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Sánchez viaja a Portugal para evidenciar su apuesta clara por una alianza de izquierdas
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LA CRISIS DE LOS SOCIALISTAS TRAS EL 20-D

Sánchez viaja a Portugal para evidenciar su apuesta clara por una alianza de izquierdas

El líder del PSOE se entrevista este jueves con el primer ministro luso, António Costa, para cruzar experiencias y mostrar que es posible el acuerdo entre fuerzas progresistas, aunque parezca difícil

Foto: Pedro Sánchez y António Costa, el pasado 7 de febrero en Badajoz, en un acto de hermanamiento del PSOE con los socialistas portugueses. (EFE)
Pedro Sánchez y António Costa, el pasado 7 de febrero en Badajoz, en un acto de hermanamiento del PSOE con los socialistas portugueses. (EFE)

No es un viaje más para el secretario general. No es una salida de España para entrevistarse con algún homólogo europeo o latinoamericano, o para entrevistarse con instituciones y autoridades extranjeras, como en otras ocasiones. Esta vez, el corto desplazamiento de Pedro Sánchez a Portugal, de apenas unas horas, traslada un mensaje diáfano en clave interna: que quiere beber de la experiencia de sus vecinos del Partido Socialista, que logró amarrar una alianza inédita (y 'a priori' difícil) con el Bloco de Esquerda, el Partido Comunista y Los Verdes, gracias a la cual la izquierda gobierna desde el pasado noviembre, desalojando al conservador Pedro Passos Coelho.

El líder del PSOE, que ha estado 'fuera de conexión' desde el tormentoso comité federal del pasado 28 de diciembre, se entrevistará con el primer ministro portugués, António Costa, en la sede del PS, en la capital del país. Será una reunión de apenas hora y media -de 14:30 a 16:00, justo después del Consejo de Ministros-, a la que seguirá una rueda de prensa. Sánchez viajará a Lisboa acompañado de la secretaria de Unión Europea de la ejecutiva federal, Iratxe García, portavoz del partido en el Parlamento Europeo, y su directora de Comunicación personal, Verónica Fumanal.

Sánchez, según explicaron fuentes del gabinete del secretario general, quiso que tras el 20-D, y vista la endiablada aritmética parlamentaria, su primer desplazamiento fuera a Portugal. Para verse con Costa, para "intercambiar experiencias" y para que el primer ministro le cuente, de primera mano, cómo gestó su pacto de progreso con el Bloco y el PC-Los Verdes. Para que le dé consejo. Para que le explique cómo, pese a haber perdido como él los comicios frente a la derecha, fue capaz de armar una entente jamás vista en los últimos 40 años en Portugal, desde la caída de la dictadura, y que de hecho era impensable apenas semanas antes de que se anunciase el acuerdo por las profundas divergencias ideológicas entre socialistas y comunistas. Las tres formaciones, que contaban con mayoría parlamentaria en la Asamblea lusa frente al bloque de derechas PSD-CDS-PP, se comprometieron a "pasar página de la austeridad", pero también a cumplir con la disciplina presupuestaria impuesta por las autoridades comunitarias y la continuidad de Portugal en la UE, en la zona euro y en la OTAN. El presidente portugués, el conservador Aníbal Cavaco Silva, tuvo que ceder porque no tenía otra: la alianza de progreso logró tumbar al Ejecutivo de Passos Coelho en tiempo récord. El Gobierno de centroderecha formado tras las últimas generales no llegó a durar ni un mes.

La línea roja del comité federal

El secretario general de los socialistas ha insistido, desde la misma noche del 20-D, que España votó "cambio" y un giro a la izquierda. Un volantazo que debería materializarse con un relevo en La Moncloa en caso de que la primera fuerza, el PP, no lograse la investidura. En su última aparición pública, en el comité federal, subrayó que el PSOE "asumirá su legítima responsabilidad de convocar a todas las fuerzas políticas y sociales en la apasionante tarea de abordar las transformaciones estructurales que necesita España para ganarse su futuro". Siempre con una "condición previa" y de "indispensable" cumplimiento: la "renuncia" al derecho de autodeterminación o de posiciones separatistas. Línea roja aprobada casi por unanimidad en el máximo órgano de dirección del partido -solo hubo cuatro votos en contra, y de Izquierda Socialista-, y acordada previamente por Sánchez y sus barones, que querían atar en corto a su líder en la política de pactos.

