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¿Un western gay sobre San Antonio de Padua?
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en el festival de cine d'autor

¿Un western gay sobre San Antonio de Padua?

Cineasta polémico y transgresor, el portugués João Pedro Rodrigues presenta en Barcelona su última película, 'El ornitólogo'

Foto: Fotograma de 'El ornitólogo', la última película de João Pedro Rodrigues
Fotograma de 'El ornitólogo', la última película de João Pedro Rodrigues

Adentrarse en el cine de João Pedro Rodrigues es una experiencia mística y perturbadora, una inmersión total para los sentidos en un mundo tan atrayente como extraño. Personajes extremos, sensibles, suspendidos en un punto intermedio entre el suelo firme y el ensueño. Es prácticamente imposible escapar del abrazo embriagador de 'El Fantasma' (2000), 'Odete' (2005), 'Morir como un hombre' (2009) o 'La última vez que vi Macao' (2012). Mallas de vinilo, zapatos de lucite, brillos y purpurina, vírgenes y santos, como un Almodóvar mucho más oscuro, mucho más profundo y mucho más envolvente. Y ahora, en el marco del Festival de Cinema D'Autor de Barcelona, Rodrigues ha presentado este domingo 'El ornitólogo', su última película.

"La película es como un western. Un hombre en la naturaleza que tiene que pasar una serie de dificultades y que acaba siendo otro después del viaje", resume. Fernando (Paul Hamy), un ornitólogo ateo, navega por un río mientras busca cigüeñas negras anidadas en la roca, hasta que se ve irremediablemente arrastrado por unos rápidos en los que está a punto de ahogarse. Una pareja de peregrinas chinas lo rescata de la muerte, pero pronto descubrirá que, además de ser muy devotas, ocultan una faceta siniestra. Un western algo 'queer' con tintes de 'thriller' basado en la vida de San Antonio de Padua -Fernando era su nombre seglar-. Cero en ortodoxia.

"Pensando cómo podía recrear la historia de este mito que es tan importante -no sólo en Portugal, sino que es el santo más popular en todo el mundo, incluso más que San Francisco- la primera idea de la película fue hacerla sobre un ornitólogo en la naturaleza". Antes que director de cine, Rodrigues quiso ser ornitólogo. Incluso llegó a estudiar la carrera de Biología. Y si uno lo piensa, en realidad el oficio de ornitólogo no dista demasiado del de cineasta: observar, registrar, intentar comprender.

Nos encontramos en una sociedad que ha vivido -y vive todavía- marcada por la Iglesia

Aunque se declara ateo, la religión está muy presente en el cine del luso, que recurre mucho a los "mitos populares de la cultura portuguesa" y que reflexiona sobre "qué sentido tiene hablar de religión en este mundo que vivimos ahora". "Yo no he tenido una educación religiosa pero nos encontramos en una sociedad que ha vivido -y vive todavía- marcada por la Iglesia", explica. "Aquí en Portugal, en la dictadura -al igual que en la que habéis tenido vosotros con Franco-, la religión era uno de los pilares del régimen. Y por eso, toda la religión nos ha sido recreada por el régimen como un símbolo de la familia y del matrimonio".

El pasado 25 de abril se celebraron los 43 años de la Revolución de los Claveles. Entonces, el director era un niño de apenas siete años al que no le había dado tiempo a impregnarse del modelo educativo y moral salazarista. "Yo llegué a la religión a través de la pintura", puntualiza. Iconos, cuadros sobre las vidas de santos y, entre ellos, San Antonio de Padua, patrón de Lisboa, la ciudad natal de Rodrigues.

San Antonio quiso estar cerca de la naturaleza. Creo que los franciscanos fueron los primeros ecologistas

"San Antonio -si existió, porque todo esto es mitológico, aunque yo creo que el hombre en sí sí existió- nació en el siglo XII en Lisboa y murió en el siglo XIII en Padua y se convirtió en un fraile franciscano porque estaba contra la idea de la Iglesia del poder. Él quiso estar cerca de las personas para vivir en la pobreza, en la humildad, para vivir cerca de la naturaleza. Además, yo creo que los franciscanos fueron los primeros ecologistas".

El camino entre la mística católica y el universo 'queer' se cruzan en 'El ornitólogo' en el momento en el que Rodrigues provoca un encuentro carnal entre Fernando y un pastor sordomudo llamado Jesús (Xelo Cagiao), como una forma subversiva de comunión. Porque al cineasta, lo que más le gusta es explorar en las contradicciones del ser humano. "Me parecen súper interesantes", reconoce.

Por ejemplo, un pasaje del ensayo 'Lorca y el mundo gay' de Ian Gibson, que busca y rebusca hasta dar con él. "Escucha", toma aire. "Federico García Lorca fue un revolucionario cristiano y gay que no creía en el Dios bíblico". ¿Puede haber más paradojas en una sola frase? "Me interesan los personajes que son una contradicción en sí mismos. Pero no me gusta juzgarlos. Lo que me interesa es el cambio, porque los personajes que son interesantes son aquellos que cambian. Aquellos que vencen sus propias dificultades".

Alguien como Almodóvar, que hace películas desde los ochenta, tiene una relación subversiva con la religión

Rodrigues no ha sido el primero ni será el último en hibridar estos conceptos tan aparentemente antitéticos; "Alguien como Almodóvar, que hace películas desde los ochenta, tiene una relación subversiva con la religión. Y divertida, también. Pero si piensas en el Pasolini de la Italia de los 60, él siempre vivió a la vez una fascinación y una negación de la Iglesia".

Y Rodrigues reúne la fisicidad pasoliniana y la esencia 'petarda' de Almodóvar en un universo, por extraño que parezca, también muy personal. Rodrigues retrata el cuerpo de sus actores con una mirada "casi biológica". "Me interesa mucho el lado físico del cine. El arte, la pintura, el cine es para mí una búsqueda para entender el mundo. Lo que siento es que yo no entiendo muy bien el mundo, por eso cada película es para mí una aproximación al mundo que tengo alrededor, que me intriga, me fascina y también me repele".

Adentrarse en el cine de João Pedro Rodrigues es una experiencia mística y perturbadora, una inmersión total para los sentidos en un mundo tan atrayente como extraño. Personajes extremos, sensibles, suspendidos en un punto intermedio entre el suelo firme y el ensueño. Es prácticamente imposible escapar del abrazo embriagador de 'El Fantasma' (2000), 'Odete' (2005), 'Morir como un hombre' (2009) o 'La última vez que vi Macao' (2012). Mallas de vinilo, zapatos de lucite, brillos y purpurina, vírgenes y santos, como un Almodóvar mucho más oscuro, mucho más profundo y mucho más envolvente. Y ahora, en el marco del Festival de Cinema D'Autor de Barcelona, Rodrigues ha presentado este domingo 'El ornitólogo', su última película.

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