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Estados Unidos elige entre dos mundos enfrentados: Trump vs Clinton
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7.000 voluntarios para velar por el voto pacífico

Estados Unidos elige entre dos mundos enfrentados: Trump vs Clinton

Gane quien gane, el país ya está magullado por esta campaña larguísima, donde los números y las políticas han sido eclipsados por dos personalidades divisivas

Foto: Cierre de campaña de Hillary Clinton. (Reuters)
Cierre de campaña de Hillary Clinton. (Reuters)

Estados Unidos se despereza para acudir a las urnas y tomar uno de estos dos caminos: seguir, con Hillary Clinton, por la senda de Obama, o “drenar la ciénaga”, en palabras de Donald Trump. Quitar el tapón y dejar que el sistema se vaya por el desagüe. Un nuevo amanecer auspiciado por un genio de la telerrealidad que ha sabido leer y atizar la furia de una parte del país, frente al horror del resto.

Así ha sido el cierre de campaña de Clinton

Hoy compiten dos formas de entender EEUU: el bloque republicano, blanco, mayor y en recesión demográfica. La América interior que ha perdido pie con la globalización y que espera volver a los días de gloria. Y la coalición de minorías, juventud y élites de las regiones costeras. La “América de Obama” que Hillary espera reeditar.

Foto: Hillary Clinton tras la derrota electoral. (Reuters)
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Estos dos mundos se han alejado hasta la parodia. Gane quien gane, el país ya está magullado por esta campaña larguísima, donde los números y las políticas han sido eclipsados por dos personalidades divisivas. Ahora toca revisar por última vez los sondeos y aguardar los resultados de una jornada que puede resultar accidentada.

[Galería: el cierre de campaña y la jornada electoral en imágenes]

El voto anticipado ya ha registrado incidentes. Según The Washington Post, varios seguidores de Donald Trump fueron grabados increpando con gritos y cuernos de toro a votantes de Clinton en West Palm Beach, Florida. El republicano ha animado a sus seguidores a vigilar los colegios electorales para evitar “fraude electoral”. La milicia Oath Keepers ha movilizado a sus miembros con el mismo fin, y también organizaciones afines a Trump, como Stop the Steal (“detén el robo”).

El grupo Election Protection ha desplegado 7.000 voluntarios para velar por el voto pacífico y registrar las posibles quejas de votantes; Arizona y Pensilvania han tomado medidas preventivas. Las colas más largas se esperan en estados decisivos como Ohio o Florida, donde en 2012 hubo personas que votaron a la 1 de la mañana.

La mayoría de encuestas apuntan a la victoria de Clinton, sobre todo después de que el FBI la exonerase por segunda vez en el caso de los emails. El portal estadístico RealClearPolitics, que lleva una media de las encuestas a nivel nacional, le da una ventaja de 2,9% respecto a Trump: casi un punto más que la semana pasada.

[Los estados clave en las elecciones de Estados Unidos]

Pero la clave está en los estados. Menos Nebraska y Maine, todos siguen la lógica de “el ganador se lo lleva todo”: quien gana la mayoría del voto popular dentro de un estado, se lleva todos los votos electorales de ese estado. La clave es ganar los más reñidos: Pensilvania, Ohio, Florida y Carolina del Norte. Los cuatro suman 82 votos capaces de inclinar la balanza. Para ganar, Trump necesita vencer en esos cuatro estados más uno tradicionalmente demócrata, como Wisconsin o Michigan. Esto deja sus posibilidades de vencer, según varias estimaciones, entre el 20 y el 35%.

Trump, una campaña políticamente incorrecta

El océano de estadísticas no logra espantar, entre los demócratas, el miedo a una sorpresa. 2016 ha sido malo para quienes se dedican a hacer sondeos: así lo probaron el Brexit en Reino Unido y el referéndum de la paz en Colombia. Y así lo recordó ayer el propio Donald Trump: “Mañana va a ser un día histórico. Creo que va a ser el Brexit plus plus plus, ¿tiene sentido? Plus plus plus”, declaró. El Brexit multiplicado.

La épica está en quién ocupará la Casa Blanca, pero los votantes eligen hoy mucho más que presidente. Eligen 34 escaños del Senado y todos los de la Cámara de Representantes. Es decir, el 80% del poder legislativo. Eligen a los gobernadores de 12 estados, 93 funcionarios de alto rango y 236 jueces. Eligen a representantes en 86 cámaras estatales, entre senados y asambleas. Y 35 estados votarán 162 leyes relativas a educación, sanidad, salario mínimo, control de armas o legalización de la marihuana.

Se trata de Estados Unidos, pero también del mundo. El ascenso de Donald Trump es paralelo al ascenso de los populismos en Europa. Su victoria cristalizaría el rechazo a la globalización: al movimiento libre de personas y capitales que se acordó en 1945, pero que sólo funciona, según los descontentos, para unos pocos.

Trump es un derechazo en el estómago de un mundo que parecía asegurado, y que ahora se encorva sin aliento. Un ataque al consenso en la forma y en el contenido. En la forma, haciendo lo contrario de lo que dicen los manuales, y ganando. En el contenido, está por ver. Sólo se le opone la quinta esencia de ese mismo sistema: Hillary Clinton.

Estados Unidos se despereza para acudir a las urnas y tomar uno de estos dos caminos: seguir, con Hillary Clinton, por la senda de Obama, o “drenar la ciénaga”, en palabras de Donald Trump. Quitar el tapón y dejar que el sistema se vaya por el desagüe. Un nuevo amanecer auspiciado por un genio de la telerrealidad que ha sabido leer y atizar la furia de una parte del país, frente al horror del resto.

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