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Descubre Santiago de Compostela en un fin de semana: 15 lugares que ver en la ciudad peregrina
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Descubre Santiago de Compostela en un fin de semana: 15 lugares que ver en la ciudad peregrina

Toda Europa se echó a andar hacia la actual capital de Galicia, ciudad santa de la cristiandad en la que les esperaba la gracia de la absolución plenaria

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La capital de Galicia fue declarada Patrimonio de la Humanidad gracias a su belleza monumental, extraordinaria conservación y por ser meta de una milenaria ruta de peregrinación: el Camino de Santiago, que desde el siglo IX transformó este paraje del ‘finis terrae’ en punto de encuentro de la fe y el pensamiento del mundo occidental.

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Fran Sánchez Becerril

Santiago de Compostela es una aparición de piedra anidada entre los verdes bosques del Noroeste español y las cercanas rías gallegas. Comenzó por ser lugar de paso junto a una vía romana, pero el sorprendente descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago a principios del siglo IX hizo surgir un lugar de culto en los confines de una península a la sazón dominada por la invasión musulmana. Desde entonces toda Europa se echó a andar hacia Santiago, ciudad santa de la cristiandad en la que les esperaba la gracia de la absolución plenaria. Allí emergió una catedral románica a la que el transcurrir de los siglos quiso añadir la sobriedad del Renacimiento y la majestuosidad de un Barroco que terminó por trazar la imagen monumental de la urbe, hecha del granito de sus monasterios, sus hospitales de peregrinos, sus numerosas iglesias, sus casas señoriales y unas plazas en las que el tiempo escogió quedarse detenido.

Para que puedas conocer la ciudad compostelana en un fin de semana, te proponemos 15 lugares que visitar al ritmo que tú prefieras. En los trayectos a pie no olvides disfrutar del ambiente de sus calles tan especiales, como la Rúa de San Francisco o la Rúa da Raíña.

Plaza del Obradoiro

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La Plaza del Obradoiro es el centro monumental de Santiago de Compostela. Su nombre gallego parece derivarse de los talleres de canteros que trabajaron en la construcción de la fachada barroca de la Catedral, que domina la plaza y da la bienvenida a los miles de peregrinos que llegan por el Camino de Santiago.

Los edificios que cierran la plaza –la Catedral, el Hostal de los Reyes Católicos, hoy parador nacional y antes hospital de peregrinos; el Colegio de San Xerome, sede del rectorado de la universidad, y el Palacio de Raxoi, sede del Ayuntamiento de Santiago– son representación de los principales polos de la vida de la capital gallega: la religión, la educación universitaria, la atención al peregrino y al viajero, y la Administración.

Esta plaza tiene, pues, la cualidad de resumir los usos y la historia milenaria de la ciudad. Un giro de 360 grados permite reconocer a simple vista la presencia de distintos estilos arquitectónicos, surgidos en más de 700 años de construcción.

Pórtico de la Gloria

placeholder Visitantes en la Catedral de Santiago, frente al Pórtico da Gloria. (EFE)
Visitantes en la Catedral de Santiago, frente al Pórtico da Gloria. (EFE)

La entrada oeste de la Catedral fue rematada en el año 1188 con la obra cumbre de la escultura románica: el Pórtico de la Gloria. Este soberbio conjunto de tres arcos, esculpido por el Maestro Mateo en solo 20 años, dota al atrio del templo de un poderoso simbolismo cuya lectura engarzaba con la de las restantes fachadas exteriores: pecado original, Redención y Juicio Final. Más de 200 figuras de granito, tan vívidas y expresivas como no se habían representado nunca en la Edad Media, interaccionan como en un cuadro animado para componer un mensaje teológico centrado en la Salvación del Hombre.

El Pórtico, además, debe ser entendido como un conjunto simbólico de la Jerusalén Celeste formado por la cripta inferior, el propio pórtico de tres arcos y la galería de la tribuna, en la parte superior del templo, equivalentes a la Tierra, el Juicio Final y la Gloria.

La Catedral

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La Catedral de Santiago de Compostela es la obra más sobresaliente del arte románico en España. Es, además, la meta final de todos los Caminos de Santiago, que durante siglos han llevado a los peregrinos de la Cristiandad hacia la tumba de un apóstol. Por si fuera poco, fue la piedra inaugural para la construcción de una urbe monumental, Santiago de Compostela, que nació en un bosque sagrado del fin del mundo con vocación de Ciudad Santa y Patrimonio de la Humanidad.

