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El terrorismo, el Brexit, la torre Grenfell... la fiesta terapéutica que Londres necesitaba
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notting hill, un carnaval blindado

El terrorismo, el Brexit, la torre Grenfell... la fiesta terapéutica que Londres necesitaba

Notting Hill se ha convertido en una especie de terapia para un país confuso. Un carnaval marcado por el terrorismo yihadista, la tragedia de la torre Grenfell y el Brexit. Y, sobretodo, la seguridad

Foto: Participantes en el Carnaval de Notting Hill, en Londres, el 28 de agosto de 2016. (Reuters)
Participantes en el Carnaval de Notting Hill, en Londres, el 28 de agosto de 2016. (Reuters)

Las celebraciones en Londres del Carnaval de Notting Hill de este año han estado marcadas por los recientes atentados terroristas y el trágico incendio del Torre Grenfell del pasado mes de junio, donde al menos 80 personas perdieron la vida. Unas medidas de seguridad sin precedentes y la torre calcinada, al lado de la estación de Latimer Road, que se encuentra a pocos minutos del popular recorrido del desfile del carnaval, han caracterizado las celebraciones de la fiesta callejera con más afluencia de toda Europa.

Como en otros años, la policía ha tenido que intervenir y en la primera jornada un total de 106 personas han sido arrestadas por posesión de drogas o armas blancas, y ligeros altercados violentos, tal y como han informado los mismos cuerpos policiales.

Foto: Operarios del Ayuntamiento de Madrid colocan jardineras en la céntrica Calle de Montera, una de las más concurridas de la capital. (Efe)

Y es que las jornadas son especialmente estresantes para los cuerpos de seguridad. Además de gestionar las emociones de la comunidad por la tragedia de Grenfell y lidiar con los altercados comunes, el Carnaval se ha tenido que exponer a la amenaza del terrorismo. Con la reciente tragedia de Las Ramblas muy reciente y después de que el Reino Unido haya sido azotado hasta en tres ocasiones este año por el terrorismo yihadista, más de 6.000 agentes han tomado el barrio de Notting Hill.

Además, un anillo de metal ha impedido el paso a cualquier vehículo al recinto del desfile y se han instalado muros de hormigón en los lugares más concurridos. La nutrida presencia policial ha generado controversia en muchos sectores de la comunidad, ya que en las pasadas semanas la policía londinense ha acometido más de 600 detenciones en diferentes barriadas al sur de Londres relacionándolas con el Carnaval. “Nos toca ser lo más empáticos posible”, decía a este diario un agente al que le acaban de poner un gorro de fiesta, “sabemos que este año hay muchas situaciones que hacen que el Carnaval sea especial”.

“El terror está en tu cabeza, es difícil olvidarlo”

Y es que Londres, como otras grandes ciudades europeas, vive un estado de alerta latente. “Cuando vengo a Notting Hill vengo a divertirme, a pasarlo bien con la gente de aquí, a disfrutar de la diversidad y de la música, no pienso en ataques de ningún tipo”, comenta uno de los asistentes, mientras una de las caravanas pasa con una banda bailando frenéticamente. Aunque otra chica sí admite que los recientes ataques terroristas “están en algún rincón de su cabeza, es difícil de olvidar”.

placeholder Oficiales de policía pasan ante participantes en el Carnaval de Notting Hill, en Londres. (Reuters)
Oficiales de policía pasan ante participantes en el Carnaval de Notting Hill, en Londres. (Reuters)

El contraste de emociones, como se esperaba, ha sido muy marcado. Los asistentes al Carnaval han colisionado en muchos momentos con memoriales de las víctimas de la torre Grenfell y se han topado con la imponente imagen de la torre, como un esqueleto de escombros, erigida en un vasto complejo de viviendas sociales al oeste de Notting Hill. “La verdad es que impresiona este contraste”, comenta Daniel, uno de los voluntarios que custodian el cordón de seguridad alrededor de Grenfell, “ves a gente divirtiéndose, disfrazados o con su bebida en la mano; van felices y, de pronto, se topan con la imagen de la torre y ves cómo la expresión se les cambia”.

