Hannah Gadsby: la humorista punk de moda en EE.UU que se ríe de la corrección política
Su demoledor monólogo 'Nanette' explora los límites de la comedia, el trauma y el arte
Hannah Gadsby (Tasmania, 1978) es lesbiana, pero no está del todo cómoda con la etiqueta. “Más bien me identifico como… cansada”, afirma en su monólogo más popular, entre las carcajadas del público. Confiesa que la bandera del arcoiris siempre le satura un poco. “No hay espacio donde descansar la vista”, reprocha al diseñador. Tampoco le entusiasma que se identifique a los homosexuales con fiesteros fashion siempre rebosantes de ganas de bailar. “El sonido que más me gusta es el de la taza del té encajando en el platito. Es complicado representar un estilo de vida a partir de eso”, bromea. Si acuden a uno de sus shows, es mejor que no se pasen luego al camerino a comentar, ya que de esos intercambios sale alguno de sus chistes más venenosos.
Por ejemplo, cuando una activista LGTBI le reprochó que en su espectáculo no había “suficiente contenido lésbico”. La respuesta suena memorable: “No sé, estuve en el escenario todo el rato y no recuerdo haberme vuelto heterosexual en ningún momento. Quizá el problema es que no soy suficientemente lesbiana”, replica. ¿Moraleja evidente? Muchas veces las comunidades discriminadas son quienes más presionan a sus miembros para que cumplan con los estereotipos sociales. Por supuesto, Gadsby también critica la soberbia de hombres blancos que se creen con derecho a dominar a todo lo que toca su vista, desde Harvey Wenstein hasta Pablo Picasso, a quien acusa de una extrema misoginia, poniendo ejemplos rotundos.
Aclamación general
Gadsby ha conquistado el mundo con su monólogo ‘Nanette’, que trata un amplio abanico de disfunciones sociales y personales. Su éxito ha desbordado cualquier previsión: por ejemplo, pensaba actuar un mes en Nueva York y la demanda de entradas fue tan grande que tuvo que quedarse cuatro. Hablamos de una de las capitales globales de la comedia, donde se han consagrado decenas de actores cómicos legendarios. El New York Times declaró en uno de sus titulares que 'Nanette' era “el especial de televisión más debatido en décadas”. El texto explica que Gadsby era una desconocida en Estados Unidos, que el especial de Netflix apenas tuvo promoción y que conquistó al público gracias al “boca oreja”.
Gadsby ha conquistado el mundo con su monólogo ‘Nanette’, que trata un amplio abanico de disfunciones sociales y personales
El gancho de su material, como han señalado varios expertos, está en la profundidad de análisis. Jason Zinoman, crítico estadounidense, lo explica así: “El objetivo real de Gadsby es la cultura que permite el abuso cotidiano. Esto no suena divertido, me doy cuenta, pero ella consigue serlo. Las risas que provoca son medios para un fin, que en el fondo es un ataque a la comedia en sí misma”. La web Rotten Tomates puntuó ‘Nanette’ con un cien sobre cien. También recibió reseñas entusiastas en The Atlantic, New Yorker y Vanity Fair, así como tuits de admiración de Monica Lewinsky, la cantante Lilly Allen y la ensayista Roxane Gay. La actriz Emma Thompson disfrutó tanto del espectáculo que la invitó a quedarse en su casa durante las fechas londinenses y ahora se han hecho amigas.
¿Retirada en la cima?
Pero, bueno, volvamos un poco atrás, para analizar en qué sentido este espectáculo ataca a la comedia. Durante el monólogo, Gadsby explica sus dudas sobre seguir o no en este oficio. Comparte la sospecha de que dedicarse al humor mantiene a muchas de sus estrellas en un perpetuo estado de adolescencia. “Cuando reduces tus mayores conflictos al tamaño de chistes, es imposible que quepan todos los matices”, comparte sobre las tablas. Por eso su siguiente proyecto es un libro donde explora a fondo sus zonas oscuras. Llevará por título ‘Ten Steps To Nanette’ y se publicará a comienzos de 2019.
¿Es posible que Gadsby se retire de los focos en un momento tan dulce? No exactamente. “Pensé que hacer este monólogo era el final para mí porque queda claro que el formato ya no es suficiente. Ahora le doy vueltas a un comentario que me ha llegado por varios sitios: puedo seguir haciendo monólogos, pero no necesariamente monólogos cómicos”, declaró a The Guardian. Ciertamente, en ‘Nanette’ hay tantas oportunidades para reír como para llorar o reflexionar sobre problemas sociales serios. Una de las bromas que se puede encontrar en redes es que el show se podría vender igual como comedia que como charla TED.
Catarsis cruda
¿Por qué engancha tanto Gadsby? Quizá porque la comedia se ha vuelto cada vez más maniquea y mamporrera, tanto por parte de los defensores de la corrección política como por quienes buscan romper tabués como si fueran platos, sin más ambición que escuchar el ruido. La humorista australiana prefiere explorar la ambigüedad de sus conflictos. Por ejemplo, creció en Tasmania, una zona hiperconservadora y homófoba de Australia, donde se espera que cualquier homosexual “meta su SIDA en la maleta y se marche a tomar por el culo al carnaval gay de Sidney”.
La comedia es hoy maniquea y mamporrera, tanto por la corrección política como por quienes rompen tabués como si fueran platos
A pesar del aislamiento que supone ser lesbiana allí, no es capaz de odiar del todo el lugar, que es ridiculizado con frecuencia por los australianos cosmopolitas. Lo mismo pasa con el arte, la carrera que decidió estudiar en la universidad, cuyo mundo le fascina y a la vez le espanta por su esnobismo. Uno de los trabajos de Gadsby fue ofrecer tours con comentarios humorísticos por museos australianos. Otro de los platos fuertes de su material son las reflexiones sobre ataques verbales y físicos, sufridos por su condición de homosexual. Los enfoca como una catarsis, donde maneja magistralmente la tensión con el público. Sin duda son la parte más cruda e incómoda de sus shows. Queda todavía un tercio del año, pero ya está claro quien se ha coronado como reina de la comedia en 2018. El impacto de ‘Nanette’ confirma que hay Gadsby para rato. Seguramente hasta que ella decida.
Hannah Gadsby (Tasmania, 1978) es lesbiana, pero no está del todo cómoda con la etiqueta. “Más bien me identifico como… cansada”, afirma en su monólogo más popular, entre las carcajadas del público. Confiesa que la bandera del arcoiris siempre le satura un poco. “No hay espacio donde descansar la vista”, reprocha al diseñador. Tampoco le entusiasma que se identifique a los homosexuales con fiesteros fashion siempre rebosantes de ganas de bailar. “El sonido que más me gusta es el de la taza del té encajando en el platito. Es complicado representar un estilo de vida a partir de eso”, bromea. Si acuden a uno de sus shows, es mejor que no se pasen luego al camerino a comentar, ya que de esos intercambios sale alguno de sus chistes más venenosos.