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Hoy, con mil años de existencia vividos al ritmo de la extraordinaria historia compostelana, la Catedral se muestra como un complejo conjunto de espacios capaces de recompensar con su potente espiritualidad la fe de los caminantes y con su belleza a los visitantes del mundo.

Praza das Praterias

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La plaza sur de la Catedral, que debe su nombre a los talleres de orfebres situados desde la Edad Media en los bajos asoportalados del claustro, está dominada por la única fachada románica que conserva la Catedral. Data del año 1078 o 1103 y fue severamente dañada durante los alzamientos populares contra el arzobispo Gelmírez, en la segunda década del siglo XII, por lo que fue reconstruida pocos años más tarde. En los siglos siguientes se le añadieron más figuras románicas procedentes de la llamada Puerta del Paraíso, al lado norte de la Catedral, para crear un conjunto de rica iconografía. En el friso conviven apóstoles, ángeles y signos zodiacales. El centro lo ocupa un estilizado Cristo, a cuyo lado está Santiago. En los portales, el tímpano de la izquierda parece representar la tentación de Cristo; el de la derecha, escenas de la Pasión claramente reconocibles: el juicio de Pilatos, la flagelación y la traición de Judas. Otras figuras como el rey David y la creación de Adán decoran los muros laterales.

El portal de Platerías está enmarcado por el arranque de la Torre del Reloj y el lienzo del claustro. Este muestra medallones renacentistas con escenas inspiradas en la tradición jacobea, como el traslado de sus reliquias o su transfiguración en guerrero. En la parte superior, los medallones corresponden a la genealogía de Cristo, y culminan, en la esquina derecha, con la figura de María y el Niño, pues el claustro está dedicado a la Virgen.

En el centro de la plaza, la Fuente de los Caballos se alza contra el fondo de la Casa del Cabildo, decorada con motivos geométricos típicos del barroco compostelano. Se trata de un verdadero telón de piedra de apenas tres metros de fondo, levantado por el arquitecto Fernández Sarela en 1758, con la intención de cerrar de manera casi teatral la plaza.

A su izquierda, en el arranque de la rúa do Vilar, se halla la Casa del Deán. Esta casa-palacio del siglo XVIII, obra de Fernández Sarela, fue hospedaje de los obispos que visitaban la ciudad.

Iglesia de San Fructuoso

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Conocido como iglesia de las Angustias de Abaixo, de la Real Angustia o sencillamente de San Fructuoso, este templo de estilo churrigueresco fue proyectado por Lucas Ferro Caaveiro en el siglo XVIII. En su construcción de planta central sobresale la grandiosa cúpula de media naranja.

La fachada está concebida para ser contemplada desde un plano superior, desde la Plaza del Obradoiro, por lo que la decoración se concentra en la cornisa superior. Allí se sitúan las imágenes de las cuatro virtudes cardinales, Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. La retranca popular pretende identificarlas con las cuatro sotas de la baraja española.

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Completan la fachada un campanario adornado con volutas y pináculos y una hornacina con la imagen de la Virgen de las Angustias.

En el interior merece atención la Piedad neoclásica de Antón Fernández o Vello que preside el altar mayor.

Plaza de la Quintana

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“Quintana” es el equivalente de “praça”, y ambas palabras designaban en la terminología medieval a los espacios abiertos de uso público. La Quintana lo fue por excelencia, acotada por la cabecera de la Catedral, el monasterio fundacional, el cementerio de canónigos y la primera casa consistorial.

La plaza aparece dividida en dos planos. La parte inferior, la Quintana de Mortos, fue lugar de enterramiento hasta 1780, cuando por razones sanitarias y falta de espacio se optó por el cementerio de San Domingos de Bonaval, y más tarde, por el actual camposanto de Boisaca. La parte superior de la plaza es, por contraposición, la Quintanade Vivos.

El imponente muro del Monasterio de San Paio de Antealtares delimita el conjunto por el este. Alfonso II lo fundó en el siglo IX para custodiar el recién descubierto sepulcro del Apóstol, función que en el siglo XI asumió el Cabildo catedralicio. Los monjes benedictinos fueron sustituidos en el siglo XV por las benedictinas de clausura que hoy habitan este edificio, reformado en los siglos XVII y XVIII. En su iglesia se puede admirar un interesante Museo de Arte Sacro que guarda el altar encontrado junto al sepulcro de Santiago. Y a las 19:30 horas, todos los días, se puede escuchar el servicio de vísperas cantado por las religiosas del convento.

