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'Con amor, Simon': una comedia adolescente gay que saca a Hollywood del armario
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'Con amor, Simon': una comedia adolescente gay que saca a Hollywood del armario

La primera comedia romántica juvenil de una gran productora con un protagonista homosexual quiere ser lo más normal posible. Con todo lo bueno y lo malo que esto supone

Foto: Katherine Langford y Nick Robinson protagonizan 'Con amor, Simon'. (Fox)
Katherine Langford y Nick Robinson protagonizan 'Con amor, Simon'. (Fox)

Una parte del cine de temática 'queer' gira en torno al conflicto que supone para la persona protagonista hacer pública su orientación en un entorno hostil donde la heterosexualidad es la norma excluyente. 'Con amor, Simon', tercer largometraje de Greg Berlanti, da por superada esta pantalla y se sitúa en la siguiente: cómo salir del armario cuando tu familia y tus amigos no tienen ningún problema con las personas LGTB. Simon se presenta a sí mismo al inicio del metraje como un “chico normal”. Es un joven que va al instituto, vive en una casa perfecta en el prototípico barrio residencial de película norteamericana, con una familia modélica y un grupo de amigos sanos y encantadores. Para Simon, lo único que desencaja en su vida es su homosexualidad. No porque se sienta incómodo por el hecho de que le gusten los chicos. Al contrario, está viviendo su despertar sexual como un adolescente más. Simplemente, no se atreve a hacerlo público a pesar de que tanto sus padres (bueno, al progenitor se le escapan los típicos comentarios de supuesta complicidad entre machotes) como su pandilla muestran claros indicios de que lo aceptarían sin más.

Hasta que un compañero anónimo confiesa en el blog de la escuela que es gay. A partir de aquí, Simon se da cuenta de qué le faltaba: alguien con quien identificarse. Porque el único chico abiertamente homosexual en el instituto expresa su orientación de una manera con la que Simon nunca ha conectado. El bloguero misterioso le abre un mundo de posibilidades. Por primera vez encuentra a alguien con quien intercambiar experiencias íntimas, también él ocultando su identidad. Y Simon se empieza a enamorar de su confidente. Las especulaciones en torno a su identidad le permiten proyectar su deseo en varias direcciones: ¿será ese compañero del grupo de teatro?, ¿el chico con el que coincidió un año en ciencias y sirve cervezas en el bar habitual?, ¿el colega que les invitó a una fiesta en su casa?...

placeholder 'Con amor, Simón'.
'Con amor, Simón'.

'Con amor, Simon' sitúa el conflicto del protagonista en esa tradición de un cine juvenil que plasma con sensibilidad, más allá de tópicos y estereotipos, los rasgos concretos de la experiencia adolescente. Simon está tan acostumbrado a ser considerado un chico normal en todos los ámbitos de su vida pública que teme la más mínima quiebra en este encaje armónico en el entorno. En una etapa, la adolescencia, en que ser aceptado es la mayor de las prioridades y una época, ahora mismo, en que cualquier novedad sobre un integrante del grupo se propaga como el fuego y se sobreexpone por las múltiples redes de intercambio de información que manejan los jóvenes.

Normalidad

Producto de un gran estudio como 20th Century Fox, la película ha sido concebida para que cualquier espectador pueda identificarse con ella y con su protagonista. Por eso Simon no se 'desvía' en ningún aspecto de la idea de normalidad. Su físico es convencional y su aspecto no desafía lo tradicionalmente considerado masculino; su comportamiento no llama la atención, su grupo de amigos no es ni el más popular ni el más raro del instituto y sus gustos son los propios de alguien que va un poco más allá del 'mainstream' sin adentrarse en callejones demasiado oscuros o poco transitados. Las tribulaciones de Simon son fácilmente trasladables a la vida de la mayoría de jóvenes: no cuenta a sus padres un aspecto de su intimidad; le resulta más fácil confesarse con una amiga reciente que con la de toda la vida; teme el que dirán de su entorno; mantiene una relación muy estrecha con una persona a la que nunca ha visto pero con quien se entiende de maravilla chateando... Y en el tramo final de la película mantiene la tensión frente al posible encuentro final con el chico de su vida. Una película normal protagonizada por un chico normal. Hasta aquí, perfecto.

El concepto de normalidad que se maneja de forma explícita en el film también presenta sus aristas

Pero el concepto de normalidad que se maneja de forma explícita en el film también presenta sus aristas. No hay problema con que 'Con amor, Simon' no se alinee con ese cine 'queer' que por definición no aspira a la normalidad sino al cuestionamiento de la misma. Sí que resulta más molesto que Simon se defina como normal a partir de un imaginario bastante conservador. Y que tanto el film como los personajes rechacen un tipo de marginación y al tiempo practiquen otra respecto al chico 'rarito' del instituto, Martin, destinado a funcionar como el hazmerreír y el antagonista de Simon.

placeholder Cartel de 'Con amor, Simón'
Cartel de 'Con amor, Simón'

Hollywood sigue siendo un reducto de exclusividad hetero. Los filmes con protagonistas LGBT respaldados por un gran estudio todavía se pueden contar con los dedos de una mano: 'Filadelfia' (1993) de Jonathan Demme, 'Brokeback Mountain' (2005) de Ang Lee, 'Mi nombre es Harvey Milk' (2008) de Gus Van Sant... Las series televisivas, que han tomado el relevo en parte a esa tercera vía 'mainstream' que supuso el cine independiente en su momento, van mucho más adelantadas en este aspecto, desde que Ellen DeGeneres sacó a su personaje homónimo del armario en la sitcom 'Ellen' en 1997 y el Channel 4 británico estrenó en 1999 la pionera 'Queer as Folk'. El contexto heteronormativo de Hollywood es el que acaba convirtiendo una película apreciable pero tan normal como 'Con amor, Simon' en un pequeño hito.

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Una parte del cine de temática 'queer' gira en torno al conflicto que supone para la persona protagonista hacer pública su orientación en un entorno hostil donde la heterosexualidad es la norma excluyente. 'Con amor, Simon', tercer largometraje de Greg Berlanti, da por superada esta pantalla y se sitúa en la siguiente: cómo salir del armario cuando tu familia y tus amigos no tienen ningún problema con las personas LGTB. Simon se presenta a sí mismo al inicio del metraje como un “chico normal”. Es un joven que va al instituto, vive en una casa perfecta en el prototípico barrio residencial de película norteamericana, con una familia modélica y un grupo de amigos sanos y encantadores. Para Simon, lo único que desencaja en su vida es su homosexualidad. No porque se sienta incómodo por el hecho de que le gusten los chicos. Al contrario, está viviendo su despertar sexual como un adolescente más. Simplemente, no se atreve a hacerlo público a pesar de que tanto sus padres (bueno, al progenitor se le escapan los típicos comentarios de supuesta complicidad entre machotes) como su pandilla muestran claros indicios de que lo aceptarían sin más.

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