Crítica | 'El caso Asunta': una Candela Peña descomunal en la esclarecedora e impecable serie de Netflix

• Las claves del asesinato de Asunta Basterra, por Ramón Campos (creador de la serie de Netflix)

En apenas 24 horas llega a Netflix El caso Asunta, una nueva serie de ficción basada en el asesinato de Asunta Basterra en el año 2013, que tal y como determinó la justicia, tiene a sus padres adoptivos, Rosario Porto y Alfonso Basterra, como culpables (fueron condenados a 18 años de prisión por un delito de asesinato con la concurrencia del agravante del parentesco).

De la mano de Bambú Producciones (Nacho, La promesa), tras la producción del documental, que está también disponible en la citada plataforma y estos días se ha colado entre lo más visto en España, a lo largo de la temporada acercan al gran público de forma única y profunda a uno de los casos más sobrecogedores y mediáticos de nuestra historia reciente. Tras el visionado de la serie al completo, a continuación tienes nuestra crítica.

Respeto y cuidado por encima de todo

Cuando se anunció la producción de El caso Asunta muchos se llevaron las manos a la cabeza al considerar que no era necesario recrear el doloroso episodio gallego, pero la elegante forma en la que se muestra la historia y el cuidado con el que han tratado las cuestiones más escabrosas hacen que sea una serie de calidad cuya máxima, por encima del entretenimiento y el show business, sea el respeto por lo sucedido y los afectados, plasmando la realidad. Se nota que detrás está Ramón Campos, que no solo es el productor ejecutivo y creador de la serie, es una de las personas que probablemente más sabe del caso y más ha investigado al respecto a lo largo de los años.

Candela Peña, descomunal

Que Candela Peña sea la protagonista de El caso Asunta es seguramente el aliciente principal para asomarse a ella. La primera imagen encarnando a Rosario Porto nos dejó a todos con la boca abierta y, tras el tráiler en el que ofrece una píldora del riguroso y exhaustivo trabajo que ha hecho, con tan solo el primer episodio ya descubres que es una de las mejores actrices que tenemos en nuestro país.

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Berto Molina

Cuando ves que una personalidad y una presencia como la suya (con su mirada, gestos, voz...), tan particular, potente, enérgica, única y embaucadora, desaparecen desde el primer fotograma, logrando de una forma que parece hasta fácil y natural, todo lo contrario, sabes que nadie mejor que ella podría haber encarnado este papel. Cómo consigue que el personaje sea misterioso, pequeño, para dentro, desprendiendo desconfianza y muchas dudas, es de sobresaliente. Se ha dejado la piel y el alma y eso traspasa la pantalla. Sin olvidarnos del perfecto acento gallego que logra. Peña va a callar muchas bocas y demostrar que no hay proyecto que se le resista por el talento innato que posee.

El complemento perfecto de los secundarios

Aplaudiendo también el brillante trabajo de Tristán Ulloa en la piel de Alfonso Basterra (en los dos últimos episodios se sale), destaca lo conseguido con los secundarios. Las figuras externas a los padres, es decir, el juez, los policías y los abogados, cuyas vidas personales han sido completamente inventadas, hacen que nos encontremos ante una producción que indaga en los diversos tipos de maternidad y paternidad como pocas. Más allá de la labor profesional de estos personajes, se deja al descubierto posibilidades no tan explotadas de la siempre compleja relación materno y paternofilial. Un complemento perfecto que se entiende según avanza y caes en la cuenta de que todo está relacionado.

Duración y ritmo óptimos

Los seis episodios que tiene van de los 47 minutos del tercero hasta los 68 del último, consiguiendo una narrativa equilibrada e inmejorable ante un tema tan delicado. El ritmo que mantiene, angustioso en no pocas ocasiones, te tiene en vilo, haciendo que solo quieras ver más para descubrir, aunque ya sepas el final, cómo acaba. Gracias a los flashbacks y el hecho de ofrecer las dos grandes teorías sobre el asesinato sin paños calientes, se consigue un producto completo y más que satisfactorio.

Nueva dimensión del caso

Con este formato de ficción se consigue indagar y profundizar en un caso que la mayoría se sabe de memoria, pero adquiriendo una dimensión muy diferente. Se logra de principio a fin un aura envolvente y adictiva que va desde la pena a la rabia. Desde el asombro a la incomprensión. Del rechazo a la intriga. Un pequeño placer culpable.

Pero no debemos olvidar que estamos hablando de arte, de un grupo de creativos, de actores metódico muy involucrados, de un equipo técnico que ha estudiado cada mínimo detalle para dotar a la serie de la máxima realidad posible. Y juicios de valor aparte, valorando su naturaleza, la ejecución y el resultado, estamos ante una obra magistral.