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“Soy galés y estoy orgulloso de serlo, pero no nos veo fuera del Reino Unido”
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PARA KEN FOLLETT, LA SECESIÓN ES UNA MALA IDEA

“Soy galés y estoy orgulloso de serlo, pero no nos veo fuera del Reino Unido”

Pocos escritores levantan tanta expectación en nuestro país como Ken Follett. El autor galés puede presumir, y presume, de ser el autor que más vende en

Foto: “Soy galés y estoy orgulloso de serlo, pero no nos veo fuera del Reino Unido”
“Soy galés y estoy orgulloso de serlo, pero no nos veo fuera del Reino Unido”

Pocos escritores levantan tanta expectación en nuestro país como Ken Follett. El autor galés puede presumir, y presume, de ser el autor que más vende en España, y mide todas sus palabras con la precisión necesaria que exige la descomunal maquinaria de marketing que acompaña todos sus movimientos. “Estoy muy contento de tener millones de lectores, pero quiero más”, reconoció ayer sin tapujos varias veces en la presentación de su último libro, El invierno del mundo (Plaza y Janés), que se celebró en un salón de la embajada italiana de Madrid, abarrotada de periodistas y cámaras, algo muy difícil de ver cuando quien nos visita es novelista. 

La editorial lo dejó claro, el nuevo libro de Follett, ambientado en el entorno de la II Guerra Mundial y con un episodio sobre la Guerra Civil española, va a arrasar estas navidades, y por ello han colocado ya en las tiendas 650.000 ejemplares. El escritor lo sabe, y no esconde en ningún momento que su objetivo es vender todo lo que sea posible, buscando la complicidad del lector: “Yo nunca pienso en escribir para mí, cuando escribo pienso en los lectores. Quiero que disfruten, que se conmuevan, que se entretengan, que pasen una a una las páginas de mi libro y les parezcan interesantes”

Ya nadie duda del talento de Follett para captar la atención de sus lectores. Pero no siempre fue así. Tal como ha contado el propio escritor, la editorial que le publicaba en España cuando planeaba lanzar Los pilares de la tierra rechazó la novela, y su agente tuvo que negociar su edición con otra compañía. No cabe duda de que se equivocaron: hoy es uno de los libros más vendidos de la historia del mercado editorial español. Follett tenía razón, y no oculta su orgullo: “Mis editores me decían que no debía escribir un libro sobre la construcción de una catedral en la Edad Media, sino un thriller sobre la KGB o alguna otra historia de la Guerra Fría. Es agradable haber tenido la razón. A la gente le encanta. Me hablan de él como un libro que les ha llegado al fondo del corazón”.

La fórmula del éxito

Una cosa queda clara tras ver a Follett: no parece el tipo de gente que hace las cosas a la ligera o se mueve por impulsos. El escritor lo tiene todo atado y bien atado. No esconde que su actual proyecto literario, una trilogía de tres volúmenes que recorre a través de cinco estirpes familiares la convulsa historia del siglo XX, “es un proyecto ambicioso”. Su calendario de trabajo es muy estricto, sabe en qué fechas concretas van a publicarse sus volúmenes y se organiza para que todo esté listo a tiempo. El esquema narrativo también está decidido de antemano: “Los personajes de El invierno del mundo son los hijos de los protagonistas de mi anterior libro [La caída de los gigantes, que gira en torno a la I Guerra Mundial], y el siguiente lo protagonizarán sus nietos, durante la Guerra Fría. El tercer libro, End of the eternity, todavía no tiene título en español, pero estará listo en 2014”.  Empezará con la construcción del muro de Berlín y acabará con su caída.