Iglesia y Convento de San Domingos de Bonaval

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La iglesia fue construida en el siglo XIV siguiendo los cánones de la arquitectura mendicante. Consta de tres naves separadas por arcos de medio punto y una estilizada capilla mayor con altas ventanas y bóveda de crucería. A través del convento se accede a su interior, en el que destacan los cuatro sepulcros góticos situados a ambos lados del altar, las Vírgenes con el Niño del siglo XV y la capilla del Rosario, que contiene retablos barrocos elaborados por Pedro Taboada y Francisco Castro Canseco. Es de gran interés el Panteón de Galicia, situado en una capilla lateral de la iglesia, donde reposan, entre otros, Rosalía de Castro, Castelao, Alfredo Brañas, Ramón Cabanillas y Francisco Asorey. Por este motivo este templo es un lugar asociado a la memoria galleguista. El claustro alberga un interesante crucero gótico. En la actualidad se utiliza como lugar de exposiciones y conciertos.

El convento fue fundado, según la tradición, en 1220 por Santo Domingo de Guzmán, el edificio actual data del siglo XIV en sus partes más antiguas, con reformas y ampliaciones realizadas en el siglo XVII por Domingo de Andrade, que deja su huella barroca en el convento. En 1912 fue declarado Monumento Nacional. Sus dependencias albergan el Museo do Pobo Galego, en donde se conserva la memoria etnográfica de Galicia. A las distintas salas -dedicadas al mar, la agricultura, los oficios artesanales o el traje gallego- se accede a través de la sorprendente triple escalera de caracol de Domingo de Andrade, obra emblemática del barroco compostelano. Cada una de sus tres rampas conduce, independientes unas de otras, a cada uno de los pisos del convento.

Convento e Iglesia de San Francisco

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Foto: Santiago Turismo

El Convento de San Francisco de Valdediós fue fundado por San Francisco de Asís en su visita a Santiago de Compostela en 1214, en el lugar de Val de Dios. El terreno fue comprado a los monjes de San Martiño Pinario por la simbólica renta anual de una cesta de truchas. La fundación, envuelta en leyendas, está descrita en una inscripción en el muro del actual convento. Se dice allí que San Francisco encargó su construcción a un carbonero llamado Cotolay, que encontró milagrosamente un tesoro con el que pudo costear esta obra.

Del edificio original sólo se conservan cinco arcos góticos en el claustro y el sepulcro de Cotolay. El actual templo barroco se construyó entre 1742 y 1749 y es de gran simplicidad y pureza formal. Posteriormente una reforma neoclásica retocó la fachada, que cuenta con una imagen de San Francisco realizada por el escultor Ferreiro.

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En el atrio destaca el Monumento a San Francisco, concebido como un gigantesco crucero por el escultor Francisco Asorey.

El claustro del convento es de principios del siglo XVII y se atribuye a Xácome Fernández.

El Museo de Terra Santa, vinculado a este convento, guarda objetos referentes a los Santos Lugares, así como otros de la tradición peregrina.

Monasterio e Iglesia de San Martiño Pinario

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En la Plaza de la Inmaculada se levanta este monasterio, fundado por un grupo de benedictinos que poco después del descubrimiento de los restos del Apóstol se establecieron en el lugar llamado Pignario, próximo a la capilla de la Corticela (hoy integrada dentro de la Catedral), donde celebraban sus oficios. El mayor desarrollo comienza cuando en 1494 pasa a depender de la congregación benedictina de Valladolid. A partir de aquí alcanzarán la riqueza que les va a permitir sufragar las imponentes obras de la iglesia, que constituye, junto a la Catedral, el más valioso conjunto del barroco gallego. Durante 1991, tras ser acondicionadas las dependencias monásticas y limpiados y restaurados los valiosos retablos, acogió la exposición antológica del arte gallego 'Galicia no tempo'. En el año 2000, en el que Santiago celebró la capitalidad cultural, acogió la exposición 'As Faces de Deus'.

