Un hombre adelgaza más de 50 kilos comiendo lo que le gusta: así lo hizo

Cuando pensamos en perder peso es inevitable que nos venga a la cabeza un proceso incómodo y sufrido en el que tenemos que apartarnos de nuestras comidas favoritas y someternos a una dura rutina de ejercicios. Así lo pensaba también Chris Terrell, un hombre de 38 años de la ciudad de Jonesbro en Arkansas (Estados Unidos), quien había estado luchando contra su sobrepeso la mayor parte de su vida y estaba a punto de darse por vencido.

Con tan solo 15 años ya pesaba más de 90 kilos. A lo largo de los años fue probando distintas fórmulas y dietas restrictivas, pero nada funcionaba. Por desgracia, en 2019 su padre murió. Él pesaba 130 kilos y estaba en la mitad de su treintena, para lo que decidió dar con una solución eficaz a su problema. "Cada vez que perdía peso siempre lo recuperaba y nunca llegué a tomármelo en serio", asegura a Business Insider. "Siempre volvía a aumentar de peso y a la casilla de salida. No voy a dejar de comer helado durante diez años, eso es una tontería".

"Me dije: puedo comer lo que quiera, pero solo cuando tenga hambre. Y cuando deje de tener hambre, dejaré de comer"

Su estilo de vida no le favorecía para nada. Era lo que él consideraba como un "adicto al trabajo", apenas realizaba actividad física y se quedaba despierto hasta bien entrada la madrugada jugando a videojuegos o viendo la televisión. En este sentido, su problema no solo se debía a una mala nutrición (abusaba de la comida basura), sino también a la forma de vida sedentaria que llevaba. Entonces, decidió dejar el trabajo y a su pareja para centrarse plenamente en él y perder los kilos que siempre le habían estado perjudicando su imagen y forma física.

Un diario y actividad física frecuente

¿Cómo lo hizo? Terrell eliminó completamente ciertos alimentos y también decidió dejar de poner sus esperanzas en cualquier dieta de moda. En su lugar, tan solo empezó a anotar cuándo y cuánto comía. "Me dije: puedo comer lo que quiera, pero solo cuando tenga hambre. Y cuando deje de tener hambre, dejaré de comer", asegura en declaraciones recogidas por The New York Post. "No me privaba de alimentos que me gustaban, pero si no tenía ganas de comer me decía a mí mismo que mejor esperar".

En lugar de intentar perder más de 40 kilos en unos pocos meses, como se había propuesto sin éxito, su objetivo era ir perdiéndolos de forma paulatina

Sin embargo, el hambre no desaparece por arte de magia. Para conseguirlo, debía afrontar un cambio de actitud que pasaba por modificar la relación que tenía con su propio cuerpo. No solo bastaba con dejar de comer aquello que más le gustaba, sino que debía moverse. Así, se apuntó a clases de natación y abrió un videoblog para documentar todos los avances. "Lo último que quería era estar en mi lecho de muerte pensando en qué pasaría si hubiera cambiado", aseguró.

En lugar de intentar perder más de 40 kilos en unos pocos meses, como se había propuesto anteriormente, su objetivo era ir perdiéndolos de forma paulatina. Al final, bajó trece kilos en los seis primeros meses, no demasiados pero suficientes para empezar. Y, tras dos años y medio de dedicación, Terrell llegó a perder 56 kilos y se mantuvo en este peso durante un año miedo.

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Todavía sufre recaídas en las que debe velar para no recaer en la comida basura o los alimentos precocinados, cargados de grasas y azúcares. "Me digo a mí mismo: 'sírvete mucho menos de lo que comerías y, cuando termines, espera unos minutos. Si todavía tienes hambre, échate un poco más'", agrega. "Sabía que comía para esconder mis sentimientos, por lo que me dije a mí mismo que si cruzaba esa línea tenía que entender por qué". El éxito se debió también a su diario, el cual le ayudaba a gestionar todo el proceso. Aunque admite que tuvo recaídas y contratiempos a lo largo de todos estos dos años y medio, actualmente Terrell mantiene un peso sano y está orgulloso. Y además, ha decidido ayudar a otros con la pérdida de peso.