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Abu Dabi, Rhône Capital, Carlyle y PAI pujan a la baja por Santillana para salvar a Prisa
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ofertas finales por debajo de lo previsto

Abu Dabi, Rhône Capital, Carlyle y PAI pujan a la baja por Santillana para salvar a Prisa

Cuatro fondos de capital riesgo son los finalistas en la subasta por la editorial de libros del grupo de comunicación, cuyo futuro y el de su presidente depende del precio final de venta

Foto: Foto: Grupo Santillana.
Foto: Grupo Santillana.

La venta de Santillana entra ya en su recta final. El consejo de administración de Prisa analizará en los próximos días las ofertas que han presentado tres firmas de capital riesgo por su filial editorial. Según han confirmado distintas fuentes, los potenciales compradores son Carlyle Group, PAI Partners y Rhône Capital, un fondo de 'private equity' estadounidense que va en alianza con Abu Dhabi Investment Authority (ADIA), el brazo financiero del emirato de Oriente Medio.

Tal y como adelantó el propio Juan Luis Cebrián, presidente de Prisa, y si no hay cambios de última hora, los tres fondos seleccionados presentarán en breve sus ofertas definitivas tras haber puesto ya encima de la mesa unas propuestas indicativas. Por lo tanto, el órgano de gobierno del grupo de medios de comunicación será convocado en los próximos días para analizar el resultado de la subasta por Santillana organizada por Goldman Sachs, Mediobanca e Itaú en representación de los dos accionistas de la empresa de libros. Por el camino se han caído fondos como Advent, Blackstone, Warburg Pincus y Cinven, que preguntaron en una primera fase por el cuaderno de venta.

Santillana ha sido valorada en cerca de 2.000 millones, una tasación que, según distintas fuentes, está lejos de lo que se ha puesto encima de la mesa

Carlyle ha llevado a cabo una ronda de contactos con bancos nacionales e internacionales para financiar la transacción, por la que Prisa espera obtener unos 1.500 millones de euros por su 75% del capital. El restante 25% está en manos del fondo estadounidense Victoria Capital. En consecuencia, Santillana ha sido valorada en cerca de 2.000 millones, una tasación que, según distintas fuentes, está lejos de lo que han puesto encima de la mesa en un primer momento los tres finalistas de la puja. “Las ofertas son claramente a la baja”, aseguran desde uno de los bancos internacionales que están relacionados con la operación.

Las mismas fuentes apuntan que para PAI y para Carlyle no es fácil rentabilizar una adquisición de tal magnitud si no tienen intereses ya en el sector de los libros educativos. Tampoco para Rhône Capital, pero esta firma americana cuenta con el apoyo financiero de Abu Dabi, lo que le podría facilitar elevar el precio a última hora. Desde otro banco extranjero se apunta a que la prima a pagar por Santillana estaría justificada porque se trata de una compañía muy consolidada en Latinoamérica, especialmente Brasil, con un modelo de negocio difícil de replicar mediante crecimiento orgánico.

Santillana obtuvo un beneficio operativo o ebitda de 180 millones de euros en 2016, con un aumento del 5% respecto al ejercicio anterior. Con estos números, Prisa está pidiendo a los compradores que paguen más de 10 veces su beneficio de explotación, un multiplicador exigente para una compañía con un crecimiento inferior a dos dígitos. Fuentes cercanas al grupo de comunicación defienden que, sin el efecto de las divisas, la mejora del ebitda hubiera sido del 13,7%, una tasa de incremento que justificaría la valoración de los 2.000 millones.

Foto: El presidente del Grupo Prisa, Juan Luis Cebrián. (EFE)

El precio que paguen finalmente Carlyle, PAI o el consorcio formado por Rhône Group con ADIA es clave para el futuro de la operación, para Prisa y su presidente. En primer lugar, porque si las ofertas no llegan a una determinada tasación, los tenedores de la deuda del grupo de comunicación pueden vetar cualquier acuerdo del consejo de administradores. Los acreedores son en su mayoría ‘hedge funds’ o fondos buitre que han comprado en los últimos años cerca de la mitad de los 1.722 millones que adeuda la compañía de medios de comunicación. Otra parte relevante la tiene HSBC, cuyo objetivo principal es poder recobrar parte de lo prestado.

La peor de la bolsa

En segundo término, porque si la operación no saliera adelante, Prisa no tendría los fondos suficientes para repagar los 958 millones que vencen a finales de 2018, duda que está castigando la cotización en bolsa del 'holding'. Las acciones del grupo participado por la familia Polanco, Telefónica, CaixaBank y Santander, así como otros inversores de México y Qatar, se han desplomado un 31,8% en lo que va de año, lo que ha reducido la capitalización apenas a 280 millones. Es el segundo peor valor de toda la bolsa española, tan solo por delante de Abengoa, inmersa en la mayor quiebra de la historia empresarial de España.

El éxito o el fracaso de la enajenación de Santillana podría tener incidencia en el futuro de Juan Luis Cebrián como presidente. El primer ejecutivo del grupo ha manifestado varias veces su intención de agotar su mandato —vence a finales de 2018— para cumplir con su cometido de solucionar el problema de deuda de Prisa. Pero algunos de los accionistas relevantes, como el fondo Amber y Telefónica, han pedido que ceda sus poderes ante la desconfianza del mercado sobre su gestión. Si la transacción se concreta, la compañía mejoraría de forma sustancial su solvencia. Pero si no llega a buen puerto, la presión de los inversores puede resultar insostenible.

De momento, César Alierta, Isidre Fainé y Ana Botín, en representación de Telefónica, CaixaBank y Santander, están a la espera y han accedido a rebajar su presión a Cebrián a petición del rey emérito Juan Carlos I, que también se ha involucrado en la defensa de Cebrián. Un escudo protector que, según distintas fuentes, aguantará o no en función del final de la operación Santillana.

La venta de Santillana entra ya en su recta final. El consejo de administración de Prisa analizará en los próximos días las ofertas que han presentado tres firmas de capital riesgo por su filial editorial. Según han confirmado distintas fuentes, los potenciales compradores son Carlyle Group, PAI Partners y Rhône Capital, un fondo de 'private equity' estadounidense que va en alianza con Abu Dhabi Investment Authority (ADIA), el brazo financiero del emirato de Oriente Medio.

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