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Gonvarri desiste de rescatar a Abengoa y la deja al borde del concurso de acreedores
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RECHAZA PRESENTAR LA OFERTA DE RESCATE

Gonvarri desiste de rescatar a Abengoa y la deja al borde del concurso de acreedores

La familia Riberas, que se había mostrado dispuesta a inyectar hasta 350 millones para rescatar al grupo de ingeniería, rechaza presentar su oferta por no conocer el estado real de la empresa

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

El futuro de Abengoa se complica por minutos. Gonvarri Corporación Financiera, que se había mostrado dispuesta a inyectar hasta 350 millones para rescatar al grupo de ingeniería, ha desistido de continuar con la operación por la que iba a adquirir hasta el 28% del capital. Según indican fuentes financieras, la familia Riberas, dueña del 'holding' industrial del acero y la automoción, ha comunicado a una serie de bancos que no es capaz de presentar una oferta formal por las dificultades para saber el estado real de la compañía andaluza.

Los Riberas han convocado a los principales acreedores de Abengoa para informarles de que no es posible concretar la declaración de intenciones anunciada el pasado 8 de noviembre en una propuesta definitiva en la que se comprometa a inyectar los citados 350 millones a través de dos ampliaciones de capital. Pese a que los primeros 250 millones en acciones de Abengoa iban a disfrutar de un descuento del 20% sobre el precio en bolsa, los propietarios de Gonvarri han indicado que la transacción no la pueden cerrar al no haber tenido acceso a la información sensible del grupo sevillano. [Lea aquí 'Abengoa cede y prepara el mayor concurso de acreedores de la historia de España']

En la reunión de la semana pasada, los bancos acreedores de Abengoa, que arrastra una deuda neta reconocida próxima a los 6.300 millones, exigieron a los Riberas que pusieran encima de la mesa una oferta formal sobre la que decidir si prestaban los 1.500 millones de euros que la familia de origen burgalés había solicitado para inyectar sus 350 millones en la empresa de los Benjumea. En esa cita, los empresarios ya admitieron su dificultad para poner una oferta negro sobre blanco, ya que la propia compañía andaluza no les había facilitado el último parte médico sobre el estado real del grupo.

Como ha ido publicando El Confidencial, la última vez la semana pasada, las posiciones de la banca y Gestamp estaban totalmente alejadas, por lo que el acuerdo se presumía muy difícil, pese a los intentos de los Benjumea de transmitir que las conversaciones evolucionan favorablemente. De hecho, varios bancos extranjeros se habían levantado ya de la mesa de negociación y habían rechazado los tres escenarios que les habían propuesto los Riberas, que se negaban a vender activos con celeridad por temor a amputar el futuro crecimiento de la compañía.

La situación se tensó aún más el 15 de noviembre cuando Abengoa reconoció pérdidas históricas en la presentación de los resultados del tercer trimestre, números rojos que no habían aparecido hasta la fecha. Unas minusvalías que llevó a Deloitte, auditor del grupo, a advertir sobre la viabilidad de la multinacional sevillana, dados los problemas para acceder a los mercados de deuda y el cierre de líneas de financiación por parte de una serie de bancos.

En un hecho poco habitual cuando se trata de cuentas trimestrales, Deloitte puso este párrafo de énfasis en el encabezamiento de la presentación de las cuentas relativas a los meses de enero a septiembre para advertir de la “existencia de una incertidumbre que puede generar dudas significativas sobre la capacidad de la sociedad para continuar como empresa en funcionamiento”. Una situación que Abengoa creía que se corregiría si finalmente se llevaba a cabo la ampliación de capital de 650 millones de euros anunciada el 1 de agosto y se complementaba el acuerdo para la entrada del Gonvarri Corporación Financiera en el capital.

La compañía ha comunicado unas pérdidas de 198 millones de euros derivadas de la revisión a la baja de la participación en Abengoa Yield, la filial estadounidense cotizada en el Nasdaq. Unas minusvalías que contrastan con los 100 millones de beneficios obtenidos en el mismo periodo del año anterior. El ebitda o resultado operativo fue de 528,5 millones, frente a los 602,6 millones de un año antes. La cifra de negocios también bajó desde los 5.065,3 hasta los 4.872 millones de euros.

Asimismo, la compañía reconoce que tiene pendientes pagos a proveedores por 2.203 millones de euros, mientras que dispone de líneas de 'confirming' para hacer frente a estas obligaciones por 1.233 millones. La empresa dispone también de 157 millones en 'factoring' y otros 387 millones correspondientes a derechos de cobro por la construcción de una planta de ciclo combinado en México.

Abengoa admite tener una posición de liquidez delicada debido a que la incertidumbre surgida este verano por el hundimiento de la cotización se ha traducido en “una ralentización del ritmo de aprobación por parte de algunas entidades financieras de las renovaciones de las líneas de circulante ('factoring' y 'confirming' sin recurso). O lo que es lo mismo, que algunas de las 60 entidades con las que la compañía trabajaba hasta hace poco han dejado de prestarle dinero. KPMG, en un informe pedido por los propios bancos acreedores, había concretado que el déficit de liquidez era de 250 millones, pero Gonvarri había pedido a la banca que le garantice hasta 1.500 millones.

El futuro de Abengoa se complica por minutos. Gonvarri Corporación Financiera, que se había mostrado dispuesta a inyectar hasta 350 millones para rescatar al grupo de ingeniería, ha desistido de continuar con la operación por la que iba a adquirir hasta el 28% del capital. Según indican fuentes financieras, la familia Riberas, dueña del 'holding' industrial del acero y la automoción, ha comunicado a una serie de bancos que no es capaz de presentar una oferta formal por las dificultades para saber el estado real de la compañía andaluza.

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