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Detallan exactamente los efectos del impacto de un pequeño meteorito en ciudades
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Detallan exactamente los efectos del impacto de un pequeño meteorito en ciudades

De Madrid a México, un nuevo simulador permite conocer los efectos exactos del impacto de un asteroide sobre cualquier lugar del mundo

Foto: Ejemplo de un cráter provocado por un meteorito de 450 metros en Madrid. (Neal Agarwal)
Ejemplo de un cráter provocado por un meteorito de 450 metros en Madrid. (Neal Agarwal)

El programador Neal Agarwal ha utilizado los últimos estudios científicos sobre los efectos de los impactos de los meteoritos para desarrollar un fascinante simulador que muestra qué pasaría exactamente si un asteroide se estrellase contra cualquier punto en la Tierra. Los resultados — algunos de los cuales podéis ver en este artículo, después de usarlo en ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla, Miami o México — son tan fascinantes como aterradores.

Foto: Las fugas son uno de los grandes problemas del hidrógeno verde.(REUTERS)

El simulador utiliza las fórmulas desarrolladas en esos estudios para calcular la energía liberada en el impacto, la bola de fuego generada, la onda de choque sónica, el viento y la fuerza sísmica generada, dependiendo del tamaño del meteorito, su composición, ángulo de impacto y velocidad. El algoritmo desarrollado por Agarwal cruza esos resultados con los datos demográficos de la zona del impacto usando tablas desarrolladas por los servicios de emergencia del gobierno norteamericano como guía. El simulador ofrece entonces un análisis pormenorizado de víctimas mortales y heridos así como daños materiales.

Para realizar este artículo, primero he usado un asteroide típico de unos 100 metros de diámetro — como los que ‘rozan’ la Tierra cada pocos meses — en todas las ciudades. Según el simulador, un impacto de este tipo ocurre una vez cada 4.000 años (que, en la escala geológica, es muy a menudo).

Después, he lanzado uno parecido a Apophis — un asteroide de 370 metros de diámetro que amenazaba con alcanzar nuestro planeta en 2029 — sobre México y Miami. Este tipo de impactos pasan aproximadamente cada 83.000 años pero, en el caso de Apophis, los astrónomos han descartado la predicción inicial de impacto a final de esta década.

Del cielo a Madrid y de Madrid al cielo: el cráter producido por un asteroide de hierro de 100 metros de diámetro.

En ambos casos he usado los parámetros estándar para el ángulo de ataque (45 grados), velocidad (61.000 kilómetros por hora) y material (hierro). Este último sería el más dañino por su dureza.

El asteroide pequeño

El primer asteroide de 100 metros de diámetro lo he lanzado cerca de mi casa, en pleno centro de Madrid, donde 12.573 personas morirían de forma instantánea, vaporizados en el impacto, que generaría un cráter de 2,4 kilómetros de diámetro y medio kilómetro de profundidad. Básicamente, Lavapiés, Huertas, Sol, Cortes y hasta Chueca serían destruidos. Las víctimas vaporizadas parecen poco para una explosión de 64 megatones equivalente a la erupción del volcán Krakatoa a finales del siglo XIX.

placeholder Viento generado por el impacto de un asteroide de 100 metros en el centro de Madrid haría que se desmoronases edificios hasta en Alcorcón.
Viento generado por el impacto de un asteroide de 100 metros en el centro de Madrid haría que se desmoronases edificios hasta en Alcorcón.

Pero la fuerza destructiva de este pequeño asteroide no acabaría ahí. Más de un cuarto de millón de personas morirían instantáneamente por el sonido de 234 decibelios generado por el impacto. En un radio de 7,7 kilómetros, la onda de sonido dañaría los pulmones. Esto no cuenta la gente que moriría atrapada en edificios derrumbados en un radio de 17 kilómetros o de casas destruidas en un radio de 22 kilómetros.

Cráter de un asteroide de 100 metros en Barcelona.

Además, más de un millón de personas morirían por el viento generado en el impacto, con vientos más rápidos que los de un huracán en Júpiter en un radio de cinco kilómetros. Este viento haría que todas las construcciones humanas quedasen completamente arrasadas, sin un muro en pie en un radio de 8,5 kilómetros. Casi todos los árboles caerían en un radio de 25 kilómetros.

placeholder Cráter de un asteroide de 100 metros en San Sebastián.
Cráter de un asteroide de 100 metros en San Sebastián.

Finalmente, este impacto de juguete generaría un pequeño terremoto de magnitud 5,7 que se sentiría a 33 kilómetros de distancia.

placeholder Cráter de un asteroide de 100 metros en Vigo.
Cráter de un asteroide de 100 metros en Vigo.

Los efectos serían los mismos en Barcelona, Bilbao, Sevilla, A Coruña o Cádiz, pero el número de víctimas cambiaría notablemente por la densidad demográfica. En Barcelona, el número de muertes por vaporización sería de 58.074 personas, con 709.863 personas muertas por la onda sónica, y 1,06 millones por el impacto del viento. En Bilbao, el número total de víctimas mortales sería de medio millón. En Sevilla, un impacto en la catedral elevaría las muertes a casi 700.000. En A Coruña acabaría con toda la población de la ciudad y alrededores, con más de 260.000 fallecidos.

Un Apophis en México City y Miami

Las cifras son mucho más elevadas en una ciudad densamente poblada como México, donde hay 6.163 habitantes por metro cuadrado. 47.430 morirían vaporizados en el impacto, con 690.580 muertos por onda sónica y 2,7 millones por el viento generado en la explosión.

placeholder Bola de fuego del impacto de un asteroide de 300 metros en Ciudad de México.
Bola de fuego del impacto de un asteroide de 300 metros en Ciudad de México.

