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"la gestión del brexit es un jarro de agua helada"

Un millón de comunitarios quiere dejar el Reino Unido: estos son sus motivos

“Lo único bueno del Brexit es que he perdido el miedo a la crisis”. Israel López llegó huyendo de la fragilidad del mercado laboral. Tiene un buen sueldo pero, como miles de europeos, quiere marcharse

Un manifestante protesta contra el Brexit y la situación de los comunitarios residentes en Reino Unido, en Londres. (Reuters)

“Lo único bueno que le veo al Brexit es que me ha hecho perder el miedo a la crisis”. Quien pronuncia estas palabras es Israel López, un joven economista de Elche que lleva viviendo tres años en Londres. Como tantos, llegó al Reino Unido para huir de la fragilidad del mercado laboral español y, después de encadenar diferentes trabajos en diferentes sectores, encontró un puesto bien remunerado en una empresa potente de comercio electrónico.

“Lo que ha hecho el Brexit en mi caso es adelantarme la expectativa de volverme. Siempre me vi regresando, pero le daba más tiempo psicológico a mi experiencia en el Reino Unido. Ahora, sin embargo, estoy buscando con intensidad trabajo para volver”, asegura este joven de 26 años, “ya no tengo tanto miedo al mercado laboral español; en parte porque tengo amigos que están encontrando trabajo allí, y también porque prefiero tomar ese riesgo, en vez de vivir en un país donde no soy enteramente bienvenido”.

Su caso no es el único. Según una reciente encuesta de la consultora KMPG, alrededor de un millón de europeos que residen en el país se están planteando abandonarlo debido a las causas directas e indirectas del Brexit. La cifra representa el 30% de los ciudadanos comunitarios que viven en el Reino Unido y más de un 3% de toda la fuerza laboral que tiene el país británico. Además, cuanto mayor es el nivel de formación de los encuestados, más profunda es la convicción de dejar el Reino Unido. El estudio de KPMG también revela que los encuestados no son únicamente críticos con la gestión de los poderes públicos, sino también con las empresas, que por lo general no han dado un paso adelante para tranquilizar de una manera eficaz a sus trabajadores comunitarios.

Estas conclusiones del estudio no le sorprenden a Alessandro Cardone, un profesor italiano que lleva afincado en Mánchester casi cuatro años. “Es muy difícil manejar la vida con esta inestabilidad e indefinición”, asegura con visible desencanto, “el resultado del referéndum fue un jarro de agua fría, porque no lo esperábamos, pero la gestión del mismo por parte de las instituciones es un jarro de agua helada”.

Un error sin precedentes

En este sentido, el envío por error de 100 cartas a comunitarios por parte del Departamento del Interior, asegurando que tenían que abandonar el país o enfrentarse a la deportación, ha generado un profundísimo malestar en la comunidad europea en el Reino Unido. Por mucho que la Home Office se haya disculpado y haya achacado a un extraño “caso de incompetencia” este hecho, las redes se han llenado de quejas y de más desconcierto.

La más potente ha sido la carta que los movimientos the3million y British in Europe, agrupaciones que velan por los derechos de los comunitarios en el Reino Unido (y viceversa), han escrito a la Secretaría de Estado, pidiendo a ambos bandos de las negociaciones en Bruselas que prioricen la ratificación de derechos a los ciudadanos europeos en el Reino Unido y los británicos en el resto de Europa.

Manifestantes contrarios al Brexit protestan ante el Parlamento británico, en Londres. (Reuters)

Nicolas Hatton, el cofundador del movimiento the3million, asegura que han hablado con muchas de las personas que recibieron la carta. “Vivieron un momento de estupor, imagínate, muchos tienen familias y no daban crédito a la amenaza del Gobierno”, dice a El Confidencial en conversación telefónica.

