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"Difíciles y odiosos": así son los peores pacientes del mundo
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un método caro y poco eficiente

"Difíciles y odiosos": así son los peores pacientes del mundo

Los estadounidenses no confían en su sistema sanitario. Es excesivamente costoso y, sin embargo, no se traduce en mejoras de ninguna clase: pagan más pero viven menos

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La leyenda dice que Woody Allen (que, recuérdese, es estadounidense) duerme con los zapatos puestos, por si le sobreviene la muerte. Igual que existen diferentes tipos de clientes y a los trabajadores de cara al público se les enseña un poco de psicología para poder lidiar con ellos, algo igual debería suceder con los diferentes tipos de pacientes. La literatura médica tradicional calificaba a una persona que probablemente conoces o que incluso puede que seas tú como "paciente odioso", un término que se ha suavizado a "paciente difícil".

"Mi padre era uno de esos", explica David H. Freedman en 'The Atlantic'. "Con 74 años, sin ir más lejos, golpeó al médico que trataba de medirle la presión arterial. Con su mentalidad de científico, odiaba el sistema sanitario estadounidense. Regañaba a todos y ponía los ojos en blanco. Aunque los médicos aprenden a tolerar a estos pacientes, ellos no les hacen ni caso. Llegó a los 76 años justamente gracias a ese sistema médico que tenemos, pues fumó, tomó las pastillas que le recetaron cuando quería y no cumplió ninguna de las medidas que le advertían, debía seguir, por norma general".

Una mujer herida en Boston: "¡Que nadie llame a la ambulancia, son 3.000 dólares y no puedo pagarla!"

No sorprenderá a nadie si decimos que la sanidad en Estados Unidos es tremendamente cara, desde los sueldos de los médicos hasta las pruebas de diagnóstico o los fármacos. Gastan en cuidados médicos casi el doble que otros países del mismo nivel socioeconómico pero su esperanza de vida es inferior en relación con otros países como Australia, Japón, Suecia, Dinamarca, Francia o Suiza. En junio de 2018 se produjo una escena esperpéntica en Boston (Massachusetts) cuando una mujer quedó atrapada en el metro y, en su agonía, gritó: "¡Que nadie llame a la ambulancia, son 3.000 dólares (unos 2.600 euros) y no puedo pagarla!".

No es el único caso. En Estados Unidos, una de cada cuatro personas tienen que rechazar la atención médica porque no pueden pagarla. Hace dos años, Eric, un estudiante de Nueva Jersey, se rompió el brazo cayéndose por una escalera. Como en el caso de la mujer de Massachusetts, decidió no llamar a una ambulancia porque su seguro médico no podía pagarla. Tras esperar un día entero, a base de analgésicos, un amigo pudo llevarle al hospital, donde le hablaron de un tratamiento que tampoco podía permitirse. A día de hoy aún teme que su brazo no vaya a poder recuperarse nunca.

Una fuente próxima a 'El Confidencial' cuenta su experiencia, tras vivir dos años en California mientras cursaba un máster: "Mi seguro médico cubría todo menos las cosas relacionadas con el dentista o el oculista, y en una ocasión comenzó a dolerme mucho una muela. Al ver el precio aproximado de lo que podía costarme se me quitaron todos los males. Solamente por hacerme el diagnóstico tenía que pagar 1.000 dólares, y luego el tratamiento a seguir, un empaste o lo que fuera, iba aparte y ya me lo dirían en el futuro". Y es que la publicación 'Vox' hizo hace un tiempo una comparativa entre los costes sanitarios de su país y de España y concluyó que cada día en el que necesitas estar interno en un hospital de Estados Unidos te cuesta 4.605 euros diarios frente a los 375 de aquí.

Foto: (Pixabay)

Un ciudadano americano, llamado Karl Beckmann, contó su experiencia en YouTube. Había estado de vacaciones por una boda en varias zonas de Europa, Barcelona y Ámsterdam. Se había dañado el pie bailando y aunque al principio había esperado a que se pasara, el dolor no había remitido. Decidió ir al médico y por un escáner le cobraron 25 euros, por la prescripción (descubrieron que estaba roto) solamente siete. "Quiero que tengáis en cuenta que soy un ciudadano americano y no tengo un seguro que sirva en todas partes, por lo que no podía creérmelo, me eché a reír". Una persona escribe en los comentarios: "Aunque no es perfecto, Europa tiene un sistema médico. América tiene una empresa, un monopolio, es completamente diferente".

La Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible (el famoso Obamacare) exige que la mayoría de adultos no cubiertos con un plan de salud mantengan su cobertura, arriesgándose a ser penalizados con una multa en caso contrario. Pero pasar una temporada en el hospital en Estados Unidos puede ser una ruina, sobre todo si comparamos con los precios de Europa, con modelos sanitarios mayoritariamente públicos y medicamentos asequibles. Ellos gastan mucho para vivir menos, puesto que ese gasto no se traduce en una mejora de las infraestructuras, del volumen de los médicos o los profesionales dedicados al sector.

Aún así, Freedman insiste en que no es esa la razón (o por lo menos no la única) por la que la esperanza de vida es más baja en ese país. El estilo de vida, según él, también es fundamental. "Un indicio de que el comportamiento del paciente es muy importante es la tremenda variación en los resultados de salud entre los diferentes estados, aunque todos formen parte del mismo sistema de atención médica. Los factores relacionados con el estilo de vida -la inactividad y el tabaquismo, por ejemplo- que llevan a su vez a la obesidad o la diabetes, son muy importantes. Lo que hacen los pacientes importa".

Las conductas insanas están fuertemente arraigadas en la sociedad y aunque el sistema es más caro esto no quiere decir que sea mejor

Por tanto, la ausencia de normas comunitarias saludables (más el enorme gasto en salud) podría ser la que explicase los malos resultados. "Las conductas no saludables están enraizadas en las normas culturales de los estadounidenses, como el estilo de vida sedentario", explica Somava Saha, doctor en el área de Boston y vicepresidente del Instituto para la Mejora de la Atención de la Salud sin fines de lucro. "Tendemos a ver nuestra propia salud como algo que las políticas o los sistemas de atención médica deberían hacer por nosotros".

La mayoría de los expertos están de acuerdo en que los pacientes estadounidenses con frecuencia reciben un tratamiento excesivo, especialmente con respecto a pruebas costosas y no estrictamente necesarias. La explicación estándar para eso es que los médicos y los hospitales promueven estas pruebas para mantener sus ingresos altos y, por otro lado, a los pacientes estadounidenses no les gusta que se les diga que sus síntomas inexplicables no son "lo suficientemente siniestros como para merecer las pruebas".

Cuando las personas mayores enferman, en lugar de afrontar la muerte creen que un sistema heroico de atención médica logrará salvarlos

La falta de credibilidad en los médicos también juega en contra. "En otras partes del mundo lo que dice el médico se sigue como si este fuera una deidad", indica. "Aquí, sin embargo, no se confía en la palabra de los médicos" (aunque matiza que los pacientes en China pueden ser aún peores). "Además, hay otras costumbres arraigadas en los estadounidenses y que deberían cambiar, por una parte son mucho más proclives a engancharse a los medicamentos, por otra, tienen esa creencia de que la muerte debe combatirse como sea. En otros países como Canadá o Reino Unido la muerte se considera inevitable, aquí, algo opcional. Cuando las personas enferman y ven que se encuentran al final de sus vidas, tienen fe en que un sistema heroico de atención médica logrará salvarlos".

Como popularmente se dice, se han juntado el hambre con las ganas de comer: se trata de una nación adinerada con estilos de vida poco saludables, poco interés en la medicina preventiva y expectativas de atención especializada ilimitada y de primera categoría. Los pacientes son insanos, no confían en sus médicos ni en el propio sistema por sus altos costes y además quieren vivir para siempre. Como explica el doctor: "Maravillarse ante lo que hacen los sistemas de todo el mundo sin percatarse de cómo lo hacen o por qué es una locura. El sistema de atención médica estadounidense tiene problemas, sí, pero estos problemas no solo perjudican a los estadounidenses sino que son causados por los propios estadounidenses".

La leyenda dice que Woody Allen (que, recuérdese, es estadounidense) duerme con los zapatos puestos, por si le sobreviene la muerte. Igual que existen diferentes tipos de clientes y a los trabajadores de cara al público se les enseña un poco de psicología para poder lidiar con ellos, algo igual debería suceder con los diferentes tipos de pacientes. La literatura médica tradicional calificaba a una persona que probablemente conoces o que incluso puede que seas tú como "paciente odioso", un término que se ha suavizado a "paciente difícil".

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