomando las calles. Si esto ocurre, será un desastre”.

Un continuo a lo largo de la historia. En su versión más o menos extrema, pero siempre con el mismo trasfondo. Da igual que hablemos del Boston de 1770 —soldados ingleses reprimieron una manifestación de bostonianos que protestaban por el aumento de las tasas que había impuesto Inglaterra y mataron a cinco personas— o de Vitoria en 1976 —la policía quiso disolver una concentración de huelguistas y asesinaron a cinco trabajadores—, al final la lucha se resume en el pueblo contra las maneras más represoras de un Estado en su peor versión. La masacre de Peterloo, ocurrida en Mánchester en 1819 —el 16 de agosto habrán pasado 200 años— entronca con esta tradición de mano dura para el disidente, no vaya a exigir sus derechos. Igual que "las protestas de la plaza de Tiananmén o el ‘Domingo sangriento’", apunta el director Mike Leigh, nacido en Mánchester y que este 10 de mayo estrena en España 'La tragedia de Peterloo'.

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