Podemos no ha retirado el planteamiento de la consulta en su menú para negociar. No es una "línea roja", según reiteró el pasado domingo Pablo Iglesias ante el consejo ciudadano estatal de la formación morada. "Pero sí hablamos con responsabilidad de futuro de nuestro país. Eso implica asumir políticamente las claves que van a decidir el futuro de nuestro país". Xavier Domènech, cabeza de lista de En Comú Podem -plataforma integrada por Podemos, ICV-EUiA y Barcelona en Comú-, tampoco cede. Así que la condición sigue sobre la mesa y el diálogo con el PSOE, hoy por hoy, se torna imposible.

Las federaciones más críticas con Sánchez están convencidas de que no queda otro escenario posible que la repetición de las generales, porque la primera hipótesis, la investidura de Rajoy -o de otro candidato del PP-, parece condenada al fracaso, ya que la primera fuerza, previsiblemente, no logrará más apoyos que el de Ciudadanos. El PSOE se ha conjurado para decir 'no' a los populares, en todas las votaciones. Algo en lo que coinciden los líderes autonómicos rebeldes. También Susana Díaz. Este mismo martes, el portavoz de los socialistas en el Congreso, Antonio Hernando, exigió al presidente del Gobierno en funciones que se deje de "ensoñaciones" y asuma que no facilitarán su reelección. No habrá "ni grandes coaliciones, ni pequeñas ni mediopensionistas", porque "no es no". Antes, el jefe del Ejecutivo había pedido en la Cope un gran acuerdo con PSOE y Ciudadanos.

Sánchez ha defendido, pese al escepticismo de sus barones, la posibilidad de una entente de izquierdas, con Podemos e IU, aunque necesitaría abstenciones

Sánchez, pese a las dificultades objetivas y el escepticismo de sus barones, no va a cejar en su búsqueda de una alternativa al PP si se confirma su naufragio. Y este viaje a Portugal es una prueba de su apuesta clara por una alianza con Podemos (69 escaños) e IU (2), aunque aún requeriría el apoyo del PNV y la abstención de ERC o, alternativamente, la abstención de Ciudadanos. En el gabinete del secretario general, encargado de gestionar el viaje y hacer realidad los deseos de su jefe -mano a mano con la secretaría de Iratxe García, pero no con la de Relaciones Internacionales, que dirige Carme Chacón, muy distanciada del líder-, no ocultan el mensaje: "En Portugal y en España ha pasado una situación similar. Una mayoría parlamentaria de izquierdas. Parecía imposible encontrar puntos en común pero finalmente se logró, con un resultado plural en la Cámara y de llamamiento al diálogo", indican a El Confidencial fuentes del entorno de Sánchez. Es decir, que el PSOE -o mejor dicho, Ferraz- se mira en el espejo del PS portugués y envidia su pacto de progreso con otras tres fuerzas de izquierdas.

Acuerdo histórico

"Pedro quiere constatar la realidad práctica de ese acuerdo, las políticas progresistas que ya se han ido poniendo en marcha, como la subida de pensiones, subsidios y el salario mínimo, sin faltar a sus compromisos con la UE", enfatizan en el círculo del secretario general.

El líder socialista quiere escuchar del jefe de Gobierno portugués sus dificultades para armar su acuerdo y revisar las políticas de cambio ya en marcha

Sánchez quiere escuchar de Costa qué dificultades tuvo a la hora de entablar las negociaciones con el Bloco, el Partido Comunista y Los Verdes, que ventajas y desventajas ha encontrado en estas pocas semanas en el Gobierno, poner en común su visión de la política internacional... "Y mostrar, claro, que la situación es extrapolable a España", reconocen fuentes oficiales de Ferraz. "La nueva política requiere acuerdo y diálogo, y Pedro está plenamente convencido de ello. En Portugal, se llegó a un acuerdo histórico, pese a las posiciones encontradas, que se superaron para dar al país un Gobierno de izquierdas. Además, 24 de los 28 países de la UE están gobernados por dos o más partidos", añaden.

Costa, un homólogo muy cercano

Sánchez y Costa mantienen una relación "muy fluida". El portugués llegó al liderazgo de su partido cuatro meses más tarde que el diputado madrileño, en noviembre de 2014. Y ya es primer ministro de su país. Costa forma parte del círculo de dirigentes socialdemócratas más cercano a Sánchez, junto con los jefes de Gobierno de Francia (Manuel Valls) e Italia (Matteo Renzi); el presidente de la Eurocámara, el alemán Martin Schulz; la jefa de la diplomacia europea y el presidente del Grupo de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo, los italianos Federica Mogherini y Gianni Pittella.

