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¿Por qué los barrios rojos de las ciudades se llaman así? Esta es su historia
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¿Por qué los barrios rojos de las ciudades se llaman así? Esta es su historia

Como suele suceder en la historia del ser humano, zonas muy alejadas del mundo y sin aparente relación tuvieron la misma idea y al mismo tiempo

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"Roxanne, no tienes que poner la luz roja" entonaba Sting al ritmo de la que es, probablemente, la canción más famosa de The Police. El color rojo es significativo de la pasión, pero también del peligro: nos advierte que estamos entrando en un barrio de pecado. Al fin y al cabo, barrios de pecado (barrios rojos, barrios chinos, lugares de lupanares, como el lector prefiera) existen en todas partes del mundo y desde siempre.

En realidad, el lupanar es la palabra latina con la que los romanos se referían a los burdeles, haciendo referencia a la guarida de las lobas o lupas (así se llamaba entonces a las prostitutas por su carácter promiscuo), y si recorriésemos un lupanar de aquella época, probablemente nos quedaríamos asombrados por la constatación de que las cosas no han cambiado mucho en miles de años, pues los instintos primarios siempre han formado parte de nuestra psique. "Aquí follé a muchas chicas". "Chico afortunado, follas bien". Podría ser un intercambio de wasaps fortuitos entre dos personas, y, sin embargo, se trata de dos grafitis encontrados en el lupanar de Pompeya.

Los trabajadores del ferrocarril que iban a los burdeles dejaban sus lámparas encendidas fuera del local con la parte roja mirando hacia la calle

Y alrededor de los burdeles se crearon los barrios o zonas rojas. La teoría más popular acerca del nombre de barrio rojo apareció en 1890 en Estados Unidos, relacionándolo con los trabajadores del ferrocarril. Según parece, aquellos tenían sus lámparas con dos colores (el blanco y el rojo) para la señalización de trenes. Cuando, después del trabajo, iban a los burdeles, dejaban sus lámparas encendidas y colgadas fuera del local con el rojo mirando hacia la calle y el blanco iluminando hacia la habitación en la que se encontraban. Así, el lugar se convertía en una verdadera zona roja.

Es una opción posible, aunque como suele suceder en la historia del ser humano, zonas muy alejadas del mundo y sin aparente relación tuvieron la misma idea y al mismo tiempo. En Japón, las zonas de pecado también se denomina akasen, que significa literalmente línea roja. En 1618, en Tokio (Edo. por aquel entonces) el barrio de Yoshiwara fue oficialmente definido como barrio rojo, y mezclaba los burdeles corrientes con las casas de té.

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Foto: iStock.

Por aquel entonces y hasta la restauración Meiji (cuando Japón se abrió al resto del mundo), los burdeles disponían de sistemas jerárquicos divididos en categorías que iban desde las aprendices a las prostitutas de alto nivel (oiran), que aprendían distintas disciplinas, eran amantes de samuráis y solían retirarse sobre los 27 años. En el barrio existía un pequeño pozo de agua al que llamaban el canal de los dientes negros, pues en la época las prostitutas solían teñir sus piezas dentales de aquel color y solían pasear por sus alrededores.

En los burdeles japoneses las prostitutas se dividían por jerarquías, aprendían distintas disciplinas y solían retirarse sobre los 27 años

En nuestro país, más que zona roja, se habla de barrio chino, que pervive todavía, aunque con un significado diferente en lugares como Barcelona o Salamanca. Según contó a El Confidencial en otra ocasión Celia Marín Vega, profesora en el Departamento de Teoría e Historia de la Arquitectura y Ciencias de la Comunicación en la Universidad Politécnica de Cataluña, el nombre fue propuesto en los años veinte por el periodista Francisco Madrid. Para él, el nombre de barrio chino era un sinónimo de barrios bajos, y todas las grandes metrópolis, como San Francisco o Nueva York, lo tenían.

Foto:  'Ennegrecido de dientes' de Utagawa Kunisada.

Gracias al cine y la prensa, las historias que proliferaban sobre estos barrios era de lugares oscuros y misteriosos donde proliferaban la trata de blancas y el narcotráfico. Francisco Madrid decidió darle ese nombre al barrio de Barcelona no por sus habitantes, sino por la esencia criminal del mismo.

El Raval cobró vida propia como barrio chino y muchos lugares cambiaron su nombre. Un lugar como Cal Sagristà pasó a llamarse Wu Li Chang

De hecho, en una ocasión, contó que se había cruzado por casualidad con un chino caminando por una calle del Raval, y aquello le hizo pensar que en la ciudad podía existir un barrio oculto y misterioso como el de San Francisco. Al final, el Raval acabó cobrando vida propia y muchos lugares populares acabaron cambiando su nombre. Un lugar como Cal Sagristà, por ejemplo, pasó a llamarse Wu Li Chang.

El de Ámsterdam, el más famoso

Pero barrio rojo o zona roja sigue siendo la acepción más típica para nombrar estos lugares, pese a las excepciones clásicas como la española o el llamado Palermo Hot de Buenos Aires o la zona rosa de México, que vendría a ser lo mismo: un sitio específico donde se concentran antros, bares y negocios relacionados con el comercio sexual, tales como los clubes de estriptis.

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Por supuesto, en la actualidad el barrio rojo de Ámsterdam sigue siendo el más famoso del mundo. La prostitución es legal en el país desde 1911, y en la actualidad las prostitutas destinan parte de su trabajo al alquiler de las vitrinas donde se muestran, pues las rentas se pagan por turnos diarios, por lo que ellas son como emprendedoras que tienen que encargarse de pagar su propio espacio por vender su producto, que en este caso es su cuerpo.

Un estudio sociológico en los años noventa concluyó que no había interés por parte de las mujeres en este tipo de servicios

Como curiosidad sociológica, en los años noventa se llevó a cabo un experimento que consistió en que en lugar de mujeres, fueron hombres los que se expusieron durante unas semanas en las vitrinas. El estudio concluyó que no había interés por parte de las mujeres en ese tipo de servicios, y además se produjeron protestas por parte de las prostitutas, que consideraban a estos hombres denigrantes. Es curioso, pues aunque se trata del oficio más antiguo del mundo, en realidad este concepto de turismo sexual que conocemos ahora nació tras la Revolución Industrial, cuando se abrieron cabarets y centros nocturnos que daban cierto toque bohemio a la triste imagen repetida hasta el infinito: la luz roja de exclusividad apuntando hacia la calle y dos cuerpos fríos tendidos en un lecho, esperando para unirse íntimamente a cambio de una remuneración económica.

"Roxanne, no tienes que poner la luz roja" entonaba Sting al ritmo de la que es, probablemente, la canción más famosa de The Police. El color rojo es significativo de la pasión, pero también del peligro: nos advierte que estamos entrando en un barrio de pecado. Al fin y al cabo, barrios de pecado (barrios rojos, barrios chinos, lugares de lupanares, como el lector prefiera) existen en todas partes del mundo y desde siempre.

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