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¿Hay un golpe de estado en marcha en Brasil?
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"Sin fundamento, el ‘impeachment’ es un golpe"

¿Hay un golpe de estado en marcha en Brasil?

Protestas, arresto de Lula, ‘impeachment’ a Rousseff... El PT y sus votantes denuncian que hay un golpe en marcha en Brasil. ¿Dónde está el límite entre conspiración y realidad?

Foto: Un manifestante antigubernamental y un votante de Dilma Rousseff se enfrentan durante protestas en Brasilia, el 17 de marzo de 2016 (Reuters).
Un manifestante antigubernamental y un votante de Dilma Rousseff se enfrentan durante protestas en Brasilia, el 17 de marzo de 2016 (Reuters).

“Algunos derechos han sido violados. Los golpes comienzan así”, declaraba esta semana la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, al referirse a la actuación del juez Sergio Moro, que instruye el caso ‘Lava Jato’ sobre los escándalos de corrupción de la empresa Petrobras. La mandataria ha criticado con firmeza la decisión del magistrado de filtrar las escuchas telefónicas realizadas al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, durante una conversación con la propia Dilma.

Al levantar el secreto de sumario, Moro intentaba demostrar que la entrada de Lula en el Gobierno respondía a una estrategia para evitar la cárcel del expresidente a través de la inmunidad parlamentaria. Una estrategia que ha sido quebrada por el poder judicial. Minutos después de la ceremonia de investidura de Lula, este jueves, otro juez federal, Itagiba Cata Preta, suspendía de forma cautelar la posesión del cargo, alegando irregularidades. La medida no ha tardado en ser revocada por el Tribunal Regional Federal de la Segunda Región, que ha considerado que Preta no era competente para impugnar una decisión presidencial de este calado.

Incluso André Bezerra, presidente de la Asociación de Jueces por la Democracia, ha recurrido a la idea del golpe. 'Si no hay fundamento, el impeachment se convierte en golpe. Es el llamado golpe paraguayo'

No es la primera vez que Rousseff habla de un golpe de estado. El año pasado, la presidenta respondía con estas palabras a las preguntas de un periodista: “Debemos evitar la intolerancia porque la intolerancia divide al país. Hay un proceso de intolerancia como nunca habíamos visto antes en Brasil, a no ser en el pasado, cuando fue interrumpida la democracia”, dijo al recordar el golpe militar de 1964. “La cultura del golpe todavía existe, pero no hay condiciones materiales para que ocurra”, agregó.

El mismo Lula agitó el fantasma del golpe en diciembre en Berlín. Durante una conferencia conjunta con el partido SPD, el expresidente dijo que Brasil vive hoy “el periodo más largo de la democracia de nuestra historia”, pero que existe un “intento de golpe explícito contra la presidenta Dilma Rousseff”, al referirse a la posibilidad del ‘impeachment’.

Incluso el juez André Bezerra, presidente de la Asociación de Jueces por la Democracia, ha recurrido a la idea del golpe. “Aunque esté previsto en la Constitución, el ‘impeachment’ tiene de tener fundamento. Si no hay fundamento, el ‘impeachment’ se convierte en golpe. Es el llamado golpe paraguayo, o golpe de moda en la América Latina en el siglo XXI, o golpe con barniz constitucional”, ha declarado recientemente Bezerra.

Desde que empezaron las protestas antigubernamentales, hace un año, y la idea del ‘impeachment’ de Dilma ha ido cuajando entre la opinión pública y la oposición, tanto el Partido de los Trabajadores (PT) como sus seguidores han denunciado en varias ocasiones que hay un golpe en marcha en Brasil. Se cita el golpe en relación al ‘impeachment’, a la detención de Lula, a la anulación de la investidura de Lula como ministro y a la posibilidad de que el poder judicial anule las elecciones presidenciales de 2014, si se demuestra que hubo una financiación irregular. Pero ¿existe realmente una amenaza de golpe en Brasil? ¿Dónde está el límite entre la teoría de la conspiración y la realidad?

“Para mí es exagerado hablar de golpe en este momento”, asegura a El Confidencial Paulo Baía, sociólogo y profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro. “De momento, y a pesar de que Brasil está viviendo un momento político muy convulsionado, todos los actores políticos están actuando dentro del marco jurídico. Puede que en la calle los ánimos se caldeen y se produzcan confrontaciones violentas en los próximos días, pero en la arena política se está respectando la legalidad”, añade Baía, que también fue secretario de Derechos Humanos del Estado de Río de Janeiro.

Es cierto que durante las cuatro grandes manifestaciones anti-Dilma que se han celebrado hasta la fecha, hubo una minoría de personas que invocaron el golpe militar y la vuelta a la dictadura. Aconteció más de una vez y en varias ciudades de Brasil, como demuestra un vídeo grabado en São Paulo.

“No sé quiénes son los brasileños que gritan en las calles piddiendo el regreso de la dictadura. Desconozco a las personas que claman por la intervención militar como si eso no fuese una vergüenza, una indignidad, y sí la prerrogativa de ‘ciudadanos de bien’. Pero nunca tuve tanto miedo de este deformado discurso ‘del bien’ como hoy, esa época en que todo el pudor fue perdido y la ignorancia de la Historia es ostentada como un trofeo. Sé que son personas, porque solo los humanos son capaces de algo tan brutal”, escribe la periodista Eliane Brum.

