Quién es Mike Flanagan y por qué no puedes perderte 'El club de la medianoche' en Netflix

Pocas ficciones de Netflix permanecen con el espectador como 'La maldición de Hill House'. Con aquel éxito inusitado, Mike Flanagan, el creador de la serie, se probó a sí mismo, ante la plataforma y ante el mundo entero, como un digno pero contemporáneo heredero de la tradición del terror. 'El club de la medianoche', su nueva serie, marca la vuelta del guionista, director y 'showrunner' a la plataforma que lo elevó como referencia de la televisión de miedo.

No podía haber seguido otro camino un niño nacido en Salem, Massachusetts, el lugar de los infames juicios por brujería del siglo XVII. Aunque no residió mucho tiempo en la zona, su breve vida allí dejó en él una huella imborrable y tenebrosa que Flanagan ya había explotado en la gran pantalla durante años, antes de reinar sobre la pequeña.

Referencia del terror, Flanagan se ha ganado el respeto de autores como Stephen King

Su fórmula, definida a menudo como terror humanista, demostró su eficacia con la mencionada 'Hill House', que se convertiría 'a posteriori' en la primera entrega de una breve saga sobre casas malditas. Para la ocasión, Flanagan arrendó la perturbadora novela original de Shirley Jackson e hizo algunas reformas estructurales. Donde la escritora pretendió 'thriller' psicológico, el guionista amuebló con melodrama a lo 'This Is Us'.

A lo largo de su carrera, Mike Flanagan ha adaptado para sus ficciones a autores como Stephen King (en 'El juego de Gerald', una película), Jackson (con 'La maldición de Hill House') y Henry James, a partir de cuyo libro 'Otra vuelta de tuerca' escribió 'La maldición de Bly Manor', la segunda parte de la antología sobre inmuebles encantados. Antes de aquella segunda serie, hizo otra visita a las páginas de King con 'Doctor Sueño', un filme que sirve de secuela a 'El resplandor'.

De hecho, se dice que el que era su último trabajo para Netflix hasta ahora, 'Misa de medianoche', es también una libre reinterpretación del 'Salem's Lot' del escritor. Sin embargo, se trataba en realidad de la primera historia de Flanagan que no nacía de los terrores de los demás, sino de los suyos propios. En concreto, de los cruces que en su vida han protagonizado las adicciones y la fe. Con la miniserie, el creador dejó de esconderse tras grandes apellidos literarios para abrirse en canal al mundo como un autor.

Idilio con Netflix

Sus buenas relaciones con Netflix, que fructifican este 7 de octubre en 'El club de la medianoche', no empezaron con 'La maldición de Hill House'. Mike Flanagan lleva en idilio con la plataforma desde que esta estrenara en exclusiva su película 'Hush (Silencio)', coescrita junto a su esposa, Kate Siegel, que es también una actriz habitual de sus ficciones. La plataforma ha estrenado todas y cada una de sus series desde entonces, y tiene programados otros dos proyectos más del guionista y director para el futuro.

Por el camino, Flanagan se ha establecido como una referencia del horror gótico moderno, ganándose incluso el respeto de los autores a los que ha adaptado, como el propio Stephen King. El escritor, que disfrutó explícitamente del visionado de 'Misa de medianoche', dio incluso el visto bueno a la versión de Flanagan de su 'Doctor Sueño', un beneplácito todavía más valioso en comparación con los de sobra conocidos problemas que King tiene con la adaptación que Stanley Kubrick hizo de 'El resplandor'. Tanto se entienden el novelista y Flanagan que comenzaron a desarrollar juntos una precuela de aquella historia, aunque Warner canceló el proyecto.

La particular sensibilidad de Flanagan para las historias de terror, que tanto cautiva a Stephen King, puede no ser para todos los gustos. El guionista construye ficciones con atmósferas irrespirables que justifican su propia existencia, pues, sin ellas, ¿quién podría tolerar el pesado avance de sus historias? La extrema densidad de sus series, quizá su mayor virtud, puede ser también lo que acabe expulsando a los espectadores menos pertinaces.

Desde el punto de vista de la audiencia más distraída, los trabajos de Mike Flanagan funcionan mejor como material de 'binge-watching', pues el atracón ayuda a concentrar la verdadera enjundia, esparcida por los episodios entre pausas y monólogos. Para los televidentes más comprometidos, en cambio, la obra del guionista puede llegar a rendir más en emisiones espaciadas, permitiendo que las casas encantadas se fundan, en el inconsciente, con la propia casa de uno.

'El club de la medianoche', a por un nuevo 'target'

El origen de los sustos en 'El club de la medianoche', ya disponible en Netflix, no es una mansión, sino un hospicio. En concreto, un hogar de cuidados paliativos para jóvenes enfermos terminales. Ocho de ellos, que se reúnen cada medianoche para contarse historias, hacen un pacto: el primero en morir contactará con los demás desde el más allá. Con la serie, basada en escritos de Christopher Pike, Flanagan regresa —ya curtido en la crudeza de lo autobiográfico— a la zona de confort de las adaptaciones.

No obstante, el de 'El club de la medianoche' no es el Flanagan de siempre. Su espectador ideal —el televidente hipotético que Flanagan tiene en mente mientras escribe y dirige y que no tiene por qué coincidir del todo con su público real— ha mutado ligeramente. Aunque el guionista y su equipo cuentan con que el 'target' de la serie, algo más joven de lo habitual, podrá aguantar el tipo ante los sustos, no se les ha pasado por la cabeza sentar a este nuevo público ante los largos monólogos de sus trabajos anteriores.

"El terror nos ofrece la oportunidad de mirarnos a nosotros mismos y a las cosas que nos asustan y nos perturban, como sociedad y como individuos", contó una vez Flanagan a 'The New York Times'. "Es increíblemente poderoso". Quizá, en esta ocasión, el paladín del terror humanista suelte lastre y sea capaz de canalizar ese poder increíble con lo mínimo, alcanzando angustias igual de profundas. Quizá realmente no hagan falta esos monólogos. Quizá valga con un puñado de sustos, siempre que sean buenos.