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El Monopoly de Grecia: así están comprando los extranjeros las infraestructuras helenas
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syriza promueve la venta a empresas públicas

El Monopoly de Grecia: así están comprando los extranjeros las infraestructuras helenas

Urgida por los acreedores y la falta de liquidez, el Estado griego se está deshaciendo de sus activos a toda velocidad. ¿Quién se beneficia y quién no ha conseguido sacar tajada?

Foto: Vista general del Puerto del Pireo, en enero de 2015 (Reuters)
Vista general del Puerto del Pireo, en enero de 2015 (Reuters)

Las autoridades tienen mucha prisa por que los refugiados desalojen las precarias instalaciones del antiguo aeropuerto de Ellinikó. No es un deseo de bienestar para los que viven en las desvencijadas terminales sin servicios decentes, sino la urgencia de los dueños del complejo de los 2.500 metros cuadrados de terreno de los que forma parte, el consorcio Lamda Development. Este tiene entre manos un proyecto valorado en 7,9 millones de euros que transformará un descampado en uno de los centros de lujo costeros más importantes del Mediterráneo. Al menos eso dicen los folletos y el 'wishful thinking'.

Lamda firmó por 900 millones de euros un alquiler de 99 años del lugar, pero los impedimentos desde que le fuera adjudicado, en 2014, hacen que no termine de arrancar la construcción, cuya reluciente superficie de momento solo se ve en los modelos 3D. Retrasos que se dan por problemas endémicos griegos, como la lentitud de la burocracia, y por la resistencia política de grupos parlamentarios y extraparlamentarios que piensan que el país está siendo vendido al mejor -a veces al único- postor.

Grecia, urgida por los acreedores a conseguir liquidez a toda costa, se está desprendiendo de gran parte de sus activos a precios en ocasiones muy por debajo su valor real. Si esto es cierto para las propiedades inmobiliarias, que están quedando en manos de empresas privadas, no lo es menos para las grandes infraestructuras, donde han sido las grandes potencias las que han salido de compras.

Uno de los negocios más controvertidos y opacos de esta ola de privatizaciones -centralizada en Grecia a través de un fondo llamado TAIPED- fue la compra por parte de la china Cosco (pública) de la denominada autoridad del puerto del Pireo, uno de los más grandes del sur de Europa, y que, aunque languidece ante la potencia de ciudades como Valencia, tiene una situación privilegiada como puente entre Oriente y Occidente. La fuerte inversión prometida por la empresa china puede hacer explotar pronto este potencial. Cosco firmó adquirir un 67% del puerto tras desembolsar 368,5 millones de euros, y el contrato lleva aparejado una inversión inicial de 350 millones. No parece haber salido mal la jugada para ninguna de las partes, pues en 2016 -y eso que Cosco solo estuvo al cargo en el último trimestre- sus beneficios antes de impuestos subieron un 13%.

Las posibilidades de inversión ya ha atraído a dos grupos inversores chinos: el Dalian Wanda Group, que posee activos por valor de 85.000 millones de euros, y el Fondo Silk Road, que tiene 40.000. Ambos visitarán Atenas en próximas fechas, y en su lista de la compra podría estar otro puerto también en venta: el de Salónica.

Francia, Italia, Alemania... todos menos Rusia

En un momento muy delicado para el primer ministro Alexis Tsipras, Manuel Valls aterrizó en Atenas. Era el tórrido junio de 2016 y el primer ministro francés daba la cara por las reformas del heleno cuando apenas nadie le apoyaba. A cambio y discretamente se llevaba a París un compromiso para con empresas francesas de que estas estarían en buena posición para la concesión de contratos de privatización. Se habló de las compañías de aguas de Atenas y de Salónica y del sistema de ferrocarriles, pero la gran apuesta de gala es la liberalización del mercado energético, controlado casi en su totalidad por el Estado y por la empresa pública de electricidad (DEI), en cuya compra ha puesto sus ojos la también pública EDF. DEI controla el 87% del mercado de producción de la energía en el país, una jugosa tarta para los franceses, que ya están implantados en Grecia con una pequeña filial que se dedica a las energías renovables. La compra de DEI le abriría las puertas a un mercado que depende demasiado de los fósiles y donde las renovables están infradesarrolladas.