'No existe actualmente ningún movimiento de corte político en el Ejército. Y hay instituciones fuertes, y muchas ONG y asociaciones civiles en activo. Eso dificultaría cualquier movimiento golpista'

Para Geraldo Tadeu, analista político y director del Instituto Universitario de Investigaciones de Río de Janeiro (IUPERJ), se trata de una hipótesis poco probable. “Hoy el Ejército en Brasil está mucho más profesionalizado. Los militares están más interesados en otros asuntos, como la proyección de Brasil en el escenario internacional o la defensa de la Amazonía. No existe actualmente ningún movimiento de corte político en el Ejército. La sociedad brasileña también está mucho más fuerte y articulada. Hay instituciones fuertes, y muchas ONG y asociaciones civiles en activo. Eso dificultaría cualquier movimiento golpista. Quien habla de ‘golpismo’ se refiere a que quieren tirar del poder a una presidenta democráticamente elegida por un golpe. Pero no es un golpe militar, ni mucho menos”, asegura a El Confidencial este politólogo.

Una de las principales voces a la hora de denunciar el supuesto golpe es Wadih Damous, diputado federal del PT y expresidente del Orden de Abogados de Brasil (OAB) en Río de Janeiro, quien vio en la detención relámpago de Lula una clara demostración de ello. “Hay un golpe de Estado en curso. No es un golpe patrocinado por los militares, como ocurrió en 1964. Es patrocinado por el sistema judicial brasileño, a través de un obscuro juez do Paraná [Sérgio Moro], que está colocando las instituciones democráticas de rodillas”, declara Damous en una reciente entrevista. “Existe una estrategia detrás de las acciones del juez Sérgio Moro. Quieren manchar de forma indeleble la imagen del expresidente e impedir su candidatura en 2018, lo que es el mayor temor de la oposición”, añade.

Otros diputados del PT trabajan con la hipótesis del golpe, como Paulo Teixeira, 'número dos' de este partido en la Cámara. “No existe ninguna razón para el ‘impeachment’. Derrotaremos este golpe políticamente, con la mayoría de los votos en Congreso”, dijo Teixeira en octubre del años pasado. También una parte de los ciudadanos, especialmente los que apoyan a Lula, cree que hay un golpe urdido por la oposición, que pretende arrebatar el poder a una presidenta democráticamente elegida.

La calle: "Es un golpe en toda regla"

“Es un golpe en toda regla. Aquí no se trata de defender a Lula, que es indefendible, sino de velar por la democracia. Nuestra democracia está en peligro”, sostiene Alejandra, estudiante de Pedagogía. “Hay que luchar contra este golpe, tenemos que resistir y defender nuestra democracia, que tanto dolor y tanta sangre nos ha costado”, asegura Tatiana, profesora de literatura en la secundaria.

Curiosamente, la derecha también usa la palabra golpe cuando se refiere a Lula y a su contraataque. Los columnistas de la revista conservadora ‘Veja’ han hablado en varias ocasiones del “golpe del tercer mandato de Lula, en referencia a su aspiración a recuperar el poder en las elecciones presidenciales de 2018, o incluso antes si se llegasen a celebrar comicios anticipados.

'Es un golpe en toda regla. Aquí no se trata de defender a Lula, que es indefendible, sino de velar por la democracia', dice una estudiante de Pedagogía

Por lo pronto, la Cámara acaba de formar la comisión que tendrá que analizar el ‘impeachment’ contra Dilma Rousseff, después de largos meses de amenazas, tejemanejes y recursos judiciales. Está formada por 65 diputados, que representan de forma proporcional a los partidos presentes en la Cámara. La previsión es que dicha comisión emita un informe a favor o en contra del ‘impeachment’ para mediados de abril.

La primera sesión se celebró este viernes entre mucha expectativas. “Es un momento histórico”, reconoce el actual presidente de la Orden de Abogados de Brasil (OAB), Claudio Lamachia. Existen tres posibilidades: respaldar la actual petición de ‘impeachment’, que se está tramitando en la Cámara; presentar una nueva; o rechazar cualquier apoyo al ‘impeachment’, un escenario bastante improbable, ya que 31 diputados de la comisión ya se han declarado a favor de la suspensión de Dilma y 28 en contra.

En el caso de que el Congreso a final de este largo proceso decida alejar a Dilma Rousseff del poder, el Senado será llamado a votar de nuevo, antes de que el ‘impeachment’ sea efectivo. Mientras, la presidenta intentará defender su Gobierno, mientras Lula recurre a todos sus aliados para articular el ‘contra-golpe’. Todavía quedan muchos capítulos de ese ‘House of cards’ brasileño antes de conocer el epílogo de esta apasionante novela.

“Algunos derechos han sido violados. Los golpes comienzan así”, declaraba esta semana la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, al referirse a la actuación del juez Sergio Moro, que instruye el caso ‘Lava Jato’ sobre los escándalos de corrupción de la empresa Petrobras. La mandataria ha criticado con firmeza la decisión del magistrado de filtrar las escuchas telefónicas realizadas al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, durante una conversación con la propia Dilma.

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