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La vida después de un ictus: ¿qué tipo de rehabilitación es la más adecuada?
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La vida después de un ictus: ¿qué tipo de rehabilitación es la más adecuada?

Neurólogos, fisioterapeutas, logopedas, enfermeros y rehabilitadores trabajan de forma conjunta para conseguir que el paciente pueda alcanzar la máxima recuperación funcional

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La vida después de sufrir un accidente cerebrovascular o ictus representa una transformación radical para la mayoría de las personas afectadas. Sólo una tercera parte se recupera completamente, otra tercera parte fallece y, para el resto, las secuelas en forma de trastornos físicos o cognitivos condicionan, y mucho, su vuelta a la actividad diaria por la incapacidad para realizar determinados movimientos o acciones.

“Este deterioro se puede paliar, pero para ello hay que recurrir a servicios de rehabilitación. A fisioterapeutas, logopedas, psicólogos o terapeutas ocupacionales les corresponde la misión de intentar devolverles a la vida”, asegura la doctora Raquel Cutillas Ruiz, jefa asociada del Servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz.

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El ictus, explica el doctor Daniel López de Mota Sánchez, especialista del Servicio de Neurología del mismo centro, “consiste en la ruptura u obstrucción de un vaso sanguíneo en el cerebro que puede provocar alteraciones en la expresión del lenguaje, la pronunciación, asimetría de la cara, debilidad de extremidades, pérdida de sensibilidad, alteración del equilibrio, visión doble y pérdida de un campo visual que se ocasiona de manera brusca: todos ellos son síntomas de alarma de ictus”.

Cuando esto ocurre, el procedimiento indica que se debe contactar con el 112 detallando lo sucedido de forma clara y concisa, y destacando "el inicio súbito y el déficit". Las recomendaciones para prevenir el ictus incluyen prestar atención a la alimentación, realizar ejercicio físico, controlar la hipertensión arterial, la diabetes y la dislipemia, y eliminar el consumo de tabaco y alcohol, añade el especialista.

“Los pacientes que han pasado por un ictus”, explica María del Carmen Pajuelo Díez, enfermera del mismo centro madrileño, “deben tomar conciencia de lo ocurrido y aceptar su nueva situación, identificando, de la mano del especialista, el grado de dificultad al que deben enfrentarse tras los daños y alteraciones sufridas. Los más frecuentes están relacionados con déficits motores, alteraciones sensitivas o del lenguaje". Por ello, desde el Servicio de Enfermería de este centro se proporciona un plan de cuidados adaptado a la situación de cada paciente, que se actualiza según sus necesidades y déficits.

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Además, es importante un tratamiento de rehabilitación cuyo objetivo final, añade la doctora Cutillas, es que "el paciente alcance la máxima función perdida tras el ictus, recuperando o compensando el déficit motor, sensitivo, de comunicación, y evitando la aparición de complicaciones como el dolor, deformidades articulares o la depresión". Además, se busca que pueda recuperar su vida previa en el mayor grado posible, facilitando la reinserción en su entorno laboral, ocupacional, social y familiar.

Por otro lado, los fisioterapeutas trabajan no solo con pacientes, sino con familiares y cuidadores, para que continúen los ejercicios en sus domicilios o residencias. En este sentido, Natalia Palmero Valdez, fisioterapeuta del mismo servicio, destaca la importancia de poner en práctica las recomendaciones de ejercicios y posicionamientos indicados. Además, los pacientes deben acudir a fisioterapia para hacer un seguimiento de su evolución, de modo que los especialistas puedan "reconocer los déficits y plantear objetivos a corto y largo plazo, teniendo en cuenta las capacidades del paciente", declara.

Finalmente, los logopedas tienen la función de "acompañar y capacitar al paciente y a su familia para la consecución de los objetivos, propuestos por el equipo médico rehabilitador en función de las dificultades que puedan presentar de forma aislada o combinada", comenta Aitor Belandia Vellisca, logopeda en la Fundación Jiménez Díaz. Dentro de los problemas que pueden afrontar los pacientes tras sufrir un ictus, encontramos frecuentemente "disfagia, disartria, parálisis facial, disfonía, dificultades de memoria, atención, fatigabilidad, frustración y afasia comprensiva, expresiva o afasia global", concluye el logopeda.

*El Confidencial, en colaboración con Quirónsalud, presenta una serie de artículos con información práctica, consejos y recomendaciones para mejorar nuestra salud y bienestar. Si tienes alguna duda sobre esta temática o quieres más información, puedes contactar con la Fundación Jiménez Díaz.

La vida después de sufrir un accidente cerebrovascular o ictus representa una transformación radical para la mayoría de las personas afectadas. Sólo una tercera parte se recupera completamente, otra tercera parte fallece y, para el resto, las secuelas en forma de trastornos físicos o cognitivos condicionan, y mucho, su vuelta a la actividad diaria por la incapacidad para realizar determinados movimientos o acciones.

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