Eso sería el de 100 metros pero, si elevamos el tamaño a uno similar al Apophis, las cifras se disparan. El cráter— de 7,4 kilómetros de diámetro y 537 metros de profundidad — sería el punto y final para casi medio millón de personas, que morirían vaporizadas en una explosión de cinco gigatones. La bola de fuego resultante alcanzaría los 11 kilómetros de diámetro, incinerando a 10,8 millones de personas y causando quemaduras de tercer grado a más de medio millón. 1,25 millones recibirían quemaduras de segundo grado, mientras que la ropa de cualquier persona se incendiaría en un radio de 43 kilómetros. Los árboles comenzarían a arder espontáneamente en un radio de 90 kilómetros.

placeholder Bola de fuego del impacto de un asteroide de 300 metros en Barcelona.
Bola de fuego del impacto de un asteroide de 300 metros en Barcelona.

Los fallecimientos por la onda de sonido de 241 decibelios subirían el total en casi cuatro millones más. Todo el mundo en un radio de 32 kilómetros sufriría daños en los pulmones y sus oídos se romperían en 40 kilómetros a la redonda.

placeholder Bola de fuego del impacto de un asteroide de 300 metros en Miami.
Bola de fuego del impacto de un asteroide de 300 metros en Miami.

Los edificios y casas que quedasen en pie serían totalmente barridos por vientos de 2.309 kilómetros por hora en un radio de 35 kilómetros. El viento se cobraría la vida de 3.607.546 personas.

placeholder La letal onda de sonido del impacto de un asteroide de 300 metros en Málaga.
La letal onda de sonido del impacto de un asteroide de 300 metros en Málaga.

En Miami, las cifras de muertos serían menores, con 127.946 muertos en el impacto, dos millones en la bola de fuego, más de medio millón por la onda sónica y 831.200 por el viento. Estos cálculos no contarían las víctimas del tsunami resultante, que barrería Bahamas y Cuba.

La necesidad de una defensa antiasteroide

Aunque cientos de meteoritos cruzan la órbita terrestre cada año, es poco probable que cualquier persona viva hoy en día vea un impacto directo de un asteroide como el que acabó con los dinosaurios contra la superficie de nuestro planeta. Pero eso no significa que sea imposible. Como tampoco es imposible que veamos un impacto de un asteroide menor. De hecho, estos últimos son los más peligrosos porque no todos están catalogados, ni mucho menos.

El viento generado por el impacto de un asteroide de 300 metros en Sevilla llegaría a la costa gaditana y malagueña, destruyendo bosques, edificios y casas a su paso.

Hace sólo unos meses, el cuatro de julio, el asteroide 2022 NF apareció por sorpresa en el sistema de detección de objetos espaciales cercanos Pan-STARRS. Pasó a 11,41 kilómetros por segundo entre la Tierra y la Luna a sólo un 23% de la distancia que media entre el planeta y nuestro satélite. El hecho de que una roca de entre siete y doce metros de largo se materialice repentinamente en la oscuridad del espacio interplanetario es un buen recordatorio, otro más, de que el universo no tiene piedad y que debemos protegernos contra él.

placeholder El meteorito Chelyabinsk explotó en el espacio aéreo ruso en 2013. (Sandia National Laboratories)
El meteorito Chelyabinsk explotó en el espacio aéreo ruso en 2013. (Sandia National Laboratories)

No fue ni la primera ni la última desagradable sorpresa que recalca la necesidad de invertir en la defensa planetaria para evitar que el universo nos convierta en una piñata cósmica. Hace unos días, los astrónomos volvieron a detectar otro asteroide por casualidad — éste con un diámetro estimado de 1,1 a 2,3 kilómetros — oculto por la luz del sol, uno que podría eventualmente impactar contra nuestro planeta.

placeholder El impacto sobre Madrid de un asteroide de hierro de 1,6 kilómetros de diámetro prendería fuego a gran parte de la Península Ibérica. Sin embargo, los asteroides más temibles son los más pequeños que no tenemos catalogados.
El impacto sobre Madrid de un asteroide de hierro de 1,6 kilómetros de diámetro prendería fuego a gran parte de la Península Ibérica. Sin embargo, los asteroides más temibles son los más pequeños que no tenemos catalogados.

El ejemplo más reciente de encuentro cercano fue el meteorito Chelyabinsk — de unos 19 metros de diámetro — que también nos pilló de sorpresa cuando explotó sin aviso alguno a 29.7 kilómetros sobre la región del mismo nombre en el sur de los Urales, liberando 500 kilotones de energía. La detonación atmosférica causó daños en más de 7.000 edificios e hirió a casi 1.500 personas.

placeholder Ilustración del impacto de DART en Dimorphos.
Ilustración del impacto de DART en Dimorphos.

Estas son las razones por las que el gobierno norteamericano — a instancias del Congreso del país— dedica varios millones de dólares anualmente a mapear los cielos en busca de estos asteroides “pequeños”. Y por eso la NASA realizó la prueba con la nave Dart, para comprobar si — en el caso de detectar uno que suponga un peligro cierto — podamos deflectarlo antes de que destruya total o parcialmente cualquier ciudad de nuestro planeta.

El programador Neal Agarwal ha utilizado los últimos estudios científicos sobre los efectos de los impactos de los meteoritos para desarrollar un fascinante simulador que muestra qué pasaría exactamente si un asteroide se estrellase contra cualquier punto en la Tierra. Los resultados — algunos de los cuales podéis ver en este artículo, después de usarlo en ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla, Miami o México — son tan fascinantes como aterradores.

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