Ante una crisis de asma, ¿cuándo debo acudir a urgencias?

El asma es una enfermedad crónica de las vías respiratorias que provoca dificultad para respirar, sibilancias (silbidos al respirar), opresión en el pecho y tos. Estos síntomas pueden variar en intensidad de una persona a otra y también pueden cambiar con el tiempo.

Cuando una persona sufre un ataque de asma, experimenta un empeoramiento de estos síntomas: la falta de aire, la opresión en el pecho, los pitidos y la tos surgen o se agravan de forma repentina. La doctora Lorena Comeche Casanova, del servicio de Neumología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, explica que "las crisis de asma se producen por una inflamación aún mayor de los bronquios, que ocasiona una importante obstrucción del paso del aire, que se queda atrapado en los pulmones. Estas crisis pueden aparecer en cualquier escalón de gravedad y son más frecuentes si previamente el asma no está bien controlado".

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Las causas por las que se producen son diversas. Exposición a alérgenos; inhalación de sustancias irritantes, como gases, tabaco, lacas, desodorantes, productos de limpieza, contaminación ambiental y olores intensos; cambios bruscos de temperatura o la exposición al aire acondicionado; el consumo de ciertos fármacos, e infecciones respiratorias son las más frecuentes. Además, la especialista en neumología señala que "algunas causas y desencadenantes son comunes a todas las personas que sufren la enfermedad, pero hay también diferencias individuales".

Qué hacer ante una crisis de asma

"Ante una crisis hay que iniciar el tratamiento lo antes posible, sin esperar a ver si se pasa sola", advierte la especialista. El primer paso es identificar que se está sufriendo un ataque, valorar su gravedad y comenzar con el plan de tratamiento pautado por los profesionales sanitarios. En ciertos casos, será fundamental acudir al centro de salud o al servicio de urgencias más cercano para evitar complicaciones.

Lo más característico de una crisis, como decíamos, es el empeoramiento o la aparición repentina de los síntomas de asma. Otra forma de detectarla es comprobar la función pulmonar, que puede sufrir un descenso de valores o una obstrucción. Para ello, es necesario utilizar medidores de flujo espiratorio máximo o FEM.

Para valorar la gravedad del ataque de asma y qué debes hacer, pueden ayudar estas indicaciones generales:

• Crisis de asma leves. Causan molestias poco intensas y comienzan durante actividades cotidianas. Sin embargo, no es necesario interrumpirlas. Otra característica es que originan una leve caída de la función pulmonar. Ante este tipo de crisis asmáticas, la doctora recomienda "iniciar medicación de rescate y seguir el plan de tratamiento que haya indicado el médico". Si no hay una mejoría evidente después de dos días de tratamiento, lo aconsejable es acudir al centro de salud.
• Crisis de asma moderadas. Las molestias son más intensas que en las crisis asmáticas leves, por lo que pueden llegar a dificultar las actividades cotidianas. También se observa una mayor caída de la función pulmonar. Otro dato es que los síntomas pueden aparecer en reposo, especialmente por la noche. Para tratar estas situaciones, la doctora aconseja "iniciar medicación de rescate, cuatro inhalaciones y preferiblemente con cámara, y seguir el plan de tratamiento indicado por el médico". Si después de seis o 12 horas continúan las molestias, es recomendable acudir a consulta.
• Crisis de asma graves. Sus síntomas llegan a dificultar incluso hablar con normalidad y aparecen en reposo. En los peores casos, las personas que sufren una crisis asmática grave pueden perder el conocimiento o el color de los labios se puede volver azulado. Igualmente, la función pulmonar presenta una caída u obstrucción más significativa que en los otros tipos de crisis. Por todo eso, es importante acudir a urgencias y comenzar el tratamiento de alivio, con cuatro inhalaciones cada 20 minutos y preferiblemente con cámara.

Si los efectos del asma persisten durante dos días y no tenemos un plan de tratamiento pautado, es aconsejable acudir al especialista para que valore muestro caso. También se recomienda ir a consulta "siempre que el flujo de espirometría máximo o FEM esté por debajo del 70-80% del mejor valor y no se tenga ninguna pauta de tratamiento, o que, a pesar de ella, el FEM no se normalice", agrega la doctora.

¿Y cuándo es necesario acudir a urgencias? En el momento en que no se note una mejoría rápida de los síntomas más graves. En concreto, hay que actuar cuando la persona asmática presenta problemas para respirar al estar sentado, hablar o andar despacio; si presenta dificultad para dormir o despertarse por ahogo o si los labios, lengua y yemas de los dedos tienen un color azul. También si no mejora la dificultad para respirar tras utilizar el inhalador en varias ocasiones; no responde a la medicación pautada y el flujo espiratorio máximo se sitúa por debajo del 50-60% del mejor valor.

Es recomendable evitar que la persona conduzca y, si la situación es muy grave, solicitar una ambulancia. Otra recomendación de la experta durante el trayecto al hospital consiste en "utilizar el broncodilatador, una inhalación cada minuto, hasta notar mejoría o hasta que comience a notar temblor o taquicardia".

Una vez allí, el tratamiento consiste en intensificar el uso de broncodilatadores de acción rápida. Asimismo, en la mayoría de los casos, suelen utilizarse corticoides orales o intravenosos. En situaciones graves se puede requerir el uso de oxígeno o la intubación y ventilación mecánica.

*El Confidencial, en colaboración con Quirónsalud, presenta una serie de artículos con información práctica, consejos y recomendaciones para mejorar nuestra salud y bienestar. Si tienes alguna duda sobre esta temática o quieres más información, puedes contactar con el Hospital Universitario Quirónsalud Madrid​.