El mismo Hatton, un francés enamorado de la cultura británica, lleva en el país desde 1995 y admite que el “Reino Unido ha perdido atractivo para los extranjeros”. Pese a tener pareja británica y una hija nacida en el país, Hatton está luchando incansablemente para que se produzca un acuerdo que certifique los derechos de los ciudadanos comunitarios en el país. “Creo que el hecho de que se vayan más o menos comunitarios dependerá de los acuerdos a los que se llegue, pero sí que creo que ya hay muchos de ellos que se irán igualmente porque se sienten dolidos por toda la gestión del Brexit”.

Otra de las voces más potentes en defensa de los derechos de los ciudadanos comunitarios en Reino Unido es Samia Badani, perteneciente al movimiento The New Europeans. También francesa, Badani lleva más de 17 años viviendo en Londres. Su nivel de integración es tal que es incluso una de las voces más críticas con el Gobierno por la gestión de la tragedia del incendio en la Torre Grenfell. “El nivel de incertidumbre es total, necesitamos muchas más certezas y que se garanticen nuestros derechos pos-Brexit”, asegura.

En un momento clave, justo cuando las negociaciones entre Bruselas y Londres se han retomado con las reticencias previstas sin resolver, Badani pide a los gobernantes que no utilicen los derechos de los ciudadanos como mercancía en la mesa de negociación: “Tienen que ser sensibles sobre lo que está en juego. No pueden permitir que tres millones de personas que llevan tiempo aquí construyendo sus vidas y aportando al sistema británico se vean ahora abocadas al sistema de inmigración”.

David Davis, secretario de Estado para la salida del Reino Unido de la UE, junto a Michel Barnier, en Bruselas. (Reuters)

“No compro muebles, vivo en 'stand by”

Después del incidente de las cartas, el Gobierno de Theresa May ha vuelto a garantizar los derechos de los ciudadanos comunitarios hasta que las negociaciones de salida del Reino Unido de la UE se produzcan. Pero el estado de indefinición y el nivel de ruido es tal que es muy difícil para los comunitarios residentes en el Reino Unido seguir con su vida normal.

Christina Giovi, profesora en una universidad londinense, también ha empezado a replantearse su futuro después del Brexit. “Estoy muy decepcionada con Reino Unido y es verdad que ahora considero mucho más mudarme”, dice esta griega que lleva más de una década estudiando y dando clase en el país anglosajón, “casi todos los europeos que conozco están reforzando su interés en volver a sus países o a otros países de la Unión”.

Uno de ellos es Tomás Alcaide, que curiosamente acaba de conseguir el permiso permanente de residencia, después de una segunda gestión. “Decidí sacarme el permiso para rebajar el nivel de incertidumbre”, asegura este salmantino a punto de cumplir los 40, “el proceso no ha sido nada sencillo: me han pedido nóminas desde que llegué al Reino Unido, facturas de la luz y el agua, las veces que he salido del país en estos nueve años que llevo aquí…”. Tomás hizo el proceso con su esposa, una ciudadana colombiana que necesitaba todas esas certezas si cabe con mayor urgencia. “Pese a todo, yo estoy abierto a volver a mudarme a otro lugar, estoy un poco harto de no amueblar ni siquiera la casa como me gusta porque no sé cuánto me voy a quedar”, dice este ingeniero informático.

Quien sí deja el Reino Unido este viernes es Antoine, un mánager francés de una agencia de comunicación. Su perfil se enlaza bien con el trabajador cualificado que recoge la encuesta de KMPG. Lleva seis años en Londres y ha dicho hasta aquí. “Cuando uno toma esta decisión, obviamente hay muchas razones que confluyen, pero no puedo negar que este último año de incertidumbre tiene un peso específico en mi decisión. El Brexit, y sobre todo su retórica, tiene importancia, claro que sí”. Antoine asegura que hace dos años sentía que el Reino Unido vivía un “clima de optimismo, mientras que ahora noto a mi alrededor una población más entristecida y, en parte, en 'shock' después del Brexit”. Como él, muchas personas de su entorno están mirando opciones para volverse: “Los precios no dejan de subir y cala cada vez más que se puede tener mejor calidad de vida en otro lugar”. Su avión parte a París desde Gatwick el próximo viernes a las tres y cuarto de la tarde.

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