Nacho Vegas: "No creo que Russian Red sea una cretina derechista"
El cantautor asturiano publica 'Violética'. Su nuevo trabajo se alimenta de conflictos personales y del malestar político del país
Publicar un disco doble en plena era de las canciones sueltas, pegadizas y con estribillo instantáneo supone un pequeño gesto de insumisión. También -mucho más- escribir sobre la emergencia social que vive España, sobre todo porque a Nacho Vegas (Gijón, 1974) le ha pasado factura entre los círculos 'hipsters' de los que surgió. Por ejemplo, algún festival 'cool' le ha colocado en la lista negra y varios patrocinadores le temen por su troleo al Banco de Santander y su compromiso con los movimientos sociales. El tercer desafío es bautizar el resultado como ‘Violética’, aludiendo a la gran cantautora chilena Violeta Parra, una leyenda tan reverenciada como poco escuchada.
“Para mí es uno de los principales referentes de la música popular universal. Pero me gustaría dejar claro que esto no es un álbum dedicado o inspirado en Parra. Solo hay una versión y una referencia en el título. Lo que más me gusta de ella es su capacidad para combinar lo más tradicional -su faceta como folclorista- con lo más vanguardista. Aunque fuera autodidacta, piezas como 'El gavilán' fueron objeto de estudio como música dodecafónica, algo a lo que ella le quitaba importancia diciendo: ‘yo solo pongo los dedos aquí y allá y veo cómo suena’. Supo aunar lo más íntimo con lo social; una canción como ‘La carta’ hace una denuncia política partiendo de la relación íntima con su hermano”, recuerda. También destaca el uso particular que hacía del idioma, su querencia por “mezclar términos cultos y populares, jugando con aliteraciones y con cambios en la acentuación de las palabras creando una prosodia única”.
Romper la burbuja izquierdista
Antes de entrar en materia, pregunto por una polémica que lleva años circulando por redes sociales, bares y camerinos. Nacho Vegas fue objeto de un linchamiento cibernético en 2011 por contestar a unas declaraciones de Russian Red con una frase contundente: “cualquiera que se declare de derechas ha de ser un cretino o un cobarde”. La cercanía de Vegas con un alto cargo del PP, Andrea Levy, hizo comentar en privado a muchos amigos, compañeros y conocidos del cantante que estaba aplicando un doble rasero.
No creo que los diputados del PP y Ciudadanos que votan contra leyes de vivienda sean malos, pero hacen política de intereses privados
“Si me preguntas si creo que Lourdes es una cretina derechista te diré que en absoluto; si me preguntas por Pablo González, concejal del PP en Gijón que se dedica al negocio de la especulación y que el otro día en un pleno se reía de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Asturias y negaba que existiera un problema de vivienda, te diría que me parece un cabronazo. No creo que los diputados del PP y Ciudadanos que votan en contra de leyes de vivienda sean malas personas, pero hacen política al servicio de unos intereses privados y eso les lleva a posiciones miserables que causan sufrimiento a muchas familias. Puedes llamarlo como quieras, yo solo espero que logremos echar a toda esa gente que usa su poder institucional de forma tan abyecta. Y sí, me puedo llevar bien con alguien con quien no comparta una visión de la vida y de la política; de otro modo viviría muy cómodo en mi burbuja izquierdista creyendo que solamente nosotros estamos en posesión de la verdad”, afirma. Cada lector juzgará si la explicación resulta satisfactoria.
Racismo institucional
La canción más intensa y sombría del disco es 'Crímenes cantados', donde recuerda casos de personas fallecidas en Centros de Internamientos de Extranjeros (CIE). Vegas califica estos sucesos de “asesinatos”, fruto del racismo institucional. “La lucha por el cierre de los CIE tiene mucho que ver con el impulso del 15M, aunque nunca tuvo tanta visibilidad como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. A pesar de las dificultades, es una batalla que no se detendrá hasta que se cierre el último de esos agujeros. Esta canción la escribí tras hablar con Xavi Torregrosa, de la Plataforma CIE No de Valencia, que llevan años luchando incansablemente para que se cierre el centro de Zapadores. Está dedicada a toda la gente de la plataforma”, explica.
