Abengoa afronta un ultimátum de 15 días por las diferencias entre Gonvarri y la banca
La familia Ribera se ha negado a detallar su plan de salvación de la empresa de ingeniería pese a la petición de los acreedores de conocer el destino de los 1.500 millones solicitados
Gonvarri y la banca acreedora de Abengoa siguen sin acercar posturas para evitar la que sería la mayor suspensión de pagos de la historia de España. La última reunión, celebrada este martes entre KPMG, el asesor de las entidades financieras, y la familia Ribera, dueña del grupo empresarial vasco, concluyó sin ningún progreso porque el 'caballero blanco' que pretende salvar la empresa andaluza de ingeniería se niega a poner encima de la mesa la oferta formal.
Dos bancos nacionales y otros tantos extranjeros confirmaron ayer que ninguno de los acreedores ha dado su visto bueno a la propuesta de intenciones de Gonvarri, entre otras cosas porque 11 días después de ser anunciada a través de un comunicado de prensa, el fabricante de piezas de automóviles no ha concretado cuál es su plan industrial y el motivo por el que solicita 1.500 millones adicionales para entrar en el capital de Abengoa, tal y como adelantó El Confidencial el pasado 9 de noviembre.
A preguntas de KPMG, que ha solicitado en varias ocasiones la documentación en la que se basa la nueva petición de fondos, los representantes de Gonvarri se negaron a poner la oferta encima de la mesa porque, según su versión, no han podido hacer un análisis exhaustivo de las cuentas de Abengoa para saber con certeza sus necesidades de liquidez. Los Ribera explicaron que no son capaces de conocer con precisión el estado real de la empresa sevillana porque en los tres últimos meses ha habido muchos bancos extranjeros que han cerrado sus líneas de financiación, y las que se han renovado han sido utilizadas para repagar a terceros.
Ante esta falta de concreción, los expertos de KPMG y los gestores de Gonvarri analizaron tres escenarios con el fin de acercas posturas. El primero y más plausible para la banca es que Abengoa eleve de 1.200 a cerca de 3.000 millones el plan de venta acelerada de activos, opción que los Ribera rechazaron al considerar que esta alternativa supondría amputar Abengoa, liquidarla con retardo y cercenar cualquier posibilidad de crecimiento futuro. Para la banca, con este plan, apenas se necesitarían 500 millones nuevos de aportación por parte de los acreedores.
La segunda propuesta pasó por prestar 1.000 millones e incrementar el programa de desinversiones a cerca de 2.000 millones, lo cual tampoco fue bien recibido por Gonvarri. Para los empresarios originales de Burgos, la única posibilidad real es la tercera, basada en que la banca le conceda 1.500 millones durante dos años para que puedan desprenderse de activos no estratégicos sin prisas, lo cual evitaría venderlos a derribo, como está ocurriendo actualmente. Pero ante esta petición, la banca volvió a solicitar detalles concretos de adónde irían a parar esos 1.500 millones, a lo cual los Ribera no supieron responder.
El fantasma de Pescanova
La coyuntura es similar a la que se dio en Pescanova, cuando la banca optó por quedarse con la empresa pesquera al rechazar las propuestas de varios accionistas y fondos de capital riesgo de aportar dinero nuevo sin seguridad de cobro a futuro. Las dos partes han quedado en volver a sentarse en los próximos días porque, según aseguran hasta cuatro fuentes financieras, Abengoa solo tiene capacidad de pago para dos semanas. Los cuatro bancos admiten que, de no llegar a un acuerdo, el grupo propiedad aún de los Benjumea se verá abocado a solicitar el preconcurso de acreedores. Otras fuentes añaden que la medida, por muy dura que fuese, sería la más lógica para proteger los intereses de todos los accionistas.
Aunque sigue habiendo predisposición para alcanzar un punto de encuentro, bancos extranjeros sostienen que sus comités de riesgo en Londres no aprobarán la concesión de más dinero a una compañía que tiene varias demandas abiertas en Estados Unidos por dar información falsa a los inversores y cuyos gestores ocultaron a la CNMV la concesión de casi 20 millones de indemnización que ahora han cobrado tras dejar sus funciones.
Gonvarri ha ofrecido invertir 250 millones a través de una ampliación de capital con un descuento del 25% sobre el precio actual de la cotización, lo que le daría el 28% del capital de Abengoa. Una aportación que está condicionada a la ejecución de una segunda ampliación de 400 millones, en la que los Ribera suscribirían 100 millones adicionales, y a la inyección de 1.500 millones por parte de la banca durante dos años.
Gonvarri y la banca acreedora de Abengoa siguen sin acercar posturas para evitar la que sería la mayor suspensión de pagos de la historia de España. La última reunión, celebrada este martes entre KPMG, el asesor de las entidades financieras, y la familia Ribera, dueña del grupo empresarial vasco, concluyó sin ningún progreso porque el 'caballero blanco' que pretende salvar la empresa andaluza de ingeniería se niega a poner encima de la mesa la oferta formal.
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