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Así han cambiado las relaciones amorosas (y las bodas) de la élite pija desde 1980
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Así han cambiado las relaciones amorosas (y las bodas) de la élite pija desde 1980

En las últimas cuatro décadas, se han publicado alrededor de 67.000 anuncios de boda en 'The New York Times'. Un periodista los ha analizado y esto es lo que ha descubierto

Foto: Hay cosas más importantes que el amor. Por ejemplo, anunciar tu boda en el periódico. (iStock)
Hay cosas más importantes que el amor. Por ejemplo, anunciar tu boda en el periódico. (iStock)

Es uno de los mejores ejemplos de la utilidad del análisis de grandes cantidades de datos, aunque también una manifestación de sus límites. Todd Schneider, periodista colaborador de medios como 'Genius' o 'The Huffington Post' con experiencia en fondos de inversión montó en 2013 una página llamada Wedding Crunchers, con un peculiar objetivo: analizar los anuncios de boda de 'The New York Times'. Desde entonces, ha recopilado unos 63.000, que le sirven para hacerse una buena idea de cómo han cambiado las costumbres en lo referido a las relaciones amorosas.

Para el que no la conozca, la sección de bodas de 'NYT' es una especie de hoguera de las vanidades de la Gran Manzana. Puede parecer un reducto de antiguos tiempos, pero es una manera de darse a conocer y comunicar a la sociedad que uno ha decidido dar el gran paso; especialmente, a aquellas personas de clase media-alta o alta que pueden toparse con tu cara en el periódico y decir “¡mira, con este estudié yo!” o “¡vaya, se ha casado con una directiva de Goldman Sachs!”

Hace décadas, estos anuncios reflejaban la cultura de la élite de la ciudad; ahora han perdido ese carácter aristocrático

De ahí que para Schneider sea una provechosa herramienta sociológica, como ha expuesto en un reportaje publicado en 'Vox'. Es posible que sus conclusiones no sean, sin embargo, muy sorprendentes. Entre sus tres principales hallazgos se encuentra que la edad media de las bodas ha aumentado sensiblemente (nada nuevo, es una constante en todo occidente), que la tecnología juega un papel más importante (no me digas) y, sobre todo, que la cultura aristocrática que en un primer momento reflejaba estos anuncios parece haberse venido abajo. La élite ya no es lo que era, aunque sigan abundando las universidades de la Ivy League, los empleados de Wall Street y los abogados.

Los tiempos están cambiando

Vayamos punto por punto: ¿cómo se conocen las futuras parejas? Por lo general, en la universidad, seguido muy cerca por los amigos mutuos. Las parejas que se forman en la red aumentan poco a poco, aunque por lo general, el contacto personal sigue marcando la pauta. Hay que tener en cuenta, no obstante, que por mucho que una pareja se haya conocido a través de una aplicación como Tinder, esta clase de herramientas tienen poco tiempo de vida, por lo que a no ser que se hayan dado mucha prisa, es poco probable que muchos matrimonios se hayan conocido de esa manera. De ahí que aún predomine OKCupid con mucha distancia respecto a su siguiente competidora, Match.com, y Jdate, la aplicación para judíos ligones.

Hay una diferencia entre edades que resulta, sin embargo, muy llamativa: las parejas que se casan entre los 20 y los 29 años se conocen, en mayor parte, en la universidad (alrededor de un 45%), mientras que el resto de opciones (especialmente, el 'online') quedan muy por detrás. A partir de los 30, empiezan a ganar importancia otras alternativas como los amigos mutuos o las relaciones en la red… Y, a partir de los 40, las “actividades organizadas”, es decir, la colaboración en campañas políticas, obras sociales u organizaciones no gubernamentales. “La conocí recaudando dinero para Trump”, probablemente puede decir más de uno…

Uno de los aspectos más llamativos es que si en el pasado predominaban los empleados de banca de inversión en estos anuncios –al fin y al cabo, Nueva York es el centro mundial de las finanzas–, actualmente el nombre de Goldman Sachs comparte podio con Google, la gran tecnológica con una importante sede en la ciudad. En otras palabras, las clases medias-altas obsesionadas con el prestigio”, como el propio Schneider las califica, ya no trabajan solo en el mundo económico, sino también en el tecnológico. No solo eso, sino que muchos de los recién casados también son empleados en 'startups' tecnológicas. Silicon Valley, no estás solo.