Curiosamente, los potentes arreglos de la pieza se inspiran en grupos 'cool', muy poco dados a la denuncia social concreta. “Al principio era una canción completamente diferente. La compuse al ukelele y parecía de Belle & Sebastian o algo así. En el estudio de Edu Baos, donde ensayamos, se nos ocurrió dotar a la canción con la violencia musical que creo que requiere la letra y recurrimos a Spacemen 3 y los Jesus & Mary Chain, ya sabes, esas referencias que nunca se olvidan porque te marcaron en una edad en la que buscabas rabia en la música y yo recuerdo el hallazgo que fue escuchar el ‘Psychocandy’ pegado a los bafles para sentir cada 'feedback' de las guitarras”, afirma.
“La autodestrucción no lleva a nada productivo”
La adaptación de Violeta Parra es 'Maldigo del alto cielo', donde llama la atención el verso de renuncia al amor, posición en las antípodas de las letras del cantautor asturiano. “Curiosamente, ella grabó una primera versión más dulce musicalmente y en la que cantaba "maldigo el vocablo amor con toda su brujería". Que decidiera cambiar "brujería" por "porquería" y regrabar el tema me impresionó; pienso que debía de estar realmente lastimada para hacerlo, aunque esto son solo cábalas mías. No creo que la autodestrucción lleve a nada productivo, pero sí pueden hacerlo los sentimientos extremos como los que se expresan en esa canción. La canté intentando apropiarme de ellos. Es un tema extraordinario pero agotador, en la grabación no pude realizar más de una o dos tomas seguidas porque me dejaba vacío. Que Violeta Parra grabara esta canción en las mismas sesiones que 'Gracias a la vida' es una muestra de su enormidad”, destaca.
Hablando de agotamiento, ¿no le gustaría descansar alguna vez de la denuncia política? “Para mí, una canción surge cuando se enciende la luz de emergencia, pero no solo en un sentido social. En este disco trato de hacer confluir esos dos tipos de urgencia, la más personal y la que apela a lo colectivo. No creo que la música tenga un poder transformador en sí misma, pero puede acompañar a los procesos sociales dándoles visibilidad, e incluso puede despertar conciencias. Creo firmemente que la política institucional es insuficiente para afrontar cambios profundos, y que se necesita de un poder popular autoorganizado. Ahí es donde se puede contar con los artistas comprometidos. Y ese poder popular en panoramas como el que vivimos, con un régimen neoliberal hegemónico, ha de funcionar como contrapoder”, apunta.
El carril contrario a Dylan
Escuchando ‘Violética’, con su pulso folk y popular, parece que Vegas ha recorrido justo el camino artístico contrario de Bob Dylan, uno de sus grandes referentes. El autor de ‘Blonde On Blonde’ pasó de la música popular al rock de autor, mientras Vegas cada vez se acerca más a paradigmas tradicionales. “Es posible, pero igual que en Dylan nunca dejaron de sentirse sus raíces folk o blues, creo que yo -salvando todas las distancias- nunca he dejado de interesarme por el rock como una rama de la música popular. No me interesa demasiado la música eléctrónica, pero me encantan las sesiones de Uproot Andy en las que el folclore está tan presente y tratado con tanto respeto que no pierde su esencia en las remezclas. En mi caso son dos mundos que me interesan, el del folk y el del rock, y he ido tendiendo más al primero por cuanto creo que respeta unos códigos que se perdieron con el rock, que fue incorporando otros también interesantes”.
Se refiere, sobre todo, a la mayor flexibilidad del folk respecto a la autoría. “La concepción actual del derecho de autor, tan restrictiva, hace que se pierda parte de lo hacía que las canciones populares fueran algo vivo durante siglos, cuando iban pasando de mano en mano y se iban reescribiendo, con lo que de una misma canción tradicional podemos encontrar muchas versiones diferentes en distintos territorios. La música grabada es un gran invento, no voy a poner eso en duda, pero propició que las canciones pudieran ser convertidas en mercancía, con el menoscabo que eso conlleva de su esencia. Los artistas folk lo sabían bien”, recuerda.
Publicar un disco doble en plena era de las canciones sueltas, pegadizas y con estribillo instantáneo supone un pequeño gesto de insumisión. También -mucho más- escribir sobre la emergencia social que vive España, sobre todo porque a Nacho Vegas (Gijón, 1974) le ha pasado factura entre los círculos 'hipsters' de los que surgió. Por ejemplo, algún festival 'cool' le ha colocado en la lista negra y varios patrocinadores le temen por su troleo al Banco de Santander y su compromiso con los movimientos sociales. El tercer desafío es bautizar el resultado como ‘Violética’, aludiendo a la gran cantautora chilena Violeta Parra, una leyenda tan reverenciada como poco escuchada.