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El método que están usando las mujeres para aguantar muchas horas con tacones
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El método que están usando las mujeres para aguantar muchas horas con tacones

Estilizan la pierna y aportan feminidad, también causan problemas de espalda y de rodillas. Lo que están haciendo para soportarlos durante largas jornadas laborales es horrible

Foto: Foto: iStock.
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Hasta mediados del siglo XIX, aproximadamente, en China era una práctica muy común vendar los pies de las niñas (flor de loto, lo llamaban). Aproximadamente el 40% de las mujeres los tenían así, y la cifra era aún más alta entre aquellas que pertenecían a la alta sociedad. El vendado comenzaba a edad temprana, entre los dos y los cinco años, y el doloroso proceso se prolongaba durante varios años. Solía iniciarse por lo general en los meses de invierno, ya que los pies estarían entumecidos por el frío y el dolor no sería tan extremo. Hoy, por supuesto, nos parece una tortura y un despropósito.

Sin embargo, los pies de la mujer aún tienen que sufrir algunas salvajadas que no llegan al nivel del pie en flor de loto pero que, a la larga, también pueden conllevar problemas de salud. Los tacones son los culpables principales. Los fisioterapeutas alertan de que llevarlos puede predisponer a sufrir esguinces o fracturas en los tobillos, además de otras afecciones como la tendinitis, los juanetes, dedos martillo, artrosis o artritis en las rodillas. Aun así, ellas prefieren llevarlos. ¿Las razones? Estilizan, dan un aspecto más femenino a la pierna y son elegantes.

Los dedos, talones y metatarsos se rellenan con toxina botulínica de manera que se amortigua la incomodidad y el dolor de llevar tacones

Los tacones, si han de llevarse durante mucho tiempo (en la jornada laboral o en una noche de fiesta), pueden convertirse en un verdadero suplicio. ¿Cuál es la solución a esto? Si estabas pensando en, simplemente, no llevarlos, piensa otra vez. La medicina estética ha encontrado la clave: una técnica que se llama Loub Job (recibe el nombre del diseñador Christian Loboutin, cuyos tacones se caracterizan por ser altísimos), pero ¿en qué consiste exactamente?

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El procedimiento consiste en rellenar con toxina botulínica los dedos gordos del pie, los talones y los metatarsos formando una especie de almohadilla que amortigua la incomodidad y el dolor de la curvatura artificial que se forma al llevar este tipo de tacones. Lo bueno es que el procedimiento dura poco, solo una hora, y garantiza seis meses de poder llevar tacones sin el dolor característico (además, se hace con anestesia local).

Es un procedimiento de riesgo, pues los dedos no pueden rellenarse. Por sus laterales, pasan arterias

Se está convirtiendo en tendencia entre las famosas, aunque ha desatado la polémica. No solo porque el procedimiento, aunque quite el dolor, no soluciona el resto de problemas mencionados anteriormente (juanetes, problemas en la espalda, dedos deformados) sino porque, según los propios médicos, es una locura pensar en rellenar los dedos del pie debido a que por sus laterales pasan arterias. ¿Qué sucede si colocamos relleno en esas zonas? Se priva del riego sanguíneo al dedo, lo que puede llevar a necrosis e incluso pérdida de las extremidades.

El zapato que usamos es fundamental para nuestra salud. Las mujeres no lo tienen fácil, pues tampoco el zapato excesivamente plano (como la manoletina o la bailarina) son una buena opción. Producen molestias en el talón porque esa parte del pie tiene que aguantar el 70% de nuestro cuerpo, algo a lo que no está acostumbrado, y sucede igual con los mocasines o las chanclas. Parece que no hay muchas opciones.

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En el caso del tacón, se recomienda no usar aquellos que midan más de cuatro centímetros pues, si no, el cuerpo tiende a deslizarse hacia delante y perjudica a la columna, cadera, rodillas y pies. Los primeros problemas surgen en la zona del metatarso y, si no se atajan, pasan hacia el empeine, talón y en el arco. Realmente, caminar con tacones es como hacerlo continuamente de puntillas, por lo que, al desplazarse hacia delante los pies con este calzado, la pelvis se inclina y, para compensar, el cuerpo va hacia atrás aumentando el arco en la baja espalda, tensionando los lumbares, las caderas y las rodillas. Sabemos que para presumir hay que sufrir, pero ¿merece la pena?

Hasta mediados del siglo XIX, aproximadamente, en China era una práctica muy común vendar los pies de las niñas (flor de loto, lo llamaban). Aproximadamente el 40% de las mujeres los tenían así, y la cifra era aún más alta entre aquellas que pertenecían a la alta sociedad. El vendado comenzaba a edad temprana, entre los dos y los cinco años, y el doloroso proceso se prolongaba durante varios años. Solía iniciarse por lo general en los meses de invierno, ya que los pies estarían entumecidos por el frío y el dolor no sería tan extremo. Hoy, por supuesto, nos parece una tortura y un despropósito.

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