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“Cuando era joven, nuestro enemigo eran las compañías discográficas”
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CÓMO TOCAR ROCK & ROLL A LOS 65 SEGÚN NICK LOWE

“Cuando era joven, nuestro enemigo eran las compañías discográficas”

Nick Lowe es un dandy. Nick Lowe es educado y encantador. Nick Lowe ha escrito algunas de las mejores canciones de pop de los últimos cuarenta

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“Cuando era joven, nuestro enemigo eran las compañías discográficas”

Nick Lowe es un dandy. Nick Lowe es educado y encantador. Nick Lowe ha escrito algunas de las mejores canciones de pop de los últimos cuarenta años. Nick Lowe hace gala de un delicioso humor británico. En ocasiones, es complicado abstraerse de los lugares comunes que irremediablemente aparecen cuando se habla de determinada figura de la música popular, pero en el caso del músico británico nacido en 1949, los tópicos reflejan fielmente la realidad. Especialmente en lo que respecta a ese carisma que ha conseguido que, con la edad de jubilación a la vuelta de la esquina, Lowe sea más reivindicado que nunca entre las generaciones más jóvenes. Ello le ha llevado a girar más que nunca, y a visitar países como el nuestro, donde actuará esta próxima semana.

“Gracias a Dios, a la gente sigue gustándole ir a conciertos, por lo que he tocado a menudo estos últimos años”, explica el cantante a El Confidencial desde su guarida londinense. La relación entre España y Lowe es mucho más reciente de lo que cabría pensar dado el éxito que cosechó su última visita, en diciembre de 2011. El músico sugiere que quizá el éxito de la versión de la inmortal «Cruel to Be Kind» registrada por Naím Thomas en 2002 pudo tener mucho que ver con el interés suscitado en nuestro país, aunque se sorprende cuando se le recuerda que el intérprete era un concursante de Operación Triunfo.

Entre visita y visita, nos quedan discos como The Old Magic (Yep Rock, 2010), su última entrega, un reflexivo (pero sabroso) compendio de soul, country, folk y una pizca de canción crooner. Desde que a mediados de los noventa publicase The Impossible Bird (Upstart), la carrera de Lowe ha seguido derroteros mucho más reposados que en sus rockeros inicios, con joyas como Dig my Mood (Upstart, 1997) o The Convincer (Yep Rock, 2001). “Ya no grabo tanto, por dos razones. Una, que todo es muy extraño en el negocio musical ahora mismo. La gente puede robar tu música fácilmente, y la industria no ha sabido qué hacer frente a ello. No estoy acusando a nadie, yo también he copiado álbumes, pero es complicado rentabilizar un disco. Por otra parte, me lleva más tiempo juntar una colección de canciones que considere realmente buena. No quiero publicar álbumes donde sólo haya una canción interesante y un montón de relleno”.

Envejeciendo en público

El nombre de Lowe siempre aparece en la misma lista que los de Bob Dylan, Neil Young o Bruce Springsteen cuando se habla de aquellos artistas que han demostrado que es posible tocar rock pasados los sesenta e, incluso, publicar álbumes que en muchos casos suenan más frescos que los registrados por los más jóvenes. “Hace décadas nadie pensaba que alguien con más de treinta años pudiese tocar música rock. Absolutamente imposible”, explica el músico. “Cuando comencé a tocar, el rock aún era joven, tenía como mucho quince años. Pero hoy en día, tenemos a Bob Dylan, Tom Waits, Paul Simon o Leonard Cohen. Otros grandes músicos como Chuck Berry, Jerry Lee Lewis o B.B. King siguen haciendo discos, pero la gente no los considera igual que a los que he nombrado. La gente suele decir ‘me alegro de que Chuck Berry haya grabado un nuevo disco’, pero no tienen ningún interés en él”.

Los jóvenes son menos esnobs que en mi generación, cuando todo era o blanco o negroSi Lowe goza hoy en día del estatus que tiene, quizá no sea tanto por su papel clave en la historia del pop británico o por el nivel de sus últimos trabajos, sino por haber sido capaz de reinventarse a tiempo. “Cuando mi carrera como estrella del pop terminó a comienzos de los ochenta, supe que era momento de cambiar de marcha. Salvo en casos especiales como los de Elton John, Cher o Madonna, que han sido estrellas del pop a lo largo de las décadas, o abandonas la escena, o te reinventas. Tenía la sensación, a pesar de haber publicado varios hits, que mi carrera aún no había comenzado”.

