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La verdadera razón por la que las mujeres llevan tacones
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MODA E HISTORIA

La verdadera razón por la que las mujeres llevan tacones

Este tipo de zapato lleva mucho más de lo que creemos con nosotros. ¿Cómo ha evolucionado a lo largo de los años? ¿Qué connotaciones tiene en la actualidad?

Foto: Foto: iStock.
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Aunque parecen haber sido creados antes de ayer, los tacones tienen siglos de historia. Ya en el Antiguo Egipto existen ilustraciones en el que tanto hombres como mujeres aparecen con zapatos elevados. Es en el siglo XV se empiezan a extender debido a un uso meramente práctico: el manejo de las caballerizas con el objetivo de que el pie encajara en el estribo durante las maniobras con caballos. Años más tarde, evolucionaría hacia el zapato de tacón de los cowboys.

Y no solo eso, sino que implicaba un status social alto y exclusivo: el rey francés Luis XIV o más conocido como Luis "el Grande", los lució en 1660 a partir del diseño de Nicolás Lestage, zapatero real. Su uso ecuestre también fue perfeccionado, en este caso por el comerciante y diseñador italiano Giacomo Pirandelli, barón de Styletto, quien diseñó y produjo a finales de la década de 1760 un calzado con tacón dirigido especialmente a los jinetes como soporte para colocar las espuelas.

Fue el inicio de la Renuncia del Gran Macho, lo que se tradujo en el abandono del uso de joyas, colores brillantes y telas ostentosas

En Oriente Medio, por ejemplo, todos los hombres lo utilizaban por su utilidad a la hora de montar a caballo, ya que permitía a los soldados mantenerse sujetos al animal y, mientras, poder usar las armas. Estamos pues, ante una prenda de vestir eminentemente masculina. Pero entonces, ¿qué ocurrió para que pasase a ser un calzado especialmente dirigido a las mujeres?

A partir del siglo XVII el modo de vestir de las personas comenzó a cambiar. Los hombres, que habían comenzado a usar atributos típicamente femeninos, como pelucas, vestidos y tacones, se decantaron por una vestimenta más sobria, menos vistosa. Mientras, las mujeres adoptaron un calzado más esbelto y curvo con el objetivo de resaltar la figura y parecer más altas, una tendencia que perdura hasta hoy en día.

El deseo femenino comenzó a construirse de acuerdo a unos parámetros de moda irracionales, ya que eran vistas más emocionales y sentimentales

Por todo ello, es como si los valores se hubieran invertido en el siglo XVIII, al calor de la Ilustración, llegó un nuevo respeto por lo racional y lo utilitario en vez de por lo barroco y excesivo. Es cuando, por ejemplo, la aristocracia británica comienza a vestir ropa sencilla vinculada al trabajo. "Fue el inicio de lo que ha sido denominado como la Renuncia del Gran Macho, lo que se tradujo en el abandono del uso de joyas, colores brillantes y telas ostentosas", como explica la 'BBC' en un interesante reportaje. "Ahora llegaba una moda de colores oscuros, sobrios y homogéneos. La ropa de los hombres ya no funcionaba para definir una clase social y cuando estas fronteras entre clases comenzaron a ser más tenues en lo que respecta a la moda, las diferencias entre los sexos empezaron a ser más pronunciadas".

"Se comenzó a discutir sobre cómo los hombres, independientemente de su clase social, podían convertirse en ciudadanos a través de la educación", explica Elizabeth Semmeljhack, galerista del Museo Bata Sho, en Toronto, a la 'BBC'. "Las mujeres, en contraste, eran vistas más emocionales, sentimentales y poco educadas. Por ello, el deseo femenino comenzó a construirse de acuerdo a unos parámetros de moda irracionales, y los tacones altos (una vez separados de su función ecuestre) se convirtieron en un ejemplo típico de la moda poco práctica".

Sin tacones no me sentía muy bien en el trabajo. Era como si un hombre no llevara corbata en una sala llena de gente trajeada

Por todo ello, podríamos decir que los valores que imperan actualmente en nuestra sociedad son herencia del giro que dieron todas estas costumbres en el período ilustrado. Ahora mismo existe un encarnizado debate entre diversos sectores de la población, especialmente dentro del feminismo, por vincular su uso a una naturaleza machista no exenta de polémica.

La escritora y periodista Summer Brennan publicó un artículo en 'The Guardian' en el que se hace eco de este conflicto. "Había una imagen en mi mente de un cierto tipo de mujer que quería encarnar: profesional, equilibrada, poderosa", explica. "Veía a estas mujeres diariamente, año tras año, tras bastidores en los pasillos del poder, en los bancos junto a la habitación de las damas, entrando y saliendo con zapatos de todo tipo".

Lo que oprime, explota y esclaviza a las mujeres no son la ropa o los zapatos, sino las leyes y convenciones sociales

"No reparo demasiado en los tacones altos y los llevaba solo porque me gustaban", confiesa Brennan. "Nunca tuve demasiados. Si soy honesta, hubo ocasiones en que me gustó la idea de usarlos más que de llevar simples zapatos. Sin embargo, sin ellos no me sentía muy bien en el trabajo. Como se sentiría un hombre en caso de no llevar corbata en una sala de juntas llena de otros hombres trajeados. Me hicieron sentir poderosa de una manera femenina. Tal vez tenía algo que demostrar. O quizás era lo que me habían inculcado repetidas veces". Por esta razón, existe una corriente del feminismo que concibe este tipo de calzado como una trampa más que como un signo de moda o de identidad. Roxanne Gray, célebre autora de 'Confesiones de una mala feminista', defiende estereotipos femeninos, rechazando la idea de que se deban excluir estas trampas de la cultura femenina.

"Lo que confina, empobrece, explota, esclaviza, oprime, enferma, hace sangrar, viola y mata a las mujeres no son la ropa o los zapatos, sino las leyes y las convenciones sociales", concluye Brennan. "Los prejuicios. La misoginia. El supremacismo blanco. La transfobia. La homofobia. Las empresas depredadoras y las leyes laborales injustas. La falta de protección legal contra la violencia de género en el trabajo, el hogar y la calle. El sexismo médico y religioso. El acceso restringido a la propiedad. La amenaza en los espacios públicos, tanto físicos como virtuales. La movilidad de las mujeres es y ha sido restringida físicamente a través de la moda, pero sobre todo a través de las leyes, la economía, el trabajo, la medicina, la ciencia, el sexo o la política. Es decir, de forma sistemática".

Aunque parecen haber sido creados antes de ayer, los tacones tienen siglos de historia. Ya en el Antiguo Egipto existen ilustraciones en el que tanto hombres como mujeres aparecen con zapatos elevados. Es en el siglo XV se empiezan a extender debido a un uso meramente práctico: el manejo de las caballerizas con el objetivo de que el pie encajara en el estribo durante las maniobras con caballos. Años más tarde, evolucionaría hacia el zapato de tacón de los cowboys.

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