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"Mi novia es stripper": tres hombres cuéntan cómo es la vida a su lado
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"Mi novia es stripper": tres hombres cuéntan cómo es la vida a su lado

¿Tendrías una relación sería con una chica que bailase para otros en clubes? ¿Te pondrías celoso? Tres hombres que han salido con strippers cuentan cómo es o fue su noviazgo

Foto: 'Ella me baila en privado, y me gusta'. (iStock)
'Ella me baila en privado, y me gusta'. (iStock)

Está claro que tener una profesión u otra facilita o empeora las relaciones amorosas. Las que peor lo tienen son las personas que se dedican al mercado sexual. Es el caso de los strippers. No todos podrían mantener un noviazgo serio con alguien que se dedique a desnudarse delante de otras personas por las noches. Hoy hablaremos de las bailarinas eróticas. Tres hombres que han salido en serio con chicas que se dedicaban a este mundo han charlado con 'Cosmopolitan' sobre los pormenores de sus idilios. Atento.

"Mi forma de verlas cambió radicalmente"

Comenzaremos por Adrián (nombre ficticio). Salió con una stripper unos 8 meses. Se conocieron a través de amigos en común. Él confiesa que al comenzar con ella no sabía a qué se dedicaba, sino que lo descubrió a las dos semanas, cuando ella decidió contárselo. "Vi la preocupación en sus ojos. Al principio estaba un poco dubitativo, de seguir con ella o no", asegura.

Aunque Adrián no estaba muy seguro de continuar su relación con ella, al final siguieron por un tiempo. De hecho, en una ocasión él fue a verla actuar, algo que dejó a la joven "aturdida", pues se acercó y le preguntó que qué hacía allí. "Le dije que era mi forma de mostrarle mi apoyo. Ella me besó, pero no bailó para mí". Cabe destacar que aquella no era la primera vez que el susodicho acudía a un club de bailarinas. Pero su forma de verlos cambió a raíz de conocer a su ya exnovia: "Pasé de ver el negocio como una cultura despreciable, casi de burdel".

En la cama les fue bien, ya que les era fácil hablar de sexo. La comunicación funcionaba bien entre ellos, pero a él no le gustaba oír historias del trabajo de su chica porque "normalmente eran muy negativas" y se "sentía mal por ella". Me contó que sus compañeras eran muy tóxicas, y que había que andar con cuidado para no dañar ningún ego.

¿Cómo llevó Adrián la profesión de su chica de cara a la galería? "Aunque sentía celos, me sentía orgulloso de salir con una stripper. Nunca le pedí que dejara el trabajo", cuenta. Solo hubo una condición: que ella no mantuviese contacto físico con los clientes.

"Me gustaba que fuera bailarina; era sexy"

Jorge, nombre ficticio, es el protagonista de la segunda historia. Conoció a su todavía novia stripper en la escuela, o sea de bien jovencitos. No sabía a qué se dedicaba realmente la chica, pero una noche ya lo intuyó. Ella le preguntó "¿qué pensarías si yo, hipotéticamente, comenzase a trabajar de stripper?". Jorge le dijo que no le importaría demasiado. No obstante, la fémina no volvió a sacar el tema a relucir. Cabe destacar que él sabía que su novia trabajaba jueves y viernes como camarera, pero nada más. Más tarde descubrió a qué se dedicaba realmente.

Aunque nunca fue a verla actuar, no concibe la profesión como algo negativo. De hecho, se convirtió en "algo muy sexy" que a menudo forma parte de su juego sexual. "A menudo nos montamos fantasías con ello, y nos gusta mucho a los dos". Ella baila para su chico en privado, y a él le encanta: "Es muy buena".

La pareja no estableció límites en su relación, pero a Jorge le ponía muy celoso el trabajo de su chica. Le dijo que lo dejase, ya que "no estaba cómodo con la situación". ¿Consejos a futuros novios de strippers? "La comunicación es un asunto primordial. Piensa si la situación te hace sentir cómodo y seguro. Si no, podéis negociar términos y condiciones. No te castigues mucho si desapruebas ese trabajo. Sólo sé amable y habla con ella".