Moscú, que quería ampliar su influencia en las decisiones de la UE haciendo sustanciosas inversiones en Grecia, que en algún momento amenazó con bloquear las sanciones de la Unión a Rusia, se quedó en muchas promesas y pocas ofertas, en parte por la economía del país, que no termina de levantar cabeza. Ni siquiera la intención de comprar los ferrocarriles, su oferta más firme, prosperó. La compañía TRAINOSE, que posee los trenes de la deteriorada red helena, fue adjudicada por unos exiguos 45 millones de euros a la compañía pública italiana Ferrovie Dello Stato Italiane (FS). Este negocio, a todas luces nada rentable a corto plazo, como apunta ya la prensa griega, puede ser un astuto movimiento para obtener un puesto privilegiado en la eventual privatización del metro de Atenas, que sí sería caza mayor.

Foto: Una clienta en una tienda de "Todo a un euro" en Atenas (Reuters)

No obstante la mejor pieza, sobre todo en un país tan turístico -24 millones de llegadas en los primeros nueve meses de 2016- son los aeropuertos regionales, y esta ha sido para Alemania. La empresa Fraport (pública), firmó en 2015 un acuerdo por valor de 1.200 millones de euros para gestionar durante 40 años 14 aeropuertos regionales helenos: desde Salónica a Míkonos, pasando por Santorini y Corfú. Deteriorados por la falta de renovaciones, estos aeródromos se beneficiarán de una inversión de cerca de los 1.000 millones de euros durante el periodo de concesión, pero a cambio Grecia pierde los ingresos de la puerta de entrada a sus playas.

Incluso los menos conspiranoicos de los analistas señalan la coincidencia de que tanto EDF, como Fraport, como FS o Cosco… sean todas empresas públicas. Mientras que los acreedores a Grecia -entre ellos la propia Francia, Alemania e Italia- imponen la doctrina de la privatización a cambio de liquidez, sus gobiernos nacionales no dudan en ampliar las operaciones de sus compañías públicas. La pendiente descendente de privatizaciones en Grecia está engrasada con el tópico de “lo privado como mejor que lo público”, que encaja a la perfección en un país donde décadas de gestión pública de servicios públicos y las infraestructuras no han sido capaces de dejar más que ineficiencia.

No obstante este mantra lo desmienten sus propias empresas públicas, que llegan a Grecia sedientas de compras baratas, como la pulsión de sus propios ciudadanos. Como ejemplo puede servir las compañías de agua de Atenas y de Salónica. Esta última, por cierto, bastante eficiente, según un informe del Banco Mundial. Los acreedores y Grecia han tenido agrias discusiones respecto a la privatización de ambas. Berlín, mientras tanto, volvió a hacer pública la gestión del agua y en Francia, desde 2000, hasta 49 ciudades han hecho lo mismo. Quizá el hecho de que France Suez y Veolia -francesa y alemana- quieran pujar por las empresas helenas tenga algo que ver.

Las autoridades tienen mucha prisa por que los refugiados desalojen las precarias instalaciones del antiguo aeropuerto de Ellinikó. No es un deseo de bienestar para los que viven en las desvencijadas terminales sin servicios decentes, sino la urgencia de los dueños del complejo de los 2.500 metros cuadrados de terreno de los que forma parte, el consorcio Lamda Development. Este tiene entre manos un proyecto valorado en 7,9 millones de euros que transformará un descampado en uno de los centros de lujo costeros más importantes del Mediterráneo. Al menos eso dicen los folletos y el 'wishful thinking'.

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