Los arquitectos que trabajaron en la iglesia fueron el portugués Mateo López, que se encargó de las primeras trazas; el granadino Bartolomé Fernández Lechuga, que construye la magnífica cúpula nervada y organiza el espacio interior consiguiendo una gran majestuosidad; el salmantino Peña y Toro, que se encarga de las obras de contención pues habían cedido los muros, y finalmente, fray Tomás Alonso y fray Gabriel Casas, con distintas aportaciones en la fachada del monasterio, claustros, campanario y dependencias monacales. Sobre la puerta se despliega una vistosa fachada plateresca. Presiden en la parte central, entre la puerta y el óculo, la Virgen, San Bieito y San Bernardo, mientras que en el frontón que corona la portada está San Martiño repartiendo su capa con un pobre. Las torres se levantan solo hasta la altura de la fachada, debido a la oposición del cabildo catedralicio, temeroso de que la basílica perdiese visibilidad.

Para vencer el desnivel del terreno, el benedictino Plácido Camiña construyó la hermosa escalera de acceso a la puerta, sin duda inspirada en la que da acceso a la Catedral desde la fachada del Obradoiro. El templo posee planta de cruz latina con tres naves en el brazo principal y una en el transversal, recorridas por una tribuna. Se emplea la bóveda de cañón en la que se enmascaran los nervios a modo de falsos casetones. Varias capillas comunicadas entre sí, se abren a cada lado del brazo longitudinal. En el interior llama poderosamente la atención el fastuoso retablo mayor de estilo barroco diseñado por F. de Casas y Novoa y ejecutado por Romay. Cerrando los frontispicios del crucero encontramos el Retablo de San Bieito en el norte y el Retablo de la Virgen Inglesa en el sur. Además de los anteriores, también podemos contemplar el Retablo de la capilla del Socorro, el de Santa Escolástica, el del Cristo de la Paciencia y el de Santa Xertrude. Es preciso destacar así mismo, la sillería del coro, realizada en nogal por Mateo de Prado, y que es reconocida como la más importante de las realizadas en Galicia y una de las principales a nivel peninsular.

El monasterio es de gran sencillez y frialdad de líneas, solo interrumpidas por la fachada, a la que se accede por una gran escalinata. La fachada se divide en tres partes con un eje central flanqueado por dos grandes lienzos de cuatro pisos. La torre de cinco cuerpos contribuye a romper la monotonía de la fachada. La portada enmarcada por severas columnas dóricas, acoge a San Bieito, rematando con la estructura añadida por Fernando de Casas en la que está el escudo de España entre vieiras y la figura de San Martiño de Tours. Dentro del monasterio se encuentran el claustro de las oficinas, el más primitivo y el claustro procesional.

Mercado de Abastos

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Foto: Santiago Turismo

El actual Mercado de Abastos de Santiago fue construido en el año 1941, pero para hablar de la historia del Mercado tenemos que hablar de su predecesor, el Mercado de la Ciudad. Es importante porque era la primera vez que se les daba techo a los distintos y dispersos mercados existentes en la Compostela de aquel entonces.

En el 1937 sería derrumbado para la edificación de la actual Plaza de Abastos.

El Mercado lleva funcionado en estos últimos tres siglos, llegando a convertirse en un centro líder en la comercialización de productos frescos en Santiago.

Convento e Iglesia de Santo Agostiño

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Foto: Turismo Santiago

Situado en la plaza del mismo nombre, el convento de San Agustín se construyó a mediados del siglo XVII, con una donación del Conde de Altamira, para la Orden de los Agustinos Calzados. La iglesia y el claustro son obra de Fernández Lechuga. En la fachada de estilo neoclásico se halla una imagen de la Virgen de la Cerca, así llamada por haber estado colocada en un nicho de la antigua muralla. El proyecto inicial contaba con dos torres: la de la derecha nunca fue terminada y la de la izquierda fue destruida por un rayo en 1788. El convento fue abandonado en la época de la exclaustración, dedicándose a diversos usos. En la actualidad está ocupado por los jesuitas y funciona como colegio mayor universitario.

Plaza de Cervantes

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La Plaza de Cervantes era conocida en el siglo XII como el “Foro”, por ser punto de reunión popular y el lugar donde el pregonero leía los acuerdos municipales y las ordenanzas del Arzobispo. Por esta vocación informativa, una de sus calles, de importante actividad comercial, se denomina “del Preguntoiro”. Hace esquina con el edificio levantado en 1682 para el antiguo Ayuntamiento, que ocupó el solar durante 200 años, desde 1583 hasta su traslado en 1787 al Palacio de Raxoi. Hoy es el único edificio municipal barroco que se conserva intacto en Galicia. Una restauración interior ha permitido identificar las antiguas escribanías, el oratorio, el archivo y las mazmorras: se sabe que en la plaza llegaron a realizarse autos de fe en tiempos de la Inquisición y que en ella estuvo situado hasta 1570 el rollo o columna en torno a la cual se impartía justicia y a cuyo pie se situaba el patíbulo. La columna venía de presidir ejecuciones en el Monte de la Almáciga y pasó a la carballeira de Santa Susana, de donde desapareció en el siglo XIX.