"Me parece emocionante salir con ella"

Carlos, tercer y último entrevistado, también sigue actualmente con su novia, stripper. Se conocieron en la universidad hace unos dos años. Cuando comenzaron a salir ella no era bailarina de clubes, sino modelo. La chica fue sincera con él en todo momento, y cuando le dijo que pensaba trabajar como stripper no le hizo mucha gracia. "Me pilló desprevenido. No estaba del todo convencido con la idea, pero ella me dijo que iba a respetar nuestra relación por encima de todo. Le dije que iba a apoyarla, y que estaría a su lado fuera cual fuese su decisión".

Le prohíbo decir su nombre real a los clientes o dónde vive. No quiero que dé información a personas equivocadas, como acosadores

Nunca ha visto a su chica en acción, a pesar de que ella le invita insistentemente. Pero ojos que no ven... "No voy porque soy muy celoso, y porque realmente no creo que sea una buena idea".

¿Cómo se siente al estar saliendo con una bailarina erótica? "Creo que es extremadamente sexy. Es emocionante estar saliendo con alguien cuyo trabajo es ser atractivo y seductor", cuenta, tras asegurar que no todo es de color de rosa, pues durante un tiempo fue muy inseguro. "Ella desempeña un personaje cuando está en el trabajo, así que estaba preocupado. Sabía que por las noches estaba bailando a otros hombres... Durante un tiempo fue una fuente de conflicto, pero con el tiempo lo superé. Si soy sincero, me gustaría que lo dejase, y le pediría que lo hiciese. Pero bueno, solo quiero que ella tenga un trabajo que le guste, y apoyarla".

Esta 'permisibilidad' va acompañada de unos límites. "Lo hemos hablado y tiene prohibido decir su nombre real a los clientes, dónde vive o su número de móvil. No quiero que dé información a las personas equivocadas, como por ejemplo a acosadores".

La joven le hace muchos bailes privados, aunque, reconoce, tiene que llevarla "a cenar primero". Le gustan mucho, sobre todo porque su chica le hace cosas que no hace a los clientes, "aunque paguen".

Ser stripper ya no es un problema

Parece ser que dedicarse al baile erótico ya no supone un problema para entablar una relación. El caso más llamativo lo tenemos en la realeza. El compromiso entre Sofía Hellqvist con Carlos Felipe de Suecia desató una polémica brutal porque ella había sido stripper. Desde junio de 2014 hasta el día de la boda, el 13 de junio de 2015, la Casa Real de Suecia puso en marcha su maquinaria para que el pasado de la exbailarina quedara en un segundo plano y se transformara en toda una princesa.

Aunque la Corona sueca ‘maquilló’ el pasado académico y laboral de Sofía, sus reportajes como modelo de ropa interior, sus trabajos como esteticista o camarera en locales nocturnos, o su participación en un reallity show parecido a 'Gran Hermano', no pudieron ocultarse. Un pasado que hizo dudar a toda la alta sociedad de si Carlos Felipe no se estaba equivocando.

Tras un paso por 'chapa y pintura' en el que Sofía tuvo que quitarse el piercing del ombligo y su tatuaje de flor del brazo derecho, la joven, que no podía tener una imagen más alejada a la de un miembro de la realeza, se convirtió en toda una princesa.

Si un príncipe puede casarse con una stripper, y si las casas reales de todo el mundo -famosas por su rigidez- lo han aceptado, no sabemos por qué no habrían de hacerlo todos los hombres del mundo. Además, como han contado los tres entrevistados, es un trabajo como otro cualquiera. No obstante, hemos de reconocer que no es apto para personas extremadamente celosas ni inseguras.

Está claro que tener una profesión u otra facilita o empeora las relaciones amorosas. Las que peor lo tienen son las personas que se dedican al mercado sexual. Es el caso de los strippers. No todos podrían mantener un noviazgo serio con alguien que se dedique a desnudarse delante de otras personas por las noches. Hoy hablaremos de las bailarinas eróticas. Tres hombres que han salido en serio con chicas que se dedicaban a este mundo han charlado con 'Cosmopolitan' sobre los pormenores de sus idilios. Atento.

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