El desmayo de Pascual tiñe de preocupación el encuentro de Íñigo y Matilde en 'La Moderna'

• Avance semanal de La Moderna: un enigmático prisionero, una tentativa adicción y una pasional reconciliación
• Avance del capítulo 107 de La Moderna de este lunes, 26 de febrero

El desmayo de Pascual interrumpe la velada de Íñigo y Matilde en el Salón de té La Moderna en el episodio de este lunes de la ficción de época que se emite entre semana, a las 16:30 horas. El último susto del padre del empresario ha devuelto la preocupación a la serie de sobremesa que necesita ver renacer amores que nunca debieron terminar. En el capítulo anterior, don Fermín ha trasnochado por culpa de las cartas y Teresa ha sido testigo de cómo su jefe llegaba tarde a su jornada.

Íñigo ha aprovechado su acercamiento con Matilde y le ha invitado a una cena, donde también estará presente su padre. Mientras, un misterioso prisionero vive su peor castigo en un cobertizo que quién sabe si ha sido obra de doña Carla. Además, Marta ha encontrado la carta de desahucio que podría dejarle en la calle. Cañete ha sentido que Teresa está distante, algo que ha descolocado al camarero después de haberse entendido tan bien con la encargada en las clases de baile.

Matilde ha aceptado la invitación de Íñigo. La dependienta será invitada de honor en su casa. El padre del empresario celebra la noticia. "Me quedé tan contento que iba caminando por la ciudad, y parecía que iba flotando", expresa el dueño del Madrid Cabaret, que quiere preparar una cena a la altura del mejor restaurante de la ciudad.

Antonia, a punto del desahucio

El deseo del progenitor ha empujado a Íñigo a estar más cerca de una reconciliación con Matilde, mientras a Pascual el aire le falta más a menudo por culpa de su enfermedad pulmonar. Por otro lado, don Fermín y Aguirre apuestan el dinero a su mejor baza. El afán de victoria lleva al límite al dueño de La Moderna.

Matilde asegura que no tiene tiempo para preparar las charlas a causa del susto de su hermana, pero ese no es el único motivo. Su compromiso con Íñigo es prioritario. Sus compañeras se muestran comprensivas, mientras Esperanza les cuenta que don Fermín ha acabado con su deseo de tener un ayudante. Por otro lado, Luisa le avisa a Conchita que pronto Emilio se presentará en casa como su novio oficial.

Pietro se da cuenta de que el humor de Antonia se ha encapotado, algo que se percibe en su trato con las clientas. Su amiga le confiesa que está pasando uno de sus peores momentos. El banco le reclama toda la deuda y han cambiado todas las condiciones pactadas con don Fermín. El italiano le sugiere que vuelve a hablar con su jefe, pero ella siente que ya le ha hecho demasiados favores. Finalmente, ha sido el pastelero quien ha intercedido para que la dependienta le cuente la gravedad de la situación.

Luisa se sincera con su tía y le confiesa que su relación con Emilio está bien encaminada. La cuñada de Rosario le recomienda que le cuente la buena nueva a su madre, ahora que su pareja ha cambiado para mejor. Por su parte, Concha se culpa de todo lo que le ha pasado a su sobrina en la vista, ya que le animó a que diseñara esos figurines. Por su lado, don Fermín tilda de miserable la actitud del nuevo director del banco. Antonia le explica la urgencia de su caso: en tres días podría perder su casa si no asume la deuda.

Teresa da la espalda a sus sentimientos

Teresa se abre con Trini y confiesa las sensaciones que ha tenido con Cañete en las clases de baile. "Sentí calor por dentro", asegura la encargada. La mujer del librero le propone que se lance a hablar con Cañete. Lo mejor es que ambos dejen claros sus sentimientos. Sin embargo, la empleada se muere de la vergüenza, tan solo con imaginarse ese momento en su cabeza.

"Sería el tercer fracaso de tres intentonas". Teresa estuvo a punto de casarse con su único novio, Mario. La encargada tuvo que hacer frente a una injusta y desoladora infidelidad. "Se fue con la que se supone que era mi mejor amiga", recuerda una mujer que recuerde ese momento como el más doloroso de su vida. Desde entonces, la mujer tiene miedo a la decepción.

Laurita comparte las cuñas publicitarias, mientras sus compañeras aplauden su ingenio. Esperanza se muestra más exigente y Elías sugiere hacer una cuña halagando a cada uno de los empleados del salón. En la corrala, Emilio le pide a Luisa que se olvide de la treta cometida por Josefa, pero es algo que va a tener enquistado hasta que no se haga justicia. Mientras tanto, Miguel celebra el triunfo de su plan después de que Cañete declare sus sentimientos hacia Teresa.

Marta intenta conseguir nuevos trabajos para ayudar a Antonia en su infierno económico. Por su lado, Bernabé reserva la mejor mesa del Madrid Cabaret, mientras que Emilio se ve obligado a presentárselo a su jefe. Don Fermín confirma que el director del banco se ha cerrado en banda, pero asegura que usará todos sus contactos para encontrar una solución y así evitar el desahucio.

Cañete no sabe cómo quitarse a Elías de encima. Sus pensamientos solo apuntan a la ausencia de Teresa en las clases de baile. Bernabé, por su parte, acude de nuevo al Madrid Cabaret para violentar a Emilio y cenar con Inés. Íñigo está demasiado nervioso. El joven recibe a Matilde a lo grande y ejerce como buen caballero que es. Pascual, Íñigo y la dependienta brindan por un encuentro muy deseado.

Bernabé disfruta de la compañía de Inés, a la que quiere conquistar con su posesión enfermiza y su mezquindad. Durante la cena, Matilde le pregunta a Pascual cómo era Íñigo de niño. "Creo que haces muy feliz a mi hijo", asegura el hombre que empieza a toser y a ahogarse y cae tendido al suelo. Finalmente, descubrimos la identidad del prisionero: se trata de Félix, el falso hijo de don Jaime de Morcuende.