Los 30 son los nuevos 20

Sentimos explotar la frasecita de marras, que prácticamente se ha convertido en un cliché, pero los datos proporcionados por el periodista lo corroboran. Si en 1989 la edad media con la que los neoyorquinos se casaban era de 27 para las mujeres y 29 para los hombres, actualmente se encuentra en 30 años para las mujeres y 32 para los hombres. No parece un cambio sustancial, pero tres años, en una media semejante, es mucho tiempo. Hay una peculiar salvedad: los matrimonios del mismo sexo, que se encontraban en 43 años en 2011. Pero, como cabe esperar, tiene truco: la Gran Manzana aprobó en dicho año los matrimonios homosexuales, por lo que muchas parejas de hecho dieron el gran paso en ese momento.

Un peculiar apunte demográfico: la variedad religiosa se ha multiplicado sensiblemente, sobre todo en lo que concierne a los matrimonios celebrados por el rito hindú, que han experimentado un crecimiento regular pero imparable. Al mismo tiempo, se han reducido sensiblemente las bodas episcopalianas y, los neoyorquinos de clase alta se están decantando por que sean sus propios amigos los que oficien sus bodas. Una muestra más del carácter cada vez menos religioso de las bodas, que se han convertido, ante todo, en una gran celebración para amigos y familia aprovechando que una relación de pareja se oficializa.

Si quieres que sea publicada, tu fotografía debe cumplir un requisito: las cejas de los dos deben estar a la misma altura

Schneider también analiza las inclinaciones políticas de los recién casados o, mejor dicho, de los recién casados que no tienen problemas en publicar en un periódico cuáles son sus preferencias ideológicas, claro. Si en los años ochenta, en el pleno esplendor del 'reaganismo', las menciones al Partido Republicano superaban con creces las del Partido Demócrata, ahora las tornas se han dado la vuelta y estas triplican las del GOP. ¿Muestra de que los demócratas han arraigado en la Gran Manzana o, más bien, de que la reputación del Partido Republicano ha empeorado, especialmente en los tiempos de Trump?

Coincide también con el gran aumento de los matrimonios homosexuales. Especialmente entre hombres, que sobrepasaban con mucho a los de entre mujeres, una tendencia completamente opuesta a la del resto de Estados Unidos: “Una explicación plausible es que hay más hombres gay que mujeres casándose en Nueva York”; obvio, dados los datos, pero resulta difícil de interpretar ese contraste entre la gran capital y el resto del país. Una última curiosidad: por aquello de garantizar la igualdad, hay un requisito indispensable para que tu imagen sea publicada en el rotativo americano, y ese es que las cejas de los felices enamorados estén a la misma altura y las cabezas pegadas. Schneider ha encontrado a los ganadores: se trata de Tyler Davidson y Hilary Burt, que publicaron la imagen de boda más simétrica de la historia del 'NYT'. Enhorabuena a los premiados.

Es uno de los mejores ejemplos de la utilidad del análisis de grandes cantidades de datos, aunque también una manifestación de sus límites. Todd Schneider, periodista colaborador de medios como 'Genius' o 'The Huffington Post' con experiencia en fondos de inversión montó en 2013 una página llamada Wedding Crunchers, con un peculiar objetivo: analizar los anuncios de boda de 'The New York Times'. Desde entonces, ha recopilado unos 63.000, que le sirven para hacerse una buena idea de cómo han cambiado las costumbres en lo referido a las relaciones amorosas.

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