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Posteriormente, al especializarse en la venta de alimentos y mercancías, el espacio adquirió el nombre de “Plaza del Campo” y categoría de mercado principal. Esto explica también el nombre de la iglesia de San Bieito do Campo, cuyas líneas neoclásicas actuales no hacen pensar que la fundación se remonta al siglo X.

Trasladado el mercado a la Plaza de Abastos a finales del siglo XIX, la plaza adquirió el nombre definitivo de Cervantes. Un busto del escritor corona la fuente y nos recuerda que el autor de “Don Quijote” era portador de dos apellidos de origen gallego: Cervantes y Saavedra.

Parque de la Alameda

placeholder Las dos Marías. (Wikipedia / Ansoutvi)
Las dos Marías. (Wikipedia / Ansoutvi)

Aunque el parque recibe el nombre genérico de Alameda, se compone de tres partes bien diferenciadas: el paseo de la Alameda, la carballeira ("robledal") de Santa Susana y el paseo de la Herradura. La unidad así formada es, desde el siglo XIX, el más importante punto de referencia de los paseos y del ocio de los santiagueses, caracterizada por ser un espacio muy acogedor, una especie de salón natural.

Su ubicación privilegiada, bordeando una parte de la ciudad histórica, y con una magnífica perspectiva sobre su fachada oeste -la más monumental-, lo convirtió en el principal jardín urbano, destacado además por la variedad y porte de sus especies arbóreas y ornamentales, como el conjunto de robles, los espléndidos eucaliptos o la pérgola con vistas que componen los castaños de Indias en el paseo de la Herradura.

El paso del tiempo ha ido dejando huellas en su ordenación espacial, como se puede apreciar en el paseo central, con corredores para las distintas clases sociales del XIX; en el casi arco triunfal que da acceso al Paseo de los Leones, o en la disposición de parterres, fuentes y estanques. Y también en sus edificaciones decimonónicas, modernistas y actuales –capilla de Santa Susana, iglesia del Pilar, palomar, quiosco de la música, banco acústico, etc.–, en la abundancia y formas de sus estatuas y esculturas, y en su mobiliario, especialmente los bancos graníticos con artístico respaldo de fundición de la conocida fábrica gallega de Sargadelos.

En este mismo parque podemos encontrar la escultura de Las Dos Marías, que representan a dos hermanas que vestían de forma estridente y salían de paseo a intentar ligar con universitarios en la época franquista.

Facultad de Geografía e Historia

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Foto: Turismo Santiago

Este edificio neoclásico de enormes columnas fue levantado con planos de Melchor de Prado entre 1769 y 1805, en el solar que había ocupado el colegio de la Compañía de Jesús. El último piso se añadió a finales del s. XIX. El frontis que representaba a Minerva fue sustituido entonces por las estatuas gigantes de los benefactores de la Universidad: Lope Gómez de Marzoa, Juan de Ulloa, Álvaro de Cadaval y el conde de Monterrey.

En su interior destacan el claustro ajardinado con fuente, el paraninfo con frescos de Fenolera y González, y la sala de lectura, así como las terrazas con vistas a toda la ciudad.

Cidade da Cultura de Galicia

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Si te sobra tiempo, la Cidade da Cultura de Galicia es una excelente experiencia. Excavada literalmente en el monte Gaiás, la Ciudad de la Cultura, proyectada por el neoyorquino Peter Eisenman y con torres de John Hejduk, abrió sus puertas en 2011 con la inauguración de los dos primeros edificios, de un total de seis, que conforman esta magnífica macroestructura cultural. Además de exposiciones y programas culturales, ofrece espacios adecuados para la organización de pequeños congresos, seminarios, cursos o presentaciones. Los espacios exteriores ofrecen un entorno excepcional para multitud de actividades artísticas con la belleza de esta obra maestra de la arquitectura contemporánea.

La capital de Galicia fue declarada Patrimonio de la Humanidad gracias a su belleza monumental, extraordinaria conservación y por ser meta de una milenaria ruta de peregrinación: el Camino de Santiago, que desde el siglo IX transformó este paraje del ‘finis terrae’ en punto de encuentro de la fe y el pensamiento del mundo occidental.

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