Un grupo de amigas, todavía pintadas después de la fiesta, leía los mensajes de apoyo a las víctimas del incendio. “Es una experiencia dura ver la torre, solo la había visto por televisión y cuando la tienes tan cerca te imaginas todo el sufrimiento que alberga”, aseguraba una de ellas antes de seguir su periplo a la estación de metro.

El Carnaval en sí fue inaugurado por el alcalde de Londres, Sadiq Khan, quien aseguró que el “evento tenía que ser otra excusa para reforzar la ayuda a la comunidad”. La parlamentaria de Kensignton, la laborista Emma Dent Coad, ha ido más allá en su reflexión bautizando a los asistentes del Carnaval (especialmente población joven) como la “Generación Grenfell”, continuando la gestación de un discurso de clase muy crítico con la investigación que está acometiendo el Gobierno respecto a la tragedia de la torre.

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Una montaña rusa de emociones

El año pos-Brexit ha sido una montaña rusa en el mapa emocional de la sociedad británica. Así, el Carnaval de Notting Hill, con su delirante ritmo, se ha convertido en un mapa cartesiano de las emociones encontradas que vive el Reino Unido. Por una parte, la pasional celebración, puesta en liza desde mitad del siglo XX para homenajear la diversidad cultural del popular barrio londinense, ha servido para que los participantes reivindiquen el carácter abierto de Londres en este momento pos-Brexit, donde el debate sobre la xenofobia se extiende de una manera u otra por todos los polos de la sociedad. “Quien crea que hay racismo en esta ciudad o en este país, que se acerque por el Carnaval”, decía una mujer mientras hacía fotos al desfile.

Sin embargo, muchos columnistas consideran que la vitola de espacio inseguro que tiene el Carnaval de Notting Hill sí que proviene de un prejuicio xenófobo. Ruby Lott-Lavigna aseguraba en 'The New Statement' que una gran parte de la sociedad está interesada en estigmatizar el evento, que es una forma de desprestigiar a una comunidad. “Tenemos que ver el Carnaval como lo que es, una celebración de una cultura que tiene que luchar para seguir a flote”.

placeholder Un desfile para menores durante el Carnaval de Notting Hill, en Londres. (Reuters)
Un desfile para menores durante el Carnaval de Notting Hill, en Londres. (Reuters)

Vía de escape, escenario de reivindicación

Más de un millón de personas han llenado de color y brío las calles del jubiloso barrio de Londres, proclamando de nuevo la potencia vital de la cultura afrocaribeña. El Carnaval ha tenido un aire emocional y reflexivo en ciertos momentos, a la sombra de la calcinada torre Grenfell, convertida en un símbolo de dolor y desconcierto.

Sin embargo, el aire festivo ha inundado las calles de Londres, en una explosión “casi terapéutica”, como decía un habitante del barrio. “Este país vive un momento con tantas fuerzas en contraposición, con tantas incertidumbres, que lo mejor que uno puede hacer es reclamar su voz a través de unirse pacíficamente a la comunidad”.

Así, el Carnaval de Notting Hill, “bendecido por un tiempo que parece la Costa del Sol”, como decía una pareja entrada en los 50, ha insuflado toda la vitalidad y el color que hace de esta fiesta la más explosiva de las calles europeas. “Esta fiesta hace más falta que nunca”, decía la parlamentaria Dent Coad. Y, esta vez, sí le han hecho caso.

Las celebraciones en Londres del Carnaval de Notting Hill de este año han estado marcadas por los recientes atentados terroristas y el trágico incendio del Torre Grenfell del pasado mes de junio, donde al menos 80 personas perdieron la vida. Unas medidas de seguridad sin precedentes y la torre calcinada, al lado de la estación de Latimer Road, que se encuentra a pocos minutos del popular recorrido del desfile del carnaval, han caracterizado las celebraciones de la fiesta callejera con más afluencia de toda Europa.

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