En los libros de ficción que gustan tiene que ocurrir algo nuevo todo el tiempo, tiene que haber siempre un elemento dramáticoCabe preguntarse cómo se organiza Follett para escribir unos libros tan voluminosos (todos tienen en torno a 1.000 páginas) que conllevan, además, un importante trabajo de documentación. El escritor tiene más que preparada la respuesta: “Es muy difícil, porque hay muchos acontecimientos y personajes. A veces me gustaría tener un cerebro de repuesto en el armario y poder usarlo como cuando amplías la memoria de un ordenador. Paso mucho tiempo planificando mis novelas. Para este libro estuve ocho meses documentándome antes de escribir. En los libros de ficción que gustan tiene que ocurrir algo nuevo todo el tiempo, tiene que haber siempre un elemento dramático, y para garantizar que esto ocurra continuamente tengo que planificarlo. A la vez me documento, y leo libros sobre el tema. No sólo me dan información, también me dan ideas”.

A vueltas con la historia

Teniendo en cuenta que la nueva trilogía de Follett versa sobre acontecimientos históricos que nos tocan muy de cerca sería inevitable preguntarle por las lecciones que el pasado nos puede dar para entender el futuro. Tan inevitable que, antes de que se abra el turno de preguntas, el escritor se plantea la cuestión a sí mismo: “A menudo me preguntan los periodistas si hay una lección que podamos aprender de la historia. Sí, podemos, pero yo no quiero darla, como escritor quiero explicar a mis lectores qué significaba estar allí. Es el lector el que debe sacar sus propias conclusiones, no soy más inteligente que ellos”.

Pese a esto, y tras varias preguntas, Follett acaba dando algunas lecciones: “Hay un paralelismo entre la década de 1930 y la situación actual. En ese periodo hubo una gran depresión económica y en tiempos de crisis la gente apoya a partidos extremistas. Pero ahora hay una gran diferencia. Los europeos confían más en la democracia que en los años 30. Entonces era algo nuevo, ya no. La gente en Europa piensa que nuestros problemas se pueden resolver con las instituciones actuales, sin necesidad de implantar el fascismo o el comunismo”.

Si tuviera la solución a la crisis económica estaría en la Comisión Europea y no sería novelistaLa posición política de Follett es de sobra conocida. Siempre ha apoyado al partido laborista británico –también lo hizo en la rueda de prensa–, para el que trabaja su mujer, Barbara Follett, que fue parlamentaria desde 1997 hasta 2010, cuando se vio obligada a dimitir por el escándalo de los gastos injustificados de los diputados ingleses. Para Follett, que califica la situación económica mundial como “horrible”, nadie ha sido capaz de resolver el problema de los ciclos económicos: “Los gobiernos de izquierdas pensaban que podían controlar estos ciclos, pero no han podido. No sabemos cómo resolverlo. Si tuviera la solución estaría en la Comisión Europea y no sería novelista”.

No cabe duda de que Follett está muy al corriente del devenir de la política internacional y también la española. Aunque nadie le preguntó sobre Cataluña, sino sobre la globalización, el escritor no dudó en abordar el tema de forma implícita: “Necesitamos una integración económica, pero también respetar la diversidad cultural. Todos queremos al lugar en el que hemos nacido. Yo soy galés y me encanta escribir sobre Gales. Uno ha de estar orgulloso de donde procede y de sus raíces. Debemos celebrar la diversidad cultural y respetarla. Pero desde un punto de vista económico Gales no puede existir como país, debe integrarse en Reino Unido, como hemos estado integrados tanto tiempo”. 

Pocos escritores levantan tanta expectación en nuestro país como Ken Follett. El autor galés puede presumir, y presume, de ser el autor que más vende en España, y mide todas sus palabras con la precisión necesaria que exige la descomunal maquinaria de marketing que acompaña todos sus movimientos. “Estoy muy contento de tener millones de lectores, pero quiero más”, reconoció ayer sin tapujos varias veces en la presentación de su último libro, El invierno del mundo (Plaza y Janés), que se celebró en un salón de la embajada italiana de Madrid, abarrotada de periodistas y cámaras, algo muy difícil de ver cuando quien nos visita es novelista.