El líder español y el luso ya compartieron mitin en Badajoz en febrero del año pasado, antes de las autonómicas y municipales, y en junio, en Lisboa, en la conmemoración de los 30 años de la entrada de los dos países en la Unión Europea. Pero el encuentro de este jueves, 7 de enero, es el de mayor carácter simbólico, y organizado en clave interna. "En definitiva, se trata de evidenciar que, si hay voluntad, sí es posible el entendimiento por parte de los partidos de progreso, porque las causas son comunes. Ahí entra la política en juego, como ha hecho António en Portugal", resumen desde el gabinete de Sánchez.

Por ahora, el viaje a Lisboa es la única actividad pública que tiene programada el secretario general tras el parón de Navidad. Viernes, sábado y domingo, de momento, tendrá "agenda de despacho", según fuentes de Ferraz. El lunes se celebrará la reunión de la ejecutiva, con un punto probable, como la aprobación de las direcciones del PSOE en Congreso y Senado y la duda aún en el aire de si habrá un nuevo comité federal que convoque a su vez el congreso ordinario, aunque las catalanas del 6 de marzo trastocan todas las previsiones. El martes, reunión del nuevo Grupo Socialista emanado de los comicios del 20-D. Y el 13, la constitución de las Cortes Generales. Antes, Sánchez tendrá que recoger su acta como diputado. Aún no está decidido cuándo se acercará a la Cámara Baja para formalizar el trámite preceptivo antes de la sesión del miércoles próximo. Para entonces, el partido volverá a su ebullición interna, a la espera de cuándo se ventila la batalla por el liderazgo.

Costa y Sánchez, dos líderes recién llegados que perdieron sus respectivas elecciones

António Costa y Pedro Sánchez no comenzaron 2014 siendo líderes de sus respectivos partidos. El primero conquistó el poder interno en noviembre; el español, en julio. Al año siguiente, 2015, hubo elecciones generales en los dos países. Los dos las perdieron frente a la derechay quedaron como segunda fuerza.

El PS obtuvo, en las legislativas del 4 de octubre, 86 diputados en la Asamblea de la República. Un 32,32% de los votos. Costa logró atraerse el apoyo de los 19 parlamentarios del Bloco de Esquerda -una fuerza semejante a IU-, un 10,19% de los sufragios, y los 17 del Partido Comunista y Los Verdes (8,25%, concurrieron juntos). La coalición de centro derecha PSD-CDS-PP logró 107 escaños en total, así que no llegaban a la mayoría de 116 sillones. 38,56% de las papeletas en total.

El PS y el PC estaban lejísimos en sus posiciones, ya que este último partido es mucho más ortodoxo que el PCE o que IU. Pero al final acordaron unirse contra la derecha, gracias a los esfuerzos del Bloco de Catarina Martins, más proclive al pacto con Costa, que a su vez se negaba a acordar nada con la derecha. Lo que había sido imposible 40 años, la entente entre socialistas y comunistas, llegó a cuajar.

Pero las situaciones tampoco son totalmente análogas. En España, Sánchez se quedó con un 22% de los votos, a menos de un punto y medio de Podemos y sus plataformas aliadas, aunque distanciados por 21 escaños. Aquí el Parlamento está más fragmentado que en Portugal, y allí el PS no tuvo que lidiar con pretensiones separatistas o con la defensa de uno de sus potenciales socios de un referéndum de autodeterminación.

[¿Qué partidos deberían pactar para formar Gobierno?]

No es un viaje más para el secretario general. No es una salida de España para entrevistarse con algún homólogo europeo o latinoamericano, o para entrevistarse con instituciones y autoridades extranjeras, como en otras ocasiones. Esta vez, el corto desplazamiento de Pedro Sánchez a Portugal, de apenas unas horas, traslada un mensaje diáfano en clave interna: que quiere beber de la experiencia de sus vecinos del Partido Socialista, que logró amarrar una alianza inédita (y 'a priori' difícil) con el Bloco de Esquerda, el Partido Comunista y Los Verdes, gracias a la cual la izquierda gobierna desde el pasado noviembre, desalojando al conservador Pedro Passos Coelho.

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