Fue entonces cuando, después de un período de reflexión, el actual personaje de gentleman maduro, sutil y conquistador que define a Lowe comenzó a perfilarse. “En la música pop, incluso en los ochenta, era muy extraño que la gente fuese mayor, al contrario de lo que ocurría con el jazz o el country & western. En el pop no, era necesario que fueses un joven guapo. Así que me tuve que reinventar, pero nadie me entendía, nadie sabía de lo que hablaba”. El final de la década de los ochenta fue cuando el músico comenzó a descubrir su camino. “Todo cambió cuando grabé el disco de Little Village con John Hiatt, Ry Cooder y Jim Keltner. Supe qué tenía que hacer y las ideas comenzaron a tomar forma. Sabía que perdería muchos fans, pero que si hacía lo correcto, sería lo suficientemente cool para que le gustase a los jóvenes. Hoy en día, ya no importa que seas viejo. Los jóvenes son menos esnobs que mi generación. No nos gustaba la música de nuestros padres, todo lo que no era rock era malo”.

Una institución de la música británica

Echar un vistazo a la carrera de Nick Lowe es como hacer un máster acelerado de música popular. En ella se citan un gran número de las tendencias musicales de los últimos cuarenta años, del pub-rock al punk, pasando por la influencia americana que ha destilado en sus trabajos más recientes, ya lejos del pop y la new-wave que lo caracterizasen a finales de los setenta. Pero cuando saltó a la fama, Lowe no era precisamente un niño. Los comienzos de su carrera se encuentran a finales de los años sesenta, de la mano de su amigo Brinsley Schwarz, que dio su nombre a la formación musical en la que Lowe tocaba el bajo, la guitarra y cantaba. “Para mí fue como ir a la escuela. Cuando me junté con Brinsley, éramos unos niños. Teníamos 18 años y tocábamos toda la noche en el club más macarra de Alemania. Los fines de semanas, todo el día y toda la noche. ¡Pero nos encantaba! Era un sitio muy, muy duro. Vivíamos en la misma casa, porque era lo más barato. Todos escuchábamos la misma música, ensayábamos todo el día, aprendíamos a tocar, la gente nos descubría discos…”

La formación se disolvió en 1975, y para entonces, Lowe ya tenía un nuevo aliado: Dave Edmunds, que había producido los discos de Brinsley Schwarz y con quien se reunió en Rockpile. “Tocamos en Estados Unidos. Déjame decirte que por aquel entonces no había nada más divertido para un joven inglés que tocar en una banda”. Eran los años del pub-rock correoso y del alumbramiento del punk, que surgió de la escena que Lowe y sus compañeros habían ayudado a conformar. “La escena pub-rock fue la que dio comienzo al punk, ya que estaba llena de artistas excéntricos y outsiders que no encajaban en el mainstream. Sin embargo, nosotros no queríamos destruir nada, sino cambiar las cosas. La música era terrible y los jefes de las discográficas eran nuestros enemigos. Cuando apareció el punk, tenían esa actitud tan fantástica. En nuestra escena no éramos tan agresivos. Éramos más hippies”.

El padrino del punk, el cowboy que se casó con la hijastra de Johnny Cash

El considerado como primer single del punk, «New Rose» de los Damned, publicado por Stiff Records, lleva precisamente la impronta de Lowe como productor, aunque reconozca que nunca llegó a simpatizar totalmente con el movimiento. “El punk estuvo muy bien, aunque la música no me gustaba especialmente. Menos los Damned, que para mí eran más como garage o rock and roll. No aguantaba a la mayor parte de bandas de punk, me parecía que eran falsas, que no tenían ningún swing. La gente con la que trabajé, como Elvis Costello o los Pretenders, también tenían ese tipo de actitud, pero eran buenos músicos. Algunos de ellos fingían que no sabían tocar para subirse al carro del punk, pero se pilla rápido a los mentirosos”.

De aquella época data también una de las canciones más recordadas de Lowe, «(What’s so Funny ‘bout) Peace, Love and Understanding», inmortalizada por Elvis Costello en Armed Forces (1979) a quien el músico produjo sus primeros trabajos. “Era una canción de Brinsley Schwarz. Elvis Costello era fan del grupo y mientras le producía, un buen día me dijo que le apetecía tocar esa canción. Me había olvidado de ella por completo. La grabó y su versión era tan especial, puso tanta pasión y energía que ha pasado a la historia”. Y al repertorio de una larga lista de músicos, entre los que se cuentan Eddie Vedder, Keb’ Mo’, Zooey Deschanel, Bruce Springsteen o Jakob Dylan.

Los ochenta fueron casi una década perdida para Lowe. Sus entregas discográficas ya no tenían el lustre del pasado, su matrimonio con la hijastra de Johnny Cash, Carlene Carter, se iba disolviendo y sus problemas con el alcohol amenazaron con terminar de manera prematura su carrera. “Fueron malos tiempos, tanto personal como profesionalmente. ¿Qué aprendí de aquella época? Lo difícil que es darte cuenta de que ya no eres un niño y que tienes que madurar. Intentas repetir los errores del pasado. Aprendí unas cuantas de las lecciones más duras de la vida por aquel entonces”. Sin embargo, Lowe considera que es algo que le ocurre a todo el mundo, sólo que personas como él están más expuestos. “La gente madura, no sólo en la música sino también en todos los trabajos, tiene sus altos y bajos. En el mundo del entretenimiento es más obvio porque estás expuesto a la mirada pública. Por eso parece más dramático, porque la gente te conoce”.

En búsqueda de un estilo propio (pero clásico)

La carrera musical de Lowe siempre ha mirado de reojo a los portentosos cauces del río musical americano, ya desde los tiempos de Brinsley Schwarz, que por momentos parecían la respuesta británica a los canadienses The Band. Por eso, cuando se le compara con el cantante country George Jones, el cantante se muestra encantado. “Es el mejor cumplido que puedo recibir. No es ningún secreto que amo la música country, igual que toda la música americana, ya sea R&B, góspel o incluso los musicales de Broadway”. Sin embargo, Lowe considera que el hecho de ser europeo le ha ayudado a mantener una sana distancia con sus influencias. “No es que quiera copiar Nashville o Memphis. Como soy europeo, puedo coger un poco de todo y mezclarlo. Me encanta la música pop italiana, o la francesa. De la española me gusta su sonoridad. Lo que aprendí de la música country es a utilizar el lenguaje de la conversación”.

No quiero sentirme como una pieza de museo, salir al escenario y ver lástima en los rostros de la genteLas canciones de Lowe podrían haberse escrito fácilmente en los años cincuenta o en los sesenta, la época dorada de los compositores pop. Una tradición, la de la búsqueda incansable de la melodía perfecta, que parece haberse perdido en favor de otras formas musicales. ¿O no? “Estoy de acuerdo, aunque hay que ser cautelosos. Mi hijo, que tiene ocho años, escucha la misma música que me gusta a mí pero también música de su época. A veces le digo ‘¿qué es esto? No entiendo nada’. Sueno como mi padre. No oigo más que baterías y autotuning, para mí no hay ninguna canción ahí. Pero él está convencido de que sí la hay, porque la puede cantar. Es algo generacional”. Quizá por eso le cueste tanto reconocer que le gusta algún grupo contemporáneo, más allá de la banda de Nashville Silver Swans o Gotye. “El tipo de canciones que yo compongo son de la vieja escuela, tienen estrofas y estribillos y duran menos de tres minutos, la duración de un viejo single de 45 rpm. Pero cada vez hay más gente joven en mis conciertos que entiende lo que hago”.

Entre estos nuevos fans se encuentran, curiosamente, “las mujeres y los gais”. Es lo que el propio Lowe considera producto del “efecto Wilco”, como él mismo lo llama. La banda de Jeff Tweedy, profundamente admiradora del trabajo de Lowe, lo contactó hace un par de años para que los telonease durante su gira americana. “Fue una experiencia fantástica, porque pude tocar ante audiencias formadas por 5.000 o 6.000 personas. No sabía cómo resultaría tocar yo solo con mi guitarra. El secreto era no enrollarme demasiado, sólo media hora”, afirma con sorna. Así pues, no parece que a sus 64 años se adivine el final de esta prolongada carrera. “Hasta que el cuerpo aguante, siga siendo relevante y la gente quiera verme. No quiero sentirme como una pieza de museo, salir al escenario y ver lástima reflejada en los rostros de la gente. Por ahora, cualquier cosa que me saque de casa está bien”.

Nick Lowe es un dandy. Nick Lowe es educado y encantador. Nick Lowe ha escrito algunas de las mejores canciones de pop de los últimos cuarenta años. Nick Lowe hace gala de un delicioso humor británico. En ocasiones, es complicado abstraerse de los lugares comunes que irremediablemente aparecen cuando se habla de determinada figura de la música popular, pero en el caso del músico británico nacido en 1949, los tópicos reflejan fielmente la realidad. Especialmente en lo que respecta a ese carisma que ha conseguido que, con la edad de jubilación a la vuelta de la esquina, Lowe sea más reivindicado que nunca entre las generaciones más jóvenes. Ello le ha llevado a girar más que nunca, y a visitar países como el nuestro, donde